Patrimonio artístico de Zarzuela de Jadraque
En esta ocasión voy a hacer un repaso exhaustivo de lo que en el aspecto artístico contiene la iglesia parroquial de Zarzuela de Jadraque. El pasado mes de octubre, con ocasión de haberse celebrado en esa villa el VI Día de la Sierra, tuve la suerte de encontrar abierta la puerta de la iglesia, cosa que ya no es nada frecuente en los pueblos serranos y del resto de comarcas. Una vez dentro, me deslumbraron varias cosas. A mencionarlas, estudiarlas y señalar su valor me dedico en las siguientes líneas.
Ya el exterior del templo de Zarzuela de Jadraque, dedicado a San Clemente Romano, es bastante interesante. La iglesia es muy rural y sencilla, fabricada con sillarejo y sin apenas elementos de relieve arquitectónico, aparte de los indispensables de fundamento tectónico: muros, puerta a mediodía, y sobre el hastial de poniente una espadaña maciza con dos vanos para las campanas, todo ello realizado con un simplismo y efectividad que nos remiten de inmediato a las formas románicas, y al siglo XIII aproximadamente como el de su construcción.
Pero quizás lo más llamativo del templo de Zarzuela, al menos en mi opinión, es la situación en que se encuentra, coronando un gran peñasco granítico que visto desde la calle que accede al edificio, y un poco en perspectiva, nos da la sensación de tener peana propia. Estas cosas –lo digo porque lo ví el mismo día que visité esta iglesia- apenas si la importa a la gente. Pero yo insisto en que se vaya con un poco de sensibilidad hacia las formas y las perspectivas para captar la enorme belleza que un templo así tiene. De esa manera no sólo se visita, se circuye, se anota en la memoria, sino que se disfruta. Y en el fondo, ¿qué es la vida sino un intento de pasárselo bien? Yo lo consigo mirando estas viejas iglesias románicas subidas a lo alto de una roca.
La pila bautismal
Tan antigua como la iglesia es la pila bautismal. Suele ocurrir: el elemento mueble más antiguo de los templos de nuestra provincia, y en general de España, es la pila bautismal. Porque se hacía con elemento tan pesado como la piedra del entorno, y porque su uso no suponía un deterioro, por lo que nunca se cambiaba. Así ocurre que antes se ha derribado la iglesia y levantado otra nueva en su lugar, que cambiar de pila.
Esta de Zarzuela de Jadraque, es del momento en que se construyó la iglesia: el siglo XIII, por tanto. Y es curioso que al compararla con otras del entorno, surge la sorpresa de su gran parecido formal con las de diversas iglesias románicas de Atienza, que se conservan, y especialmente con la de San Gil de Atienza, de la que parece una réplica exacta, y sin duda realizada por el mismo artista. Hasta el punto que describirla es hacerlo con las mismas palabras que usé para describir la de Atienza, en mi artículo de Nueva Alcarria de 11 de marzo de 2011: se trata de una pila de 1 metro de alto por 115 de diámetro en la copa. Tiene un pedestal estriado, y está finamente decorada a base de arcos de medio punto separados por gruesas columnas dobles, cobijándose estos arcos bajo una pequeña chambrana que parece estar formada de pequeñas perlas, o de diminutas puntas de diamante, a imitación de las que aparecen en las portadas de los templos. Sobre estos arquitos, va un filete en cuyo borde vuelven a aparecer las puntas talladas de diamante (o dientes de león que otros llaman). Si la de San Gil es ya una pieza de museo, esta de Zarzuela de Jadraque sigue sirviendo para cristianar a pequeños, administrándoles ese sacramento que imprime vida y sentido de comunión con los demás hermanos.
La decoración que nos muestra, tan limpia y expresiva, aunque geométrica, está cargada de mensaje y simbolismo. Se trata de la decoración en zig-zag, llamada de “diente de sierra” o “diente de león”, que como puntas de diamante alineadas van surgiendo en los bordes de puertas, y en las cenefas de las pilas. Aunque se tomó como un signo de fecundidad, lo más certero es aplicarle el significado de agua sagrada, de agua bautismal, “fons vitae” o fluido procedente de la las fuentes del Paraíso, eje de vida espiritual. Incluso en algunas pilas castellanas, como la de Fresneda de la Sierra o Barbadillo de los Herreros, en la cuenca del Duero, hay inscripciones en los bordes de la pila que confirman este sentido.
En definitiva, y junto a estas líneas va la fotografía de esta pila, uno de los dos grandes hallazgos y novedades del patrimonio que aquí presentamos.
El Cristo gótico
El otro es el Cristo: de aplauso es el Cristo de estilo gótico que muestra el altar de la nave de la epístola de la iglesia de Zarzuela. Impresionante y sorprendente, porque no nos esperábamos encontrarlo, nadie hasta ahora lo había señalado ni descrito. Y es una pieza artística que merece un viaje. Es el típico Cristo crucificado en actitud que revela haber sido tallado en el siglo XIV. De madera, fragmentado por los brazos, que fueron tallados aparte y luego desclavados y vueltos a unir al torso. El rostro es de varón barbado y sufriente, y la cabeza de oscuro pelo se ciñe de una corona de espinas: esto es ya un dato que nos lo sitúa en el siglo XIV referido. Podría ser más moderno, pero en ningún caso más antiguo. El cuerpo, en el que se aprecian las costillas. Se cubre desde las caderas a las rodillas con el clásico perizonium o paño de castidad, muy plegado, y prueba de su antigüedad es la longitud del paño, que casi llega a media pierna. Los pies cruzados y clavados con un solo clavo.
Si tuviéramos que decir a qué otro Cristo se parece, nos saldrían mil ejemplos similares. Hay muchos en España, del mismo estilo, de parecidísima disposición. Cercanos a Zarzuela están los de la iglesia de San Miguel Arcángel de Riofrío de Riaza, y el de la ermita de San Saturio en Soria. También en la zona se parecen los de Atienza y su pedanía de Madrigal. Más lejanos, pero muy parecidos, los de la iglesia de San Juan del Mercado de Benavente, y algunos otros de iglesias segovianas. En todo caso, la provincia no tiene más de media docena de cristos como este de Zarzuela. Lo cual ya es un punto a destacar.
El retablo de San Clemente
Aunque en este caso no estamos hablando de nada del otro mundo, el retablo mayor de la iglesia de Zarzuela es en todo caso un elemento patrimonial correcto y hermoso, dentro de su calidad de barroco rural, bastante mediano, y muy bien conservado. De proporciones rechonchas, casi tan ancho como alto, consta de tres cuerpos: el inferior es una predela muy estrecha, con sus casetones decorados por retorcidos adornos florales; el central tiene una calle principal en la que aparece la talla del titular del templo, el pontífice San Clemente romano, el tercer sucesor de San Pedro, detrás de San Lino y San Cleto, y considerado uno de los llamados Padres Apostólicos, rodeado por otros cuatro casetones decorados de forma similar a los inferiores, y el superior, acomodado en su forma semicircular a la bóveda que sobre él se inicia, muestra disposiciones geométricas y una peana central a la que le falta la imagen. Si fue expoliada la iglesia, no lo sabemos, pero sí que actualmente el pequeño retablo barroco está limpio, bien cuidado y resulta armonioso.
El enterramiento de un clérigo
En la pared del norte, frente a la entrada, se ha colocado una gran placa pétrea que en su inicio estaría en el pavimento de la iglesia, pues se trata de una lauda mortuoria hecha para cubrir una sepultura. También nos llevamos una sorpresa con este elemento patrimonial, pues aún no estaba descrito ni estudiado. En la visita a Zarzuela, y en el recorrido por su iglesia, fui acompañado del escritor José Serrano Belinchón, quien me indicó que él sí había estado en este lugar y había visto, anotado y fotografiado esta lauda mortuoria, aunque no se había parado a analizarla desde un aspecto formal. Vaya por tanto la advertencia de que ya no es un descubrimiento, sino una nueva toma de contacto.
A mí me sorprendió y me supuso una alegría encontrar un nuevo monumento funerario que no había sido descrito (porque en 1919 era muy difícil de llegar a Zarzuela) por Ricardo de Orueta Duarte, el gran estudioso de la estatuaria funeraria española, a quien debemos un gran libro titulado “La escultura funeraria española, provincias de Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara”. Pocas se le escaparon, pero esta fue una de ellas.
La lauda mide 3,10 x 1,40 mts. y está tallada en alabastro blando, de tal modo que ha sufrido un tanto las inclemencias de algunos vecinos (no se les puede llamar fieles) que en tiempos pasados golpearon el rostro del clérigo. Muestra a un varón en decúbito supino, revestido de hábitos eclesiásticos, con una gran túnica larga que le cubre desde el cuello y hombros a los pies, de los que solo asoman las puntas calzadas, y va decorada en su frontal con retorcidas y limpias ornamentaciones de cardinas, que también asoman en los bordes de las anchas mangas. Sus manos asoman bajo ellas y sostienen apoyado en el cuerpo un gran libro, de sencilla encuadernación y cierre metálico. El sujeto se cubre con un bonete de alto borde y coronamiento semicircular, que deja ver un poco del pelo que (y esto nos hace suponer que si el escultor fue fiel, el finado no era muy viejo) lo llevaba cortado en melena al estilo del reinado de los Reyes Católicos. El rostro, hierático, no nos deja intuir nada acerca de su personalidad. En todo caso, el escultor, itinerante, aunque quizás con taller en Sigüenza, fue simplemente correcto, no era un gran artista.
Esta estatua fue encargada por el propio clérigo aún en su vida. Y por eso se puso la leyenda que podemos leer en los costados de la figura, pero no se llegó a tallar luego la fecha de su muerte, por lo que solo podemos colegir que fue en el siglo XVI, muy posiblemente en su primer cuarto. Dicha cenefa muestra esas letras de estilo gótico: “Aquí : yase : el honrrado : asans : cligo : cura : q fue dela : yglia : desan : clemente : / del : dho : lugar : el qual fino dias delmes año MV” , que puede desarrollarse en castellano actual como “Aquí yace el honrado A. Sanchez clérigo cura que fue de la iglesia de San Clemente del dicho lugar, el cual finó – días del mes — año 15…”
Una curiosa muestra de la estatuaria funeraria que describimos aquí, junto con el resto de piezas que nos han sorprendido, y que realmente consiguen formar un conjunto que hace obligada una visita a esta iglesia de San Clemente Romano de Zarzuela de Jadraque.
Me ha encantado encontrarme con este escrito en las profundidades de la Red, una pena estropearlo con teorías estúpidas, inventadas. No se en qué se basa para escribir en un blocs que los vecinos de un pueblo han sido tan malvados con su iglesia y sin embargo ha llegado hasta nuestros días en estas condiciones. Que fácil es escribir !!!