
Una visión panorámica del tema de las ermitas, esos elementos mínimos del patrimonio, al que casi nadie da importancia.
Artículos y comentarios sobre Guadalajara
Una nueva propuesta nace para que podamos conocer mejor, en más profundidad, en mayor extensión, con mayor rigor y ejemplaridad, el románico que puebla nuestra tierra. Un estilo artístico nacido en la Edad Media y que surge en cada pueblo, en cada esquina casi, como un vigía del tiempo ido. Muchos viajeros llegan a Guadalajara con la intención de encontrar y admirar las huellas de un pasado lejano y atractivo, de la Edad Media. Sabiendo que esas huellas están firmes en muchos de sus edificios, en cientos de presencias arquitectónicas, en arcos y muros, en capiteles y cornisas, en perfiles exquisitos. Todo ello constituye el arte románico, expresión de una arquitectura y sus complementos hecha para el culto cristiano. Del gran compendio románico guadalajareño se han hecho ya estudios y se ha procedido a su catalogación y análisis, de formas y significados. Los estudios iniciales de Francisco Layna Serrano se han visto completados posteriormente, a lo largo del siglo XX, por Tomás Nieto Taberné y quizás por quien esto escribe. Un nuevo análisis Pero ahora nos llega un nuevo análisis, que trata de actualizar este conocimiento ya suficientemente acreditado, y que intenta completar, aunar y mostrar de un modo panorámico la realidad románica de Guadalajara. Este trabajo lo ha emprendido, y completado con seguridad y éxito, el joven profesor José Arturo Salgado Pantoja, a quien la Fundación “Santa María la Real” de Aguilar de Campóo le ha editado su trabajo “Todo el románico de Guadalajara” en un volumen de más de trescientas páginas, ampliamente ilustrado, y muy bien concebido y desarrollado. Emprende esta obra una tarea difícil por cuanto pudiera parecer que ya todo estaba dicho en torno a este tema. El autor no sólo ha superado el reto, sino que lo ha mejorado. Porque además del estudio inicial que abriga bajo el título de “Introducción”, dividido en dos partes en que trata “Las tierras de Guadalajara en los siglos del románico” y “Panorama general del románico en Guadalajara”, asume la tarea de catalogar todo vestigio románico que encuentra, añadiendo a la nómina anterior muchas piezas que no se habían considerado inclusas en el estilo, y poniendo sobre la mesa muchísimas piezas hasta ahora no catalogadas o analizadas. Así me parece justo destacar que a los ya conocidos elementos románicos (clásicos unos, como la catedral de Sigüenza, el conjunto de templos de Atienza, las iglesias porticadas de Sauca, Pinilla, Carabias, […]
Hoy me entretengo en rememorar algunos viajes de juventud, hechos hace más de 40 años, por las serranías atencinas. Y valorar, con más serenidad ahora, lo entonces descubierto, que no fueron sino un conjunto de cuevas, de alojamientos en la roca, de curiosas formaciones, que –lo reconozco- primero atribuí a épocas prehistóricas, a los celtíberos de la zona, en torno al cogollo importante de Tiermes, pero que luego, analizando unas y otras cosas por la provincia, y ligando sus significados (Pastrana, Valdearenas, Hita, Jadraque…) llego a la conclusión de que fueron cosas hechas en la Alta Edad Media, en torno al siglo VI cuando los visigodos la poblaban, que tampoco está nada mal, en punto a antigüedad, pero con otro sentido, no guerrero o pervivencial, sino religioso, eremítico puro. Las cuevas de Ujados El territorio de esta parte de la sierra atencina, una ancha franja que cubre los territorios de Ujados, Hijes y Albendiego, tiene formaciones de época triásica que se desarrollan en lastras de poca altura y valles secos. En esas líneas rocosas muy roijizas en su aspecto, y de suave trato con el pico, se fueron excavando cuevas aquí y allá, y hoy las encontramos casi intactas, con su mudo mensaje de siglos muy antiguos. Bajando desde Ujados, la primera que nos encontramos es la Cueva de la Peña Gorda. Presenta dos entradas pero un solo seno, muy amplio, de unos 2 x 3 mts. Con una pequeña oquedad al centro del muro como si fuera una alacena o lugar para guardar una imagen. La Cueva de la Puentecilla es una de las más curiosas, está situada a unos 800 mts al este de la Cueva de la Peña Gorda. Según vemos en el croquis adjunto, tiene una disposición sumamente curiosa e inédita, pues tras la entrada estrecha va presentando habitaciones horizontales al exterior, que se comunican con otros similares más interiores, pero desarrollando una planta en zigzag. El pasillo tiene un metro de ancho, y la altura no supera el metro y medio. Como todas las anteriores, orientada su entrada al sur, a continuación visitamos la Cueva del Tío Grillos, que tiene una breve escalinata de acceso tallada en la roca, ante ella. Muy amplia, alargada, a través de un estrecho pasadizo se llega al último seno, de planta circular, como un cub personalmente en 1972 Ujados, que fueron las que visitlada en la roca, ante ella.a […]