La Guadalajara entrevista por Mañueco

sábado, 12 diciembre 2015 2 Por Herrera Casado
Juan_Pablo_Mañueco

Juan Pablo Mañueco Martínez, escritor

Desde hace poco más de un año, nuestro paisano Juan Pablo Mañueco está desarrollando una tarea literaria y editorial fuera de las comunes normas. Porque en ese espacio de tiempo, aproximadamente de un año, ha dado a luz nada menos que nueve libros (uno de ellos doble, por lo que en realidad serían diez), lo cual le pone a la cabeza de todos los records habidos y por haber. Libros densos, cuajados de ideas, de visiones y poemas, de historias y evocaciones guadalajareñas, castellanas, hispánicas…

En días en que suelen repasarse los aconteceres del año, y destacar acontecimientos de relieve que tuvieron al 2015 por protagonista, creo que es muy justo señalar la figura de Juan Pablo Mañueco, y su obra literaria, como uno de los referentes de trabajo, dedicación y esfuerzo por una tarea autoimpuesta: la de escribir, relatar y entretener. Un nombre que se perfila idóneo para optar a ese cúmulo de opciones que el nuevo callejero reclama. Porque si de nombres propios se llenaran los rótulos de las calles, los pensadores y escritores debería optar a los mejores puestos. Los políticos honrados también, y los profesores, y los científicos, y los deportistas… y en esas aparece nuestro autor, que sigue escribiendo, y preparando, según él nos cuenta.

Entre esos libros que ha publicado, yo destaco siempre los dedicados a Guadalajara, plenamente identificados con el ser de la ciudad y su tierra en torno. “Guadalajara, te doy mi palabra”, breve y exquisito. “Viaje por Guadalajara”, en el que se entremezcla la poesía con una novela de a pie, un día entero andando y descubriendo la ciudad, con toques mágicos y sugerentes. O al final ese “Donde el Mundo se llama Guadalajara” que es monumental, completo, absorbente …

En un encuentro breve, sentados ambos al calor del sol del mediodía otoñal, frente a San Ginés, le hago unas preguntas que Mañueco responde contenido, porque se le nota que aún diría más, a cada tema, y lo diría con palabras ciertas y meditadas.

Tras estos diez libros en un año ¿en qué trabajas ahora? ¿Quizás una nueva novela?

Sí, está terminada ya, y en estos días ha llegdoa a las librerías. Es la primera novela de una trilogía titulada “La conversión del papa Francisco”. La inicial se llama “La Ciudad de Dios”, y relata el cónclave de 2013, en que resultó electo Jorge Mario Bergoglio.

El título general, “La conversión del papa Francisco”, es bastante ilustrativo de que al lector le esperan emociones fuertes, porque asistirá literalmente a eso: a un proceso de evolución espiritual fortísima, durante el cónclave, mediante el cual quien llega a Roma como simple cardenal de Buenos Aires resulta transformado en papa entregado enteramente al servicio de Cristo y de la Iglesia Católica.

La segunda novela, también concluida, será “La acción del Espíritu”. No habrá que esperar mucho para verla en las librerías.

Sobre la tercera, prefiero no revelar aún nada, aunque adelanto que superará a las dos anteriores en sorpresas y misterios sucedidos en el Vaticano.

Los hechos se nos cuentan desde la perspectiva de un sacerdote español, concretamente de Guadalajara, Pablo Abad Santacruz, que acompañó al papa Francisco durante el cónclave de 2013, como su asistente. Por ello, relata aspectos desconocidos sobre el papa Francisco durante aquellos días.

También me gustaría llamar la atención de nuestros paisanos sobre la figura de Pablo Abad Santacruz, figura poco conocida en Guadalajara, y que sin embargo, es autor de una obra en prosa y verso que me atrevo a calificar de muy notable. Yo, que gozo de su amistad, me arriesgo a calificarle como un místico de nuestro tiempo… Su obra, que se dará a conocer en esta trilogía de novelas, será una sorpresa para nuestros paisanos.

La verdad es que promete, y mucho, este anuncio de Mañueco acerca de la triología de novelas que prepara. La primera está ya en librerías, “La Ciudad de Dios” se titula, y con ella se inicia un apasionante recorrido por el camino espiritual del Papa Francisco.

“Donde el Mundo se llama Guadalajara”, ¿cómo podrías calificarlo? ¿poesía, novela, teatro? Qué porcentaje hay de cada cosa…

Desde que publiqué “Viaje por Guadalajara. ¿Dónde estáis los que solíais?” (2014) fusiono en todos mis libros la novela, la poesía y el teatro.

“Donde el Mundo se llama Guadalajara” es un 75 % poesía (194 poemas, alguno de ellos de muchas páginas de extensión), un 15 por ciento de relato en prosa y un 10 % de obra dramática, que, por cierto, ocurre durante el “Maratón de los Cuentos de Guadalajara”, por lo que mejor integrada con la ciudad actual no puede estar.

Sin duda Mañueco es un viajero empedernido, un permanente admirador (por conocedor profundo) de la tierra de Guadalajara. No hay rincón interesante al que no haya llegado y haya dedicado algún escrito, analizando perfiles y profundidades.

¿Cuál es la comarca que más te gusta de nuestra provincia?

Todas. En el proemio a “Donde el Mundo se llama Guadalajara” defino esta provincia como “un país de países, geográficamente hablando”. Evidente para cualquiera que la conozca. La fama mayor se la lleva la Alcarria, ¿pero es que la Sierra tiene algo que envidiar a la Alcarria en cuanto a belleza o variedad?

Y el Señorío de Molina con el Parque Natural del Alto Tajo, ¿no es uno de los prodigios mayores de la Península Ibérica?

A la Campiña le ocurre lo que a todas las zonas llanas: que no se tiene perspectiva para contemplarla… Véase la Campiña desde uno de los miradores de Trijueque, por ejemplo, y ese asombro de montes cónicos y ondulaciones en cadena del terreno acompañará de por vida al visitante.

Qué te inspiran más ¿los paisajes, o los edificios? ¿sus gentes, o sus historias?

Todo eso también. Cualquier tema es susceptible de pasar a ser literatura, y cualquier sentimiento, pensamiento, reflexión, deseo, amor, anhelo… La literatura es todo lo real y todo lo imaginario capaz de ser concebido por el ser humano. De ahí que yo escriba en el estilo que he bautizado como “realismo simbólico”. Todo lo real, y cuanto es capaz de imaginarse… aunados.

En esta hora de nacionalismos, ¿crees que Castilla realmente tiene necesidad de su reconocimiento como nación?

No. Políticamente, no. Y menos en esta hora de independentismos que perjudican a todos… “Hispania” empezó a ser llamada así en las costas levantinas y catalanas… Hispania, Ispania, Espanna, España es cosa forjada por Cataluña desde el primer momento constitutivo, ya lo situemos en Roma, en los visigodos o en los Reyes Católicos. Que por cierto alcanzaron el poder por necesidad de Aragón/Cataluña, para no ser anexionados por Francia. Pero no quiero extenderme más en esto, por falta de espacio.

Sí le hace falta a Castilla y a España una Castilla fuerte y unida en todos los sentidos. Y desde luego un reconocimiento de la unidad cultural castellana al norte y al sur de la Cordillera Central.

Reconocimiento, no “creación” de su unidad cultural… Castilla ya está unida culturalmente, pese a las divisiones políticas de ahora. Y la literatura medieval castellana, Garcilaso, la Celestina, el Lazarillo, Fray Luis, Cervantes, Quevedo, Lope, Calderón, incluso Bécquer, Machado, Blas de Otero, Unamuno, Gerardo Diego… la seguirán uniendo culturalmente cuando no quede ni rastro de los políticos que la desunieron.

Que rectifiquen, porque, si no, la cultura castellana les arrasará a ellos, antes o después. Los nuevos partidos tienen mucho que decir en ello, y también los viejos, porque quienes erraron fueron sus padres en la política –y a causa de otras circunstancias-, no sus actuales dirigentes.

Castilla es, políticamente, lo mismo que sea el territorio más encumbrado de España. Y, culturalmente, no menos… Todo lo que no sea esto… es injusticia que la clase política perpetra contra Castilla, y que algún día la cultura castellana se encargará de subsanar.

De cara a los regalos de Navidad ¿cuál de tus libros preferirías que se regalaran entres sí los alcarreños y alcarreñas?

Cualquiera de los últimos, “España, mareas de tus tres mares” o “Donde el Mundo se llama Guadalajara”, (ambos poesía/novela/teatro) que considero los mejores que he escrito en mi vida. Aunque como acaba de llegar a las librerías “La Ciudad de Dios”, pues, tendrán para elegir… Que compren uno para ellos, y los otros dos para regalar a familiares y amigos. Y habrán elegido bien.

Lo cierto es que en este venero de intuiciones y evidencias, la palabra de Juan Pablo Mañueco nos llega iluminando la tierra a la que muchos llevamos tiempo admirando y queriendo, pero con esta guía de asombros que él ha fabricado, ya no queda duda de que Guadalajara tiene un mensaje denso que dar, un mensaje que se funde con lo que el corazón estaba entreviendo.

De las muchas composiciones que este último libro “Donde el Mundo se llama Guadalajara” nos ofrece, elijo dos para acabar esta entrevista con su autor, Mañueco. Una primera, frgamentada, dedicada a la iglesia de Santiago:

 

Esta iglesia gótica de Santiago

con elevación de alto arco apuntado

en más abajo del suelo ha enraizado:

raigón de fe en subterráneo lago.

 

Se trata de un templo amplio y espaciado

con crecidas columnas que algún mago

irguió, en búsqueda de Dios y en halago

de vista, en templo oscuro y reservado.

Y otra que nos da una pincelada de Concordia, gigantes y cabezudos. Un aroma de fiesta y alegrías:

 

Por la Concordia he vuelto a ver Gigantes
y otros más diminutos y menudos
mascarones que llaman Cabezudos,
tallados en madera y caminantes.

Algunos son discretos y elegantes
y otros bruscos, dañinos y ceñudos,
provistos de látigo con que, rudos,
hostigan a niños y otros viandantes.
Al fin nos queda el rumor de los versos, la luz derramada entre los árboles, y el deseo de seguir paseando, viviendo y queriendo a esta ciudad tan nuestra.