De esos libros que pasan como una estrella fugaz por el firmamento, pero mientras lo lees quedas deslumbrado, es este “Viaje al Señorío de Molina” que escribió Ignacio Sanz en 1992, y con el que ganó el 2º premio “Isabel Corral” para libros de viajes instituido por la Editorial “Tierra de Fuego” de Madrid, que por esa época era un referente de la literatura itinerante española.
Aunque no llegamos a conocer a este Ignacio Sanz, que tuvo a bien darse muy largas caminatas por los caminos del Señorío molinés, sí que podemos decir que dejó un claro retrato de esta tierra en los años finales del siglo XX, cuando ya había sido mordida, -duramente- por el perro de la emigración, y empezaba a tener el tono de olvido y sonoros vacíos del que hoy ya goza, sin traba.
La obra tiene 142 páginas, y está construida en papel sobre un esqueleto de 12,5 x 20 cms., con un solo mapa que refiere los lugares visitados, y entre los que destaca el Barranco de la Hoz, la Laguna de Taravilla, Checa y Chequilla, los grandes pueblos de la Sesma del Campo (Torrubia, Hinojosa, Milmarcos….) y los del Pedregal (Setiles, Alustante, Tordesilos y el Pobo.
Al final, Sanz nos ofrece un curioso vocabulario de la migaña, el lenguaje secreto de los esquiladores de Fuentelsaz y Milmarcos, así como el texto (un fragmento, más bien) del autor de “La Soldadesca” de Hinojosa. Un libro tierno, entretenido y revelador.