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Santa Teresa en Pastrana

Este año se cumplen los quinientos del nacimiento de Teresa de Ahumada, Santa Teresa, sin más. Una mujer de personalidad muy fuerte, de avanzada mentalidad, que ha terminado siendo nombrada “Doctora de la Iglesia” por su biografía plena de novedades, de doctrina y de actitudes nuevas, pilares de la Iglesia Católica. Cumbre de la mística y de la literatura española, patrona, al fin, de los escritores y escritoras de España. Nacida en Avila, un 28 de marzo de 1515 y fallecida en Alba de Tormes un 4 de octubre de 1582. Teresa de Jesús, como se nombró ya en religión, debe ser considerada como uno de los personajes más característicos y definidores de la historia de Pastrana, pues en esta villa dio vida a dos de sus más queridas fundaciones, y avanzó muchos pasos en la visión que tenía de la misión carmelitana en el mundo en el que le tocó vivir. Con apenas 19 años, y en contra de la voluntad de su padre, ingresó en el convento de la Encarnación de Avila como monja de la Orden Carmelitana, fraguando ya desde entonces, gracias a su inteligencia fuera de lo común, y su personalidad singular y dinámica, la Reforma de la Orden del Carmelo que a lo largo del siglo XVI español llevaría a cabo de múltiples maneras. Una de ellas fue la de fundar conventos conforme a la Regla renovada que ella sembró por toda Castilla, Andalucía y buena parte de España. Tanto en su Avila natal, como en Madrid, Salamanca, Valladolid, Guadalajara misma, y, por supuesto, Pastrana, lugares todos ellos centros de la espiritualidad renacentista castellana, y en buena parte regidos o controlados por los Mendoza que apoyaron siempre la reforma teresiana. Otra manera de alentar el nuevo espíritu fue la escritura. Santa Teresa de Jesús escribió y vio publicados numerosos libros de espiritualidad en los que plasmó toda su teoría del misticismo: Las Moradas como teórico y literario; el Libro de las Fundaciones como histórico, y el Libro de su Vida como autobiográfico, son los elementos fundamentales, sin olvidar el Camino de perfección, en todos los cuales puso su maravilloso estilo que la ha llevado modernamente a ser declarada Doctora de la Iglesia y patrona celestial de los escritores. En Pastrana, Teresa de Jesús acudió al llamado de los duques, en 1569, fundando en la villa dos conventos: uno de monjas, el de la Concepción, y […]

Piezas de arte barroco en nuestra provincia

Siguiendo el examen que en semanas anteriores hice de las aportaciones del joven investigador Ramos Gómez acerca del patrimonio artístico perdido o rescatado de los conventos de nuestra provincia guadalajareña, y que publica en el Catálogo de la Exposición “Celosías” que tuvo lugar en Toledo en 2006, hoy planteamos el examen de algunas piezas artísticas que aún se pueden admirar en diversos puntos de nuestra geografía, como museos, iglesias y colecciones. El siglo XVII es en España el momento de la paz, la temporada más larga que nuestra nación ha gozado, bajo el trono de los Austrias, de tranquilidad, pues la metrópoli poderosa no se hubiera permitido una guerra dentro de sus fronteras: todas las que mantenía estaban fuera (Flandes, Portugal, América…), y en su territorio la gente se dedicaba al ocio, mayormente como hoy, y a la producción artística: de esos años son las comedias versificadas de Lope de Vega, los retratos de Velázquez, los quijotes de Cervantes y Avellaneda, y las santas ampulosas de Zurbarán en las casas jerónimas de la Extremadura. Recuerdos de Bolarque Un lugar cuajado que fue de arte, y hoy perdido en la espesura de un bosque remoto, fue el convento de la reforma carmelitana a orillas del río Tajo, en término de Pastrana. Al lugar llamaban Bolarque y “desierto” fue el título que le dieron los frailes por lo alejado y solitario que estaba de todo ruido. De su historia escribí, junto con Angel Luis Toledano Ibarra, en 1999, un libro en que se contaba plena su historia, y se describía cómo fue, lo que hubo dentro, y lo que hoy queda: una sobrecogedora ruina engullida por el bosque. Tras las Desamortización, el lugar quedó abandonado, y sus piezas de arte a merced de cualquiera, por lo que el párroco de Pastrana, don Mariano Pérez Cuenca, mediado el siglo XIX, organizó la operación rescate: así ocurrió que a la iglesia colegiata de Pastrana se llevaron muebles, cuadros, libros y recuerdos. De todos ellos, algunos han quedado que hoy pueden admirarse en el Museo parroquial de Pastrana, o incluso en el Museo Provincial de Bellas Artes, en el palacio del Infantado. A la colegiata llegó el impresionante retrato de doña María Gasca de la Vega, quien junto a su marido don Francisco de Contreras, ayudaron muchísimo a los frailes recoletos, dotándoles su iglesia e incluso dejando en ella sus retratos, habiéndose perdido el del […]