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mayo, 2002:

Encuentro con Martín de Vandoma

Andaba yo el sábado pasado andando por la cuesta de delante de la catedral, en Sigüenza, con el frío prometedor que caracteriza a la mañana cuando el sol anda todavía desperezándose por los tejados y entreteniéndose en las azoteas, cuando me encontré con Martín de Vandoma, el escultor de púlpitos y cajoneras catedralicias… bueno: no exactamente con él, sino con su avalista en este mundo, en este tercer milenio, al que ha conseguido saltar desde la tumba gracias a un libro que su autor, Francisco Vaquerizo Moreno, tuvo la gentileza de entregarme en la mano, y permitirme pasear los ojos por su hojas, encontrando la maravilla de una vida reconstituida, de un palpitar humano y humanista que como un aluvión se me vino al pecho.

Una novela histórica

Acaba de presentarse en sociedad la nueva, la más última obra de Francisco Vaquerizo, el sacerdote seguntino que (aunque nacido en Jirueque) anda siempre por calles y huertas de Sigüenza avizorando historias, soñando versos, y escribiendo (con una maestría que para nosotros mismos quisiéramos) de todo un poco. Esta vez ha sido una novela la que ha subido a la estantería de los libros. Una novela de tema histórico, ambientada plenamente en Sigüenza, que es una ciudad que por vieja y digna da para mucho. Una novela que ha titulado “En libertad bajo sospecha” y que tiene por protagonista a un personaje de lo más íntimo y definidor de la ciudad en su mejor momento: Martín de Vandoma, un artista escultor (un artista, en el más amplio sentido de la palabra) que en esta aventura sale de los libros de arte, de los documentos, de los panegíricos evocadores, y se planta vivo entre nosotros. Una obra en la que se mezcla la intriga y el reportaje, lo soñado con lo vivido, la entelequia con el documento… y Vaquerizo, su autor, como sabio oficiante de la ceremonia, consigue desvelar una vida, ponerle el latido al personaje, y entregarnos mucho más cierta la línea del arte catedralicio.

Decenas de personajes

Aunque el protagonista de esta “Libertad bajo sospecha” es sin duda Martín de Vandoma, quien aparece con su nombre y apellido ciertos en la secuencia literaria, son muchos otros los que le acompañan. Surgen en su ambiente, y le secundan en sus peripecias, nombres como el inquisidor Espinosa, el obispo seguntino Pedro Gasca, el magistral Salustiano Piñote… y al socaire de ellos van apareciendo gentes diversas y sorprendentes, como don Estercacio de la Mota Peláez, Francisco de Villaviciosa y Alvaro Lope, que por sus aficiones literarias reciben apodos como “El Petrarca” y “El Fantasías”. Protonotarios y ecónomos, párrocos y regidores, alarifes y feligreses, qué amalgama, tan vívida! Qué sucesión de escenas, que se salen: no exagero si digo que este nuevo libro de Francisco Vaquerizo es de lo mejor que ha escrito (y eso que ha puesto en fabulosos versos su admiración y su pena), pero aquí no sólo reconstruye una época de la ciudad, y una vida, sino que crea ambientes y abre situaciones con total soltura, con emocionante sucesión de temas.

La novela de trama seguntina se va perfilando en torno a las naves, los salones, los altares y las bóvedas de la catedral. Hay un oscuro vaho de templo mayor en la obra, pero en él surgen con brillantez momentos plenos de magia. Se narra y ambienta el año en que Martín de Vandoma recibe el encargo de hacer el púlpito del Evangelio. Y cómo él se plantea, en noches largas sin dormir, en días de actividad febril, la talla en blanco alabastro de cinco estrechas y altas escenas de la Pasión de Cristo. Se nota, además, que el autor de la novela es sacerdote. No puede evitar poner su grano de catequismo cuando describe cómo piensa Vandoma, cómo proyecta, cómo con su mano talla la piedra…

Luego en otro capítulo magistral Vaquerizo nos da referencia del momento en que Vandoma construye y adorna la gran puerta de la Sacristía Nueva, la que poco antes terminara Covarrubias de hacer con su cúpula cuajada de cabezas. Vandoma diseña una puerta de madera en cuyos casetones pondrá las catorce principales vírgenes de la Iglesia Católica primitiva. Un homenaje a la mujer, que Vaquerizo plasma con más fuerza al ir narrando, una a una, detalle a detalle, los elementos iconográficos y el simbolismo de cada una de esas mártires. Además, y así podríamos estar largo rato, en esta novela que es al mismo tiempo documental de certeza, aparece el escultor tallando sus cajonerías de la sacristía, sus ventanales, sus retablos por pueblos de la diócesis (se va a Cetina, a lugares de Zaragoza, de Soria, de Guadalajara…. a Pelegrina, a Atienza…)

No es este lugar para hacer una evidencia narrativa de Martín de Vandoma, aunque el momento quizás lo justificara. Yo mismo escribí, en el ya lejano año de 1979, y en varias páginas del número 6 de la Revista “Wad-al-Hayara”, una rápida pintura de su trayectoria vital y artística, y puse en papeles especializados algunos documentos que hallé en el Archivo Capitular de Sigüenza, en los que se probaba, por una parte, lo sublime de su arte y la consideración que se le tenía, de tal modo que en septiembre de 1554, a la muerte de Nicolás de Durango, fue elegido como maestro mayor de la catedral; y por otra, los problemas económicos y de todo tipo (encontronazos personales con el Cabildo y su Deán apellidado Bravo, quien debía serlo en demasía) que tuvo que padecer Vandoma. Aunque nacido en Sigüenza, su origen era indudablemente flamenco, quizás borgoñón, pero él se consideró siempre un seguntino de médula, y aquí también murió y fue enterrado.

Una secuencia vital que Vaquerizo nos ha entregado (lejos estaba yo de sospecharlo la otra mañana, tempranos grises por la cuesta catedralicia de Sigüenza) en este libro sorprendente y útil, bien escrito y bien pensado: “En libertad bajo sospecha”, un título que emociona antes de abrirlo, y un relato que compensa cualquier tiempo empleado en leerlo. Así da gusto, con paisanos que ocupan su tiempo estudiando, escribiendo, publicando… un país haremos más saludable y benévolo, más educado y futurista, que buena falta nos hace. Porque un libro como este de Francisco Vaquerizo, que mira claramente al pasado, es sin embargo una flecha que se lanza al futuro, porque pide lectores, ofrece pensamientos y alienta emociones. Un buen libro, que se agradece.

Una romería en Monsalud

Para hoy dia 24 de mayo está anunciada la romería anual a la Virgen de Monsalud en Córcoles. Una ocasión en la que los habitantes e hijos del pueblo se encontrarán, en un precioso día de primavera, andando por los caminos que se ahogan de trigales verdes y arboledas ya umbrías. Rumbo a la ruina venerable del viejo monasterio cisterciense.

Podría ser este un cuadro de costumbres, un paradigmático momento de la ruralía en declive, un recuperado destello de la antigua usanza: en cualquier caso, será una ocasión para muchos de entrar en contacto con la Naturaleza, andar, comer en el campo, y saludar viejas amistades.

Y todo en torno a un monumento de los que salen en los libros y los prospectos de animación turística. Uno de esos viejos monasterios medievales de los que tanto se habla y a los que tan poco va la gente. Yo animo a ir a Monsalud, con esta ocasión de la romería, o sin ella. Y animo a que todos se conciencien de lo fundamental que es, en un país ya rico y avanzado como España, a la cabeza de libertades, costumbres y prosperidades, que tiene aún entre sus asignaturas pendientes la de defender como se debe estos ejemplos de la antigüedad más rancia y cordial.

De los viejos edificios religiosos, antiguos castillos, arquitecturas populares, no puede decirse precisamente que se estén defendiendo contra viento y marea. Si este de Monsalud es un monasterio que ha tenido suerte en cuanto que durante los últimos decenios, y con cuentagotas, ha ido recibiendo restauraciones y cuidados, hay otros como Bonaval que no pueden decir lo mismo. Se hunden ellos solos, o los hunden los demás, esa jauría de vándalos que andan por todos lados, ciudades y campos, sin control de nadie, y destrozando o robando lo que les apetece. Bonaval, insisto, es uno de esos lugares que están en la esencia de nuestra historia y nuestra cultura, y que a pesar de repetidos llamamientos de la sociedad civil, de asociaciones, de individuos, no se protege nunca: se están llevando los capiteles cistercienses del monasterio, como lo han hecho hace unas pocas semanas en Labros. Que la perfecta portada románica de su antiguo templo, enclavado en lo alto del pueblo, con impunidad ha visto agredida su secular materia, y se han llevado limpiamente uno de los capiteles más hermosos con que contaba el románico de nuestra tierra. Probablemente un robo “por encargo”, como los que se hacen ahora, con limpieza y nuevas tecnologías, pero que ponen al elemento fuera de España pocas horas después. Y échale un galgo luego.

A Monsalud hay que ir, pues, antes de que empiecen también a llevárselo a trozos, y por las noches. A Monsalud hay que ir sabiendo a lo que se va, conociendo su historia, disfrutando de sus líneas, de sus escorzos, de sus sombras tenues, de sus detalles mudéjares. Una vez más insisto: solo se defiende lo que se ama; solo se ama lo que se conoce. No vale defender “el patrimonio” en líneas generales: hay que saber de qué se habla, y por qué tiene valor Monsalud, o Bonaval, o Labros. Donde, en qué ángulo de su grandeza pétrea, está el brillo de su singularidad.

La historia de Monsalud

No me importa repetir, una vez más, la historia de esta ruina gloriosa. Siempre habrá alguien que la reciba en sus retinas por primera vez. Y alguno que se asombre ante ella. En término de Córcoles, y al borde de la carretera que desde este pueblo lleva a Casasana, nos encontramos con las formidables ruinas del monasterio cisterciense de Monsalud, que aún sorprenden al viajero con su grandiosidad y el poder de evocación de épocas pasadas, en las que este cenobio fue centro de peregrinaciones y de encuentros religiosos. Monsalud fue fundado hacia la mitad del siglo XII, por el rey castellano, y confirmado y aumentado en posesiones cuando en 1167 Juan de Treves, arcediano de Huete, le regaló no solo la aldea de Córcoles, sino importantes heredamientos y beneficios. Alfonso VIII protegió a este monasterio, y en él estuvo, tras la derrota de Alarcos, refugiada la plana mayor de la Orden de Calatrava, reorganizándose para participar en la batalla de las Navas. En el claustro se ven los antiguos enterramientos de dos maestres de la Orden, don Nuño Perez de Quiñones y don Sancho de Fontova.

Los sucesivos reyes de Castilla fueron concediendo privilegios, dádivas y exenciones a los cada vez más numerosos monjes de Monsalud, que en los fines de la Edad Media llegaron a ser más de un centenar bajo el mismo techo. Su primer abad fue Fortún Donato, discípulo directo de San Bernardo, y luego siguieron otros, también de nacionalidad francesa. Hasta el siglo XV, la mayoría de los abades cistercienses de Monsalud fueron franceses o centroeuropeos. Por este camino, común a otros monasterios bernardos en Castilla y Cataluña, adentróse en España una interesante corriente cultural.

Los siglos del Renacimiento vieron relajarse un tanto las costumbres monacales, dejando en abandono y progresiva pobreza a este enclave de antigua y tradicional espiritualidad. Pero en 1539, con la colocación  ‑tras varias alteraciones y violencias‑  de fray Rafael Guerra como abad reformado de Monsalud, este monasterio recobró nueva vida, levantándose nuevas edificaciones (el claustro, la hospedería, etc., son obra del siglo XVI) y llenándose otra vez de riquezas y obras de arte. Tras la Desamortización de 1835, los monjes hubieron de marcharse, sus joyas y obras de arte destruidas o desperdigadas, y el edificio desvalijado y utilizado para cantera de construcciones en Córcoles. Hoy nos ha llegado en ruinas que aún muestran la huella de estilos artísticos de pasadas épocas, y está poco a limpiándose, consolidándose, poniéndose en el valor, al menos, de la limpia contemplación.

El edificio y sus mil detalles

Es elemento principal de su antigua estructura la gran iglesia de estilo románico, ponderada sin límites por cuantos historiadores y conocedores del arte la han visitado. Se remonta su construcción a los comienzos del siglo XIII, cuando ya en toda Europa se había asentado el estilo gótico. La iglesia posee tres naves altísimas, cada una de las cuales se corona, pasado el crucero, con su respectivo ábside semicircular, que en el caso de la capilla mayor está horadado por varias ventanas esbeltísimas del mismo estilo. En el brazo sur del crucero se abría la puerta de entrada al templo desde la huerta monasterial. Aunque hoy está tabicada esta puerta, aún permanece su múltiple teoría de arquivoltas semicirculares, surgiendo de sus correspondientes capiteles de simplísima decoración vegetal. Una puerta, más moderna, da acceso actualmente a la iglesia por los pies de la misma, orientados al oeste. La entrada al templo desde el monasterio, se hacía por el brazo norte del crucero, arribando allí por un pasadizo desde el claustro, que comunicaba también con la sacristía, de más moderna construcción.

El otro enclave de verdadero interés en Monsalud lo constituye el claustro, que aun con ser obra de la segunda mitad del siglo XVI, y por tanto muy afecta de formas clásicas, sobre todo en sus arcadas externas, posee todavía una estructura de decadente gótico en sus techumbres, creando un ambiente muy evocador. 

En el ala oriental del claustro, se conserva en buen estado la que fue Sala Capitular de los monjes de Monsalud. Es de muy similar estructura a las dependencias capitulares de otros monasterios de la misma orden. Dos pilares cilíndricos centrales, rematados en grandes capiteles foliados con cimacios moldurados, sostienen los arcos que dan lugar a su bóveda nervada y fuertemente apuntada. En la pared del fondo, tres ventanales profundamente abocinados. Todo demuestra ser esta Sala Capitular un elemento construido en el siglo XIII, cuando ya la iglesia estaba concluida.

Otros detalles de interés arquitectónico lo constituyen la puerta principal del monasterio, situada a occidente y coronada con el escudo abacial de Monsalud, común a todos los de la Congregación Cisterciense de Castilla. Fue erigida por el abad fray Froilán de Mandiola, en 1584.

La portería del convento, por otra parte, es de construcción aun más moderna, del siglo XVIII. Aun cuando hoy se conserva como edificio aislado (es lo primero que se encuentra el visitante al subir desde la carretera de Córcoles a Casasana) estuvo unida al monasterio por un pasadizo. Sobre una ancha y sencilla puerta neoclásica, la imagen del Creador muestra sus relieves barrocos. A sus lados, los patriarcas de la Orden, San Benito y San Bernardo, hacen escolta con sus báculos. Es también de gran interés la bodega monasterial, que por amplia abertura en el suelo, al norte de los muros del convento, es practicable en su sala principal y sus varias galerías de ella dimanantes, que se abren en estructura radial y ligero descenso, conservando en su costado los grandes vacíos donde irían las tinajas.

Un espacio monumental, sorprendente y aleccionador. Bien vale llegarse hoy, o mañana mismo, hasta Córcoles, y además de vivir en directo una romería alcarreña, pasarse un buen rato contemplando este gozo de las formas y los clamores.

La revista dedicada al Volapük en Guadalajara

La semana pasada se celebró en Guadalajara el primer congreso nacional de Prensa y Periodismo Especializado, que reunió en nuestra ciudad a cientos de periodistas consagrados y muchos estudiantes de la materia. Ponencias, conferencias magistrales y mesas redondas estudiaron desde todos los puntos de vista la materia en trámite: el periodismo especializado, algo que va en aumento cada día.

La presencia de Guadalajara en cuanto a intervenciones en este Congreso quedó reducida a la comunicación que propuse, y que fue seguida con cierto interés por el abarrotado salón del complejo Cultural Príncipe Felipe. Como trata de un tema realmente curioso y muy “nuestro”, no quisiera que quedara perdido en el denso paginamen de las Actas del Congreso que se han publicado también, y lo doy aquí para entretenimiento de mis lectores.

La historia de un idioma universal

A finales del siglo XIX, muy en la línea de lo que el pensamiento universalista del momento proponía, al menos desde las perspectivas de la sociedad occidental europea, comandada por Gran Betaña y Alemania, tuvieron su nacimiento algunos movimientos que propusieron la creación de un idioma universal. El del alemán Schleyer fue el que más ímpetu adquirió.

Como imprescindible introducción al tema, debemos recordar aquí que fue el sacerdote católico alemán Johann Martín Schleyer (1831-1912) quien se alzó con el mérito de ser el creador del primer intento de idioma universal. Se dice que lo concibió o maduró en un sueño, en el que Dios se le apareció, tratando de explicarle la forma de resolver una serie de problemas que él había vivido entre sus parroquianos, algunos de ellos emigrados a América.

En 1879 publicó su primer artículo sobre el tema. En 1880 se deba por creado el lenguaje, constituyéndose enseguida una Academia Internacional de Volapük, y celebrándose Congresos Internacionales para ir dando forma al invento. Todos ellos tuvieron lugar en Alemania, el primero en 1884, el segundo 1887 (todos ellos desarrollados, sin embargo, en idioma alemán) y el tercero en 1889, que se decidió desarrollar plenamente en Volapük. Curiosamente, ese fue el término del asunto, porque a partir de ahí comenzó a declinar el universal entusiasmo por este idioma.

Ocurrió también que en el segundo Congreso se postuló para presidente de la Academia, y ganó la presidencia, un francés, Auguste Kerckhoffs, quien propuso una serie de reformas, lo cual sentó muy mal a Schleyer, y se fraccionó la Academia.  Al final de siglo, el Volapük ya no existía. En el momento de su mayor gloria, la década de 1880 a 1890, llegó a haber 283 clubes de Volapük en todo el mundo, especialmente en el occidental, con 316 libros de texto para aprender su gramática, y se publicaron hasta 35 revistas periódicas exclusivamente dedicadas a este idioma internacional. Tras el fin de su efervescencia natal, se siguió manteniendo por algunos eruditos y entusiastas. En 1931, el holandés Arie de Jongs intentó revitalizarlo y renovarlo. Se siguieron publicando revistas, que duraron hasta 1961. Y en 1980, con motivo del Centenario de su creación, el lingüista Bernard Golden trató de reimplantarlo, obviamente sin resultados, pues ni siquiera el heredero el Volapük, el Esperanto, ha conseguido nunca implantarse de forma clara en el mundo. Hoy todavía existen dos docenas de estudiosos y entusiastas que mantienen en Internet sus páginas con las gramáticas completas del idioma, amplios diccionarios y hasta la traducción del Nuevo Testamento completo en Volapük.

Entre las múltiples revistas especializadas y monográficas sobre el Volapük, queremos destacar en esta comunicación la existencia de una de ellas en Guadalajara, expresión de un club y del trabajo de un grupo de entusiastas y hombres cultos que se convirtieron, hacia 1888-90 en abanderados en la Alcarria de esta salida universalista. El principal promotor de la idea fue el farmacéutico y profesor de idiomas del Instituto de Enseñanza Media de Guadalajara, don Francisco Fernández Iparraguirre, quien en unión del sacerdote de Taracena don Francisco Calvo y Garrido y otros profesores y profesionales, mantuvieron en Guadalajara un núcleo muy activo, con reuniones, clases, publicación de libros y revistas, etc. Es curioso constatar que el declive, muy rápido, casi brusco, del Volapük en el mundo, coincidió con la desaparición de estos dos personajes. Calvo Garrido murió en 1888, a los 42 años de edad, y Fernández Iparraguirre, al año siguiente, 1889, contando solamente con 37 años. Ellos dieron vida a esta experiencia en la Alcarria. Calvo poniendo dinero y entusiasmo (él financió los libros, las gramáticas, el club y la Revista) y otro dedicándose meses, y años, al invento, cediendo la rebotica de su Farmacia (que estaba en el número 4 de la plaza de Santo Domingo) para dar clases y charlas sobre el tema.

El Volapük en Guadalajara

De los diversos elementos que constituyen esta referencia al Volapük en Guadalajara, debo mencionar fundamentalmente tres cosas. Los libros escritos por Fernández Iparraguirre. La Revista divulgativa. Y el club o Ateneo a ello dedicado.

1. La Gramática para aprender el Volapük. Resumen de las lecciones dadas en el Círculo Filológico Matritense, alcanzó dos ediciones. Ambas en la imprenta de la Viuda e Hija de Fuentenebro, calle Bordadores 10. En 1885 y 1886. Tenía 48 páginas. Pocos meses después escribió y publicó el Diccionario Volapük-Español, que alcanzó enseguida un gran éxito. En sus publicaciones, Fernández Iparraguirre explicaba con casi pueril entusiasmo los beneficios que para la Humanidad iba a reportar este idioma: el Volapük: tal es el nombre con que ha sido bautizada la lengua universal, inventada hace algunos años en Suiza (sic) por el eminente filólogo Mr. Schleyer; éste ha formado un idioma universal tan sencillo que en algunas horas puede aprenderse su gramática y en muy pocos meses su diccionario?. Y añadía: El propósito del inventor ha sido dar al comercio un medio que facilite sus comunicaciones en todos los países; mas dado el entusiasmo con que el invento ha sido recibido no será extraño que bien pronto los hombres de ciencia traten de utilizarlo para la traducción de las diversas obras que en las distintas naciones ven la luz.

En el libro de Iparraguirre, figura una introducción que puede ser muy significativa a la hora de valorar la obra y su autor. En el Resumen de las cinco lecciones de Volapük que nuestro paisano dio en el Círculo Filológico Matritense en diciembre de 1885, la primera lección es quizás la más ilustrativa. Comienza con la pronunciación, y dice que el alfabeto del Volapük comprende ocho vocales. A continuación aparecen los 31 principios fundamentales del Volapük en castellano, algunos de los cuales decían así textualmente: 1‑Para una Humanidad, una Lengua. 6 ‑ En todas partes, caracteres latinos. 7 ‑ Ninguna letra muda o superflua. 9 ‑ Ninguna excepción en las reglas. 13 ‑ Nada de verbos irregulares. 17 ‑ Todo lo bueno, bello, breve, sencillo, libre y lógico de todas las lenguas, utilizado. 24 ‑ Signo de plural único, la s. 30 ‑ El acento, sobre la sílaba final de cada palabra. 31  ‑Una Academia Internacional de la Lengua, un Congreso Volapükista y un Senado Nacional.

Las restantes lecciones, de la segunda a la quinta, son una auténtica gramática: sencillamente explicada, pues el idioma no encerraba ninguna dificultad especial en cuanto a su estructura, y todo ello expuesto con brevedad (sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, etc.). Al final de cada lección, un pequeñísimo vocabulario, y una práctica.

Al dar fin a su libro y suponiendo que el que lo hubiera leído con un mínimo de atención estaría ya en los secretos de la Lengua Universal, Fernández Iparraguirre creyó oportuno colocar unos cuantos Rimapets o pareados, compuestos por un tal Jleyer, J.M., para entrenamiento de los alumnos, y que, sin el doctor F. Iparraguirre confesarlo claramente, intentaban elevar al Volapük desde un principio a la categoría de idioma poético, a la par que eminentemente científico y comercial, que era para lo que fundamentalmente se había creado. Este era uno de los rimapets:

Begin  / Vo, begin valik  / binom fikulik

Begin significa principio. Vo, verdaderamente. Valik, todo. Binom era la tercera persona del presente de indicativo del verbo binoem, que significaba ser. Y fikul se traducía por dificultad, con lo cual,  fikulik resultaba su adjetivo calificativo al añadirle la sílaba ik. Por todo lo cual, podría traducirse el tal Rimapak de esta forma:

Verdaderamente, al principio todo es difícil.

2. La Revista Volapük. Fundada en 1887 por Francisco Fernández Iparraguirre, su encabezamiento era el siguiente: «Volapük. Gased bevunetik,  literatik é golodik. 1887. Balul (Enero) ‑ núm. 1 ‑ DiIekel: Dl. D. Francisco Fernández Iparraguirre, lodol. Plaza de Santo Domingo, 4,  in Guadalajara. Pübel: don Francisco Calvo y Garrido, lodol, calle de Luchana, 13, in Madrid. Guadalajara 1887.‑Imprenta y Encuadernación provincial». Era de periodicidad mensual, y estuvo apareciendo sin interrupción desde su fundación hasta noviembre de 1890, poco después del momento del fallecimiento de Fernández. Es esta una revista que merecerá un estudio detenido. Aquí solo damos noticia de ella, y encarecemos su revisión a fondo. Afortunadamente se conserva, casi al completo, en la Biblioteca Pública Provincial de Guadalajara, sección de publicaciones locales.

En cuanto a Francisco Calvo y Garrido, decir que este señor, presbítero, natural de Taracena y residente en Madrid, fue quien sostuvo con su dinero, la empresa de artificio y color de Volapük. Calvo y Garrido fue quien pagó la edición de la Gramática y el Diccionario, sin obtener ni una sola peseta de beneficio. Y además, llevado de su entusiasmo, costeó igualmente la revista. Don Francisco Calvo y Garrido murió en Madrid el 5 de enero de 1888, a los 42 años.

3. El Club o Centro Volapükista Español, fue también creación de Fernández Iparraguirre. En la Guadalajara de fines del siglo XIX, pequeña pero con un importante núcleo de intelectuales de marcado corte progresista y liberal, surgió el Ateneo Escolar, que tiene muchos elementos para despertar nuestra admiración. Se dedicaba al esparcimiento de los socios sin olvidar los actos culturales. Este Ateneo Escolar, que en un principio se subtitulaba «de Guadalajara» más tarde adoptó el apellido de «Caracense», porque sus promotores se empeñaron en la idea de que Guadalajara era la antigua Caraca de los romanos y no la Arriaca hoy comúnmente admitida. Esta denominación se usó desde el año 1881, pues la revista que el Ateneo Escolar publicaba, así se titulaba. Esta revista era de un interés notable. Tenía la extraña costumbre de cambiar cada año de nombre. Así, en 1882 abrevia el encabezamiento. Y se dice «El Ateneo Caracense» a secas. En ella se publicaban las crónicas de las conferencias que se celebraban en la Sociedad y artículos científicos y literarios redactados por los socios. En el año de 1882 se reprodujo un plano presumible de la antigua fortificación de Guadalajara. Así continuó llamándose hasta 1886. Por entonces se publicaba en la revista un interesante folleto de don José Julio de la Fuente: «Enseñanzas que existieron en Guadalajara». Y es en este año de 1886, después de dar sus lecciones en el Círculo Filológico Matritense, cuando aparece en la Revista del Ateneo Caracense el primer artículo sobre Volapük por don Francisco Fernández Iparraguirre quien, junto con el señor Ugarte, eligieron la sociedad para que sirviera de club y centro de propaganda del Volapük. El señor Ugarte, eminente filólogo y profesor de idiomas, ya le había propagado en Pamplona.

La savia del Dr. F. Iparraguirre se dejó sentir muy pronto, y así, en junio de 1887, la Revista pasó a titularse «Ateneo Caracense y Centro Volapükista Español”.  En el Ateneo, que entonces se instaló en unas habitaciones del antiguo Convento de la Piedad, se daban lecciones y conferencias; y en la trastienda de la farmacia del señor F. Iparraguirre se despachaba la correspondencia con el extranjero o se hacían las traducciones que luego se insertaban en la revista.

Un apunte de evocación y nostalgia, de lo que era Guadalajara a finales del siglo XIX, cuajada de  hombres con ideas e ilusiones en un futuro que ha demostrado ser más crudo del que pintaban.

Heras de Ayuso, en el camino de Navarra

Cuando hace unos meses tuvimos en la mano el libro que nos ofrece, ahora completos, los escudos heráldicos de los pueblos de Guadalajara, nos llamó muy especialmente la atención el de la localidad de Heras de Ayuso. Se trata de un escudo en el que aparece una barca sobre una superficie de agua, y en ella de pie un personaje con pintas de palestino antiguo… En principio era sorprendente esta imagen, puesto que en principio, en Heras de Ayuso, en plena Alcarria, ni hay mar ni hay palestinos… la cosa, sin embargo, se aclara al leer la explicación que los autores dan al escudo de Heras: trátase de San Juan, patrono de la localidad, que anda de viaje por el río Henares, sobre la gran barcaza que llamaron en sus tiempos “de Maluque” y que servía para cruzar el río Henares, que allí es de cómodo paso, aunque, por si las moscas, era atada con maromas a sus dos orillas, para que la corriente no se la llevase, en un golpe de mala suerte o timonel despistado.

Heras de Ayuso está en un camino que fue transitado desde hace muchos siglos por todos los viajeros que desde Madrid se dirigían a Zaragoza, ( y a Navarra, y al Pirineo…) No podía ser lugar apartado y sin importancia, cuando los Mendoza todopoderosos la pusieron como lugar preferido entre sus posesiones y señoríos. Aunque fue siempre lugar del señorío y mantenido bajo el Fuero de Hita, llegó a tener una importancia estratégica que hoy no es evidente por las nuevas formas de comunicaciones existentes.

Pero bastará dar una pincelada del recorrido que los viajeros llevaban desde el valle del Henares (Alcalá y Guadalajara) al del Jalón, para comprender que el camino de Aragón, el eje principal entre la meseta castellana inferior y el valle del Ebro, fue otro muy distinto al de hoy, y quizás algo diferente del que hasta ahora se había pensado.

En el próximo Congreso de Caminería Hispánica que se va a celebrar el próximo mes de junio, en L’Aquila (Italia) y Madrid, se expondrán cientos de comunicaciones sobre los caminos tradicionales, antiguos y modernos, en nuestra patria. Ya habló sobre las circunstancias del camino de Aragón a su paso por Guadalajara el gran investigador de nuestra historia don Manuel Criado de Val: y dio en su día la importancia que merece al eje formado por Heras, Sopetrán e Hita, como espacio en el que se han fundido civilizaciones, y se han encontrado elementos claves de la evolución de Castilla. Más recientemente, Jesús Carrasco Vázquez ha publicado en “Wad-al-hayara” un interesante artículo sobre Heras de Ayuso, en el que insiste en la importancia de este lugar, hoy mínimo y sin apenas interés monumental, como eje en el camino de Navarra.

Los viajeros que salían de Toledo y alcanzaban Alcalá, seguían junto al Henares, dejando siempre a la derecha, y en el alto, a la Guadalajara de origen árabe. El camino iba hasta Fontanar, y pasaba junto a la Ermita de la Virgen de la Granja (término de Yunquera), siguiendo aún una legua junto al río hasta llegar a “la barca de Maluque”. Allí estaba la almadía o barcaza que se encargaba de pasar a la gente, caballerías, carros y mercancías de un lugar a otro. Esta barca era propiedad de los Mendoza, el derecho de tenerla y explotarla. Pero ellos la daban en arriendo anual a quien mejor pagaba por ella. Así, sabemos que todavía en 1750 la tenía arrendada don Diego Calderón, rico vecino de Guadalajara, quien pagaba a los Mendoza 8.500 reales anuales por su explotación, y luego él cobraba 8 reales por cada coche pasado, 4 reales por calesa, y 2 cuartos por persona y/o caballería. En épocas de lluvias, y en invierno, el precio era más alto. Antonio Ponz, en su “Viaje por España” comenta esta barca, y lo abusivo de sus precios. Pero…. era la única posibilidad de atravesar el Henares y poder seguir el viaje de Madrid a Zaragoza con rapidez. Años después, mediado el siglo XIX, se construyó un puente muy recio, que aún hoy existe, en el camino de Humanes a Torre del Burgo, atravesando el río en lugar profundo y estrecho, bajo la presencia monumental de la Muela de Alarilla. Eso supuso que la “barca de Maluque” quedara sin utilidad, y desapareciera.

El término de Maluque, donde los Salesianos tienen un internado, existe todavía, pero hoy es término de Mohernando. Antiguamente, siempre perteneció a Heras. El camino, -a lo que íbamos- subía desde el río a Heras, atravesando “el bosque” que era una de las propiedad más exquisitas y codiciadas de los Mendoza, desde la Edad Media. En ese “bosque” existió un palacio que no hace muchos años fue derribado. Y en ese lugar se instalaron a descansar y dormir, en algunas ocasiones de viaje transibérico, los reyes de Castilla: los Católicos Isabel y Fernando, el Emperador Carlos, etc. Allí cazaban los Mendoza, y allí controlaban con sus informadores y mensajeros todo lo que cruzaba la península: el camino subía levemente y llegaba a Sopetrán, el monasterio de los benedictinos, que también existe desde hace siglos y siglos…. luego seguía la ruta bajo Hita, ascendía por Padilla a Casa de San Galindo y Miralrío, bajaba a Jadraque, y continuaba por Bujalaro y Mandayona hasta Sigüenza, donde conectaba de nuevo con el Henares y ascendía la fría pero fácil Sierra Ministra hasta dar en Medinaceli con el Jalón.

Heras de Ayuso, que se encuentra estratégicamente situado entre el río Badiel, que pasa junto a su caserío, y el río Henares, que lo tiene a media legua a poniente, ha tenido, por tanto, un importante peso en la historia de nuestra tierra. Ese sentido “caminero” del pueblo le ha supuesto que durante siglos muchos caminantes, trashumantes, monarcas, peregrinos, y ejércitos completos, hayan pasado por su calle principal. Como lugar que dependía totalmente, en lo religioso, de Sopetrán monasterio, nunca tuvo un edificio parroquial de nota: su sencilla iglesia, arreglada sucesivamente, apenas ofrece detalle artístico. Su caserío, también simple y sin carácter, estuvo mediatizado por la gran potencialidad mendocina, que en su “palacio de Heras”, centrando el bosque donde pasaban sus jornadas cinegéticas, daban cobijo a los viajeros de importancia. Hasta no hace muchos años, podían verse restos del edificio medieval y renacentista, con algunos escudos y adornos que han desaparecido totalmente. En ese lugar, en ese camino que sube desde Maluque en el Henares hasta Sopetrán y sigue a Hita, han ocurrido hechos singulares de nuestra historia. Uno de ellos, muy arropado en el contexto “mozárabe” de la zona y del reino de Toledo, fue la aparición de la Virgen María sobre una higuera al capitán de los árabes toledanos Ali-Maimon, hijo del rey taifa de Toledo. Él traía por ese “camino real” una cadena de cristianos presos, custodiada por un contingente de tropas islámicas. Y allá mismo se apareció la Virgen, sobre el camino, y el moro se convirtió (dice la leyenda) y tomó el nombre de Petrán.

En ese lugar se puso luego el monasterio de los monjes agustinos, más tarde benedictinos, de Sopetrán, y en su interior existían las cuevas más amplias e impenetrables que uno puede imaginar, las que están realmente “bajo la piedra”, bajo una inmensa roca aplanada y horizontal que cobija un espacio en el que puede cobijarse todo un ejército…. hoy es parte de una Casa Rural que en Torre del Burgo se ofrece.

En cualquier caso, y partiendo de la sorpresa que nos supuso ver un escudo municipal con agua, barca y palestino, hemos llegado a la conclusión de que la Alcarria ha sido durante siglos un lugar de paso y de caminos. Ese es su nombre, el significado auténtico de su nombre: el camino pedregoso, el vial por donde pasan las vidas de las gentes, de acá para allá, soñando y calculando,  como pasamos nosotros, viajeros siempre por esta Alcarria que no para de darnos sorpresas.

Periodistas en Congreso

Para la próxima semana está anunciada la celebración en Guadalajara del primer Congreso de Prensa y Periodismo Especializado. Entre los días 8 y 10 de mayo la ciudad servirá de punto de encuentro de numerosos profesionales de los más diversos medios de comunicación, que darán a conocer sus investigaciones, sus puntos de vista, sus perspectivas de futuro, en torno a un tema que cada día tiene más ancha base y más amplitud de expansión, la “Prensa Especializada”.

En rueda de prensa celebrada el pasado día 19, Carlos Sanz Establés y Juan José Fernández Sanz, ambos molineses y verdaderos punteros en el tema de la prensa alcarreña y nacional, nos dieron a conocer las perspectivas de este Congreso, que será el primero de una serie de ellos que quieren institucionalizarse cada dos años, y que posiblemente escojan la ciudad de Guadalajara como sede permanente: una muestra más de esa fuerza que late pidiendo que nuestra ciudad se vaya preparando como sede de Congresos, dada su cercanía a Madrid, y sus extraordinarias perspectivas de comunicaciones y desarrollo.

En este Primer Congreso de Prensa y Periodismo especializado se van a tener en cuenta las diversas formas en que hoy se ejerce la comunicación “no general”: y así surgirán comunicaciones y estudios sobre temas como la mujer, el arte, la información religiosa, Internet, la economía, etc. Se articulará el Congreso en torno a diversas sesiones de Ponencias y lectura de comunicaciones, con dos muy interesantes mesas redondas, que tendrán por temática, el miércoles día 8, a las 6 de la tarde, “El Periodismo de Investigación ¿develación de escándalos o saneamiento de la vida pública?” y el jueves 9, a la misma hora, “Periodismo y divulgación científica”. Al igual que las ponencias y comunicaciones, estas mesas redondas tendrán lugar en el Salón de Actos del Centro Cultural “Príncipe Felipe” del Paseo de las Cruces, con entrada libre para cuantos estén interesados en los respectivos temas.

La clausura del Congreso será el viernes 10 de mayo, con una Conferencia a cargo de Javier Echeverría, de la Universidad del País Vasco, sobre “Medios de comunicación y de acción en el espacio electrónico”.

Diversas instituciones han puesto su apoyo a este Congreso. Principiando por el Ayuntamiento de Guadalajara, a cuyo cargo correrá la edición y entrega del Libro de Actas conteniendo más de 600 páginas de interesantísima información, hasta la Diputación, Junta de Comunidades, IBERCAJA y Asociación de la Prensa de Guadalajara, que es la que realmente ha corrido con la organización del Encuentro.

Periodismo Especializado en Guadalajara

Uno de los barrios de nuestra ciudad, el de la Urbanización “La  Chopera”, lleva en sus calles los nombres de ilustres periodistas: desde Federico López, fundador del “Flores y Abejas” en el último cuarto del siglo XIX, hasta el de Salvador Embid Villaverde, director y presidente de este semanario Nueva Alcarria, no hace mucho fallecido. Otros nombres ilustres, entre los que no podemos olvidar a Luis Cordavias, o a José de Juan-García, sirven para recordarnos que con su trabajo diario de informadores, de comentaristas, de creadores de opinión, en suma, Guadalajara pudo crecer y ser lo que hoy es. Por la palabra y la letra de los periodistas, las sociedades cambian. Y no sólo por las de los que ya murieron: entre los vivos hay plumas tan bien cortadas como las de Salvador Toquero, Luis Monje Ciruelo, o Pedro Aguilar, permanentes testigos en las páginas de nuestros periódicos provinciales de hoy, y nombres como los de Antonio Pérez Henares y algunos otros que son ejemplo de lo que un periodista bien armado debe hacer.

La Prensa especializada en Guadalajara es más bien escasa. Si la general abunda, quizás en demasía (y no voy a dar nombres, pues desde uno de ellos escribo) la especializada se puede contar con los dedos de una mano. Son dos fundamentalmente las publicaciones, ya veteranas, muy consideradas en toda España, que se erigen como capitales de la prensa especializada en nuestra tierra: las Revistas “Wad-al-Hayara” y los “Cuadernos de Etnología de Guadalajara”. Con decenas de números en su haber, centenares de artículos acumulados, miles de páginas tratando asuntos de historia, de arte, de costumbres, de bibliografía y arqueología…. se han ganado a pulso ese importante puesto en que están colocadas. Otras del estilo, como los “Anales Seguntinos” que también llevan muchos años apareciendo y ofreciendo artículos y noticias relativas a Sigüenza, son destacables. Y en un ámbito quizás más modesto, pero cumpliendo a la perfección su misión de informar sobre parcelas concretas y especializadas, están títulos que aunque suenan poco, son esperados con verdadera impaciencia por quienes disfrutan con sus temas específicos: “Gastronomía Seguntina” es una de ellas; “Libros Uno por Uno”, dedicada a los libros de Guadalajara, es otra. “Ábside”, centrada en la divulgación de la historia y el arte de la catedral de Sigüenza, es otra. Y así muchas más, especialmente dedicadas a divulgar las actividades y noticias de Asociaciones culturales, deportivas, de caza, etc, o de pueblos y comunidades….

Para este periodismo especializado, que en Guadalajara es minoritario, nunca hay ayudas, y apenas se encuentran lectores. Su función, sin embargo, es importantísima. Porque la prensa general, la del “día a día”, la de la noticia urgente, la rueda de prensa, la carta al director, o la publicidad continua, olvida entrar en detalle en muchos temas que sí importan, y sí son claves para el desarrollo de nuestra tierra. Así pues, la celebración en nuestra ciudad de un Congreso tan relevante, al que acudirán profesores de las facultades de Comunicación de toda España, periodistas renombrados, directores de Cadenas de Televisión, de empresas mediáticas de Internet, de conocidas revistas de moda, del corazón y científicas… supondrá un apoyo a esa pequeña y minoritaria prensa local, que trabaja en su parcela sin importarle mucho la ayuda o el aplauso, sino con la convicción de estar realizando una tarea imprescindible. Nuestro aplauso para ella.

Y nuestro recuerdo a esos maestros del periodismo provincial, que antes he mencionado, y que hubieran disfrutado tanto al vivir, como lo vamos a hacer nosotros en los próximos días, unas jornadas en las que Guadalajara será centro del Periodismo Especializado de España.