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50 TRUCOS PARA DESCUBRIR GUADALAJARA (y II)

Pasado el tumulto de las Ferias y Fiestas, aún queda tiempo para pasear plazas y calles, parques y rincones, y encontrar en ellos el eco de tiempos pasados. A quienes aquí vivimos, y a quienes nos visitan, pueden resultarles de interés seguir anotando algunos trucos con los que conocer mejor Guadalajara. Aquí van otros veinticinco, que con los de la pasada semana, completan el prometido medio centenar. Una noche de copeo por la calle Bardales es uno de las experiencia que debe vivir todo viajero por Guadalajara. Los gigantes de Guadalajara evocaban primitivamente las cuatro principales razas de la tierra: negros, amarillos, indios y blancos, representados por viejos personajes de la historia. En Guadalajara sale el rey Alfonso VI, el que recuperó la ciudad de los árabes. A principios del siglo XX, lo normal era encontrarse el cielo de Guadalajara lleno de globos y zepelines, en prácticas, pues aquí se encontraban los cuarteles del Ejército dedicados a la investigación de la Aerostación. El parque de la Concordia tiene ya más de 160 años de vida, y constituye un oasis de verdor y tranquilidad en el centro de la ciudad. Por sus espacios se distribuyen fuentes y estatuas. Un lugar a visitar, seguro. El Colegio de los hermanos maristas asienta en el edificio que fue propiedad de la duquesa de Sevillano y Condesa de la Vega del Pozo, que era la mujer más rica de España en su tiempo (finales del siglo XIX). Allí se instalí el primer ascensor eléctrico y sus fiestas eran famosas, en jardines y salones. Los capiteles del instituto “Liceo Caracense”, los del atrio de Santa María y los de los soportales de la calle mayor, se denominan “Capiteles alcarreños” porque aquí nació ese estilo renacentista en el que están compuestos. La Fuente de la Niña es un parque que tiene en su centro una pequeña fuentecilla de la que se cuenta una leyenda bastante truculenta, pues se dice que una niña se ahogó en ella al querer coger la luna reflejada en sus aguas, pensando que era una pelota. A los de Guadalajara nos llaman caracenses porque algunos antiguos historiadores identificaron nuestra ciudad con el enclave romano de Caraca. También nos llaman alcarreños (aunque este apelativo es extensivo a todos los habitantes de la Alcarria) y guadalajareños, que es denominación correcta, pero demasiado larga. El paseo de las Cruces se llama así porque todo su costado […]

50 TRUCOS PARA DESCUBRIR GUADALAJARA (I)

  En estos días de tumulto y juerga, pocos se fijan en los valores decantados de la ciudad que canta ahora y se divierte. Para la semana siguiente, esta oferta de trucos y búsquedas puede quedar útil, y aprovechable por los caminantes de calles y plazas. Cincuenta lugares, sugerencias, trucos y anécdotas de una ciudad que nunca afloja. Para empezar en lo más alto, bajar al subsuelo y entrar en la cripta de San Francisco, lo que tiene en su interior. Por un Euro se visita la iglesia y la cripta. En esta se enterraron los gloriosos Mendoza, desde hace siglos. En 1808, los franceses destrozaron el entorno, ¿quedó algún resto, algún hueso, en alguna de esas urnas que hoy vemos enteras? Bajo el tejado de la capilla de Luis de Lucena había antes palomas. Ahora, cerrado el recinto, hay una colección de objetos rescatados de las ruinas de la ciudad. Atrévete a subir por las retorcidas escaleras del fondo de la capilla. En la Biblioteca del Palacio de Dávalos, en la sala de discos y películas, hay un artesonado muy bien restaurado e iluminado. Pendientes de los CDs y los DVDs casi nadie se fija en el espectacular desfile de escudos heráldicos de los Dávalos y Sotomayor que hay en la cenefa. En el patio del antiguo Insituto hoy “Liceo Caracense” hay empotrado en la pared, desde hace cien años o más, un gran escudo imperial. Lo rescataron de la puerta del Mercado, que estaba al inicio de la calle mayor bajando desde Santo Domingo. Con ese emblema pétreo recibía la ciudad a sus visitantes. En la salas bajas del palacio del Infantado hay pinturas a cientos. Una de ellas, la salita más estrecha, muestra en torno a Cronos, el dios del tiempo que va tirada por dos ciervos, los doce sígnos del Zodiaco, los que rigen la vida de cuantos nacemos. En el primer piso del Ayuntamiento, según se suben las escaleras principales, a la derecha, hay un pasillo del que cuelgan, en sus muros, los retratos de todos los alcaldes de la ciudad desde el siglo XIX. Algunos hay que fueron alcaldes por tres días, pero allí están, puestos para la historia. La piedra tallada que vemos a la izquierda, según se baja desde el viejo hospital, antes de cruzar el puente árabe sobre el Henares, cuenta cómo fue rehecho el monumento en el siglo XVIII, en […]