Miedes de Atienza, una catarata de personajes
Estos días aparece un nuevo libro del joven escritor Óscar Ponce Jimeno, quien carga con el trabajo y la responsabilidad de construir una obra que comprenda la historia entera de un pueblo de nuestra Serranía, concretamente de Miedes de Atienza. Un libro meditado, bien estructurado, muy ilustrado, al que pone por subtítulo “Portal que fue de Castilla” haciendo alusión al papel de cruce y clave en los caminos que Miedes ha tenido siempre entre ambas mesetas castellanas.
Tanta importancia tuvo en tiempos pasados la villa de Miedes, que llegó a recibir el encargo administrativo de ser cabeza de Partido Judicial. Fue en época de finales del siglo XIX, cuando algunos de sus vecinos llegaron a tener gran fuerza en las decisiones gubernamentales de la provincia toda.
Miedes ha sido el portal de Castilla desde la Meseta Norte, y uno de los pasos preferidos entre ambas Castillas desde hace muchos siglos. Esa categoría de paso, de puerta, de tránsito, ha configurado su historia. Que ha sido densa, y entre sus méritos cuenta el haber sido Señorío de los Mendoza, de quienes sabemos que tuvieron un Palacio Ducal (aunque se ignore su categoría artística, pues desapareció por completo). Muchos datos llevan a ello, desde la memoria colectiva a los documentos en que se le nombra.
Pero, aparte de ese palacio ducal, en Miedes se fueron levantando, a lo largo de los tres últimos siglos, una serie de palacios y casonas que han llevado hoy a darle un carácter de pueblo monumental, en el que el viajero al pasear sus calles se muestra sorprendido de tal densidad, de tales volúmenes. En sus fachadas hay escudos y leyendas talladas que nos dicen a quienes pertenecieron esas construcciones. Un pueblo de abolengo, sin duda.
Especialmente destacado es el capítulo en que se analiza la posibilidad de existencia de un castillo en Miedes. Para Ponce no hay duda: junto con Miguel Recover Antón ha “peinado” el terreno y llegado a la conclusión de que hubo castillo coronando el pueblo. Todo ello muy lógico, pues se trata de un lugar estratégico por el que ejércitos (como la mesnada del Cid Campeador en su día) y recueros pasaron durante siglos. Un dibujo que acompaña estas líneas da imagen a esa suposición plausible.
Además nos descubre los lugares arqueológicos donde hubo asentamientos neolíticos, donde construyeron sus castros algunas tribus celtíberas, donde los romanos pusieron su calzada y aún donde hubo pueblos que hay han quedado vacíos pero que perduraron en documentos y memorias durante siglos. Esa densidad de habitación en el transcurso del tiempo es lo que confiere a Miedes su carácter de espacio amable y cargado de significados. Entre ellos, y con mucha razón, el de haber sido lugar de densidad molinera, aprovechando sus regatos y arroyos que de la Sierra Pela van naciendo.
Como villa densa en acontecimientos, muchas anécdotas en relación con la Mesta y con la Inquisición han nacido entre sus límites. Y todas ellas protagonizadas por gentes que, desde una perspectiva anónima, o desde la fortaleza social de grupos familiares densos y poderosos, han dejado su impronta.
Son muchas las familias nombradas, pero de las más destacadas están las de los Beladíez (cuyas últimas ramificaciones llegan a Guadalajara capital, habiendo empezado en Atienza, y encontrando entre sus muchos sujetos a don Roque Beladíez, que fue mediado el siglo XIX Administrador Principal de las Rentas Provinciales, una especie de Delegado de Hacienda), las de los Trujillo, que llegaron a contar con un obispo de León, las de los médicos Paulino Izquierdo y Jorge de la Guardia, médico artista y muy amigo del Conde de Romanones, a quien trajo a cazar alguna vez por estos lares), con anécdotas sin cuento y todavía caserones que les recuerdan, las de los Semolinos, y las de los Catalinas. O los singulares Recacha, que ejaron la iglesia parroquial sembrada de altares, cuadros, dádivas y sepulcros.
Entre los personajes del pueblo destacan, ya más modernos, los médicos dichos (Izquierdo y de la Guardia), los boticarios “Gallegos” (emparentados luego con los Bris de Jadraque), los veterinarios Pedro Gil García y Manuel Gil Madrigal, más la figura de don Eladio Mozas Santamera (1837-1897), fundador de una Orden religiosa, la Congregación de las Hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad), y la de Laureano Cerrada, personaje que parece haber salido de una novela, perteneciente al batallón Buenaventura Durruti en la Guerra Civil, y de quien entre otros méritos se cuenta que fue uno de los que intentaron hacerle un atentado a Franco.
El folclore
El autor penetra con clarividencia en el tema del folclore, y analiza al detalle sus fiestas (el carnaval de los ojojós, la romería de Nuestra Señora del Puente, las costumbres modernas…) y además nos entrega datos muy curiosos sobre los modos de actuar de los miedeseños a lo largo de los siglos. Esa costumbre, ahora recuperada con su apoyo, de los ojojós como grupo de personajes tenebrosos muy parecidos a los “diablos” de Luzón, es cuando menos llamativa, y creo que auténtica. Y sobre todo se insiste en mantener viva la Romería a Nuestra Señora del Puente, patrona del pueblo, cuya ermita se alza al sur del término, sobre el vallejo de Pajares, y en un entorno de cueves eremíticas de lo más curioso.
El autor
Óscar Ponce Jimeno (Madrid, 1988) es oriundo de Miedes de Atienza, con lazos familiares en la villa serrana, aunque vive en Guadalajara desde su primera infancia.
Aficionado a la historia y a la investigación arqueológica, ha desarrollado su trabajo en dos ámbitos complementarios: de una parte la bibliografía, y de otra el trabajo de campo. Su primer libro, “Petroglifos en la provincia de Guadalajara”, ya desveló su interés por las huellas grabadas que el más lejano pasado dejó sobre piedras y muros de esta tierra.
En esta ocasión, el autor se muestra como un profundo conocedor de la historia de España, tratando de poner en ella los acontecimientos que se han ido sucediendo, a lo largo de muchos siglos, en la villa de Miedes de Atienza. Y así analiza el mundo prehistórico, las sucesivas culturas romana, visigoda, y árabe, entrando en profundidad al estudio del mundo medieval y moderno. patrimoniales de Miedes.
Aunque sobre Miedes ya se han escrito otros libros, la investigación completa y exhaustiva que ahora ofrece Ponce Jimeno es definitiva. En un voluminoso tomo, cuajado de imágenes, fotografías, retratos y planos, se hace un recorrido por más de veinte siglos de historia.