El pasado día 19 de enero, y en el salón de Actividades Múltiples del Colegio “San José” de nuestra capital, se presentó –con la asistencia de su autor, que ya fue un mérito, con la nochecita que hacía- el nuevo libro de nuestro compañero en estas páginas, y amigo entrañable de tantos años, Luis Monje Ciruelo. Las “Prosas entre dos milenios” concitaron la presencia de muchísimas personas que le admiran. Como un jinete, así veo a Monje: cabalgando entre dos siglos con sus prosas, y cabalgando entre dos mundos, que no son sino aquel al que perteneció y este en que vive. Una vida larga, despierta, y activa, da para mucho. Entre otras cosas, para escribirse una docena de libros cuajados de razones contundentes para explicar cómo ha sido el mundo en que se ha vivido. Y hacerlo tan claramente que los demás le entiendan. Aunque siempre hay quien no quiere entender… Esta es la ficha bibliográfica del libro que publica Monje. En sus frases escuetas se concentra todo, y toma sentido de su dimensión auténtica. Monje Ciruelo, Luis: “Prosas entre dos milenios. Estampas y testimonios del paso de un siglo a otro”. Edición de la Excmª Diputación Provincial de Guadalajara. Guadalajara, 2016. Palabras iniciales de José Manuel Latre Rebled. Prólogo de Luis Monje Arenas. Palabras del Autor. 408 páginas. ISBN 978-84-92886-98-2. Las palabras iniciales de unos y otros dan paso a casi dos centenares de artículos que Luis Monje publicó entre 1997 y 2003, que fueron unos años entre sí parecidos, pero con una carga de cambio muy considerable. Publicados en su mayoría en la sección “La Brújula” del semanario alcarreño “Nueva Alcarria”, se agrupan bajo unos epígrafes que revelan el sentido de cada uno de los bloques: los Pueblos, las Personas, la Naturaleza, la Sociedad, las Estampas, los Testimonios y la Política. Todo ello en el contexto geográfico y social de Guadalajara, se puede entender que hay jugo en ellos para llenar cántaros, muchas referencias a la realidad de esos días, a los rumbos biográficos de quienes los fraguaron, y a las anécdotas y sorpresas que cada esquina de nuestra tierra nos depararon. Dice así Latre en su breve presentación del autor, por todos admirado y querido: “La fuerza de la veteranía, y el probado decir de su autor, confieren a estas “Prosas entre dos milenios” de Monje Ciruelo un valor definitorio, un firme sustento para la […]
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En el centenario de Pepe de Juan
El próximo miércoles, 1 de abril, hubiera cumplido –de haber seguido vivo- nada menos que cien años quien fuera nuestro director, en “Nueva Alcarria”, mucho tiempo. José de Juan-García Ruiz. De quien esta cabecera guardará siempre el mejor recuerdo, como periodista, como persona, y como amigo. En Guadalajara nació, un 1 de abril de 1915, quien fuera un niño soñador y tímido, descubridor de las mil maravillas que por entonces tenía la Calle Mayor y atrevido viajero por las cercanías del Cerro del Pimiento, el Alamín arriba y hasta los Mandambriles. Un niño que fue a estudiar al Instituto de Enseñanza Media, ocupante del viejo palacio renacentista de don Antonio de Mendoza, luego convento de la Piedad, y por entonces recién restaurado por Ricardo Velázquez, quien le puso a los muros de su patio una colección colorista de azulejos sevillanos, y en el centro le plantó una enhiesta palmera que sirvió para que los estudiantes de entonces pensaran aún más en la Andalucía recoleta y sonora de los versos que iba escribiendo Antonio Machado, y que unos a otros se pasaban, admirados de aquella belleza palabraria: muchos de aquellos estudiantes, de principios del siglo, vendrían a rendirse luego a los pies de la musa Talía que viene a ser la clásica patrona de la poesía bucólica, además –como todos saben- de la comedia y el teatro. En 1933, en un concurso que organizó la Asociación de Estudiantes de Guadalajara (con su sede en el Instituto de la Calle Museo) quedaron finalistas tres adolescentes, que presentaron sus trabajos con seudónimo. Y el jurado, una vez leídos, declaró ganador del primer premio a un tal Antonio Buero Vallejo; del segundo a José de Juan-García Ruiz, y del tercero a Miguel Alonso Calvo (que luego sería conocido como Ramón de Garciasol). ¡Vaya trío de plumas! Y eran los alumnos… el ambiente en el Instituto de Guadalajara, en aquella época, muchos lo han dicho, era de un gran nivel literario. Una vida dedicada a la enseñanza y el periodismo José de Juan-García estudió, tras su bachillerato, en la Escuela Normal de Magisterio, la que estaba en el viejo caserón que había sido convento de frailes de San Juan de Dios, y aún antes corrala de teatros y comedias, en la parte baja de la ciudad amurallada. Muy joven aún le pilló la guerra, y después de ella entró a trabajar como maestro, encargándose de […]