Los Escritos de Herrera Casado Rotating Header Image

huertapelayo

Muchas propuestas, y todas esenciales

Acaba de celebrarse la Feria del Libro de Guadalajara. Y de cuantas novedades se han ofrecido, según me dicen uno de los libros que más se han vendido, ha sido el titulado “100 Propuestas Esenciales para conocer Guadalajara” que tuve el placer de escribir, acompañado en la firma por otros cincuenta amigos y amigas que conocen muy bien nuestra tierra. Con ese libro en la mano, ha habido ya unos cuantos viajeros, y grupos de aventureros, que han iniciado el metódico paseo por la provincia, a descubrir nuevos entornos, edificios olvidados, y paisajes espléndidos. Fuentes … En la tierra de Guadalajara encontramos fuentes que entusiasman, tanto por su construcción como, sobre todo, por su localización, por el entorno que crean. El silencio de la mañana roto por el sonido del agua que brota, la crudeza de las piedras calizas, y el rumor de las hojas de los álamos al chocar entre sí, transforman a veces un lugar tan simple como el valle del río Arlés en Fuentelencina en un espacio de epopeya: allí está la Fuente de la Vega, con cuatrocientos años, por lo menos, a sus espaldas, dejando fluir el agua de sus caños protegidos por rostros de leones. Y en Albalate de Zorita están los severos caretos de unos personajes que también conceden el beneficio del agua a quien pasea cerca, en una fuente a la que llaman “de los trece caños” pero que al frente tiene solamente ocho bocas de húmedo empeño, la mitad hombres, la mitad leones. Su mecanismo interior, su elaborada reconducción y aprovechamiento de aguas, para la bebida y el regadío, es algo que solo puede proceder de una mente romana, como al parecer fueron quienes primeramente la construyeron hace muchos siglos. Pero aún hay otras fuentes mágicas. Es una de ellas la de los Cuatro Caños, en Pastrana, de piedra bien tallada, con firma de autor (el arquitecto Tuy) en el siglo XVI, y con una pose de estrella de cine, en la que muchos se preguntan que significarán los mascarones que en su copa esférica escupen el agua sin parar. Esos cuatro mascarones han dado mucho que hablar, porque se les supone un significado que va más allá del oficio de conducir el agua. Uno de ellos presenta el rostro de un varón con bigote y barba (la ancianidad), otro el de una mujer de larga cabellera (el espíritu femenino), otro el […]

Este año no hay Feria del Libro

Hoy hubiera sido uno de los varios días, luminosos y rientes, de la Feria del Libro de Primavera de Guadalajara. Polémicas y declaraciones, cartas y reuniones, malentendidos y al final una incuestionable falta de voluntad política, la decisión final sobre la Feria se ha sentenciado: el 2015 se queda sin ella. Y así de sencillo ha sido el tema. El Ayuntamiento de Guadalajara, su equipo de gobierno, ha decidido finalmente no celebrar la Feria del Libro. Empeñado el Equipo de Gobierno en ponerla en la Plaza Mayor, finalmente no se ha celebrado. Los libreros, y la mayoría de la población según se ha manifestado en una amplia encuesta, la prefieren en La Concordia. Pero esa voluntad popular, claramente manifestada, no se ha escuchado. En estos días que la Feria hubiera ocupado, con sus casetas, recitales, presentaciones y firmas de famosos, los umbríos laterales del paseo de entrada a la Concordia, entre otros muchos se hubieran presentado a los lectores, que de en año en año esperan novedades, algunos libros que considero de interés comentar aquí. Uno con la historia de un pueblo cercano, Aldeanueva de Guadalajara, cuyo templo parroquial es ejemplo extraordinario del románico mudéjar; otro sobre Huertapelayo, el pueblecito del Alto Tajo que guarda sorpresas de Naturaleza en todos sus rincones. Otro aún sobre cocina (la de los dulces tradicionales) guadalajareña, y finalmente el esperado libro sobre “La Concordia”, que hubiera encontrado su lugar natural para su presentación. De Aldeanueva de Guadalajara puedo decir que, finalmente, el libro se presentó el pasado viernes 1º de mayo en el propio pueblo. En el local de “El Granero”, y que sirvió para amenizar una tarde de primavera en la cercana población. El libro ha sido escrito por el abogado don Mariano Rueda Juan, autor de otras historias locales, y persona que sabe moverse en archivos y largas relaciones antiguas. Una de ellas, que protagoniza entero un capítulo de la obra, hace alusión al pleito que durante el siglo XVIII enfrentó a las poblaciones de Atanzón y Aldeanueva por el uso y aprovechamiento de los terrenos que antiguamente formaron el ya extinguido pueblo de Centenera de Suso (del que hoy quedan evidentes ruinas en lo alto de la orilla izquierda del arroyo Matayeguas, y al que se llama popularmente San Marcos), y que la sentencia final, dictada en la Real Chancillería de Valladolid, en 1754, decía que “FALLAMOS atento a los autos […]

Huertapelayo recóndito

En estos días vuelve a ser actualidad Huertapelayo, ese lugar recóndito del Alto Tajo al que en estas páginas de NUEVA ALCARRIA tantas veces se refiriera nuestro antiguo director, Salvador Embid Villaverde. Porque era su pueblo natal y porque, además, era y es un espacio único por lo lejano y por lo pintoresco de su situación, en medio de altas sierras siempre verdeantes de pinos y brillantes de afiladas piedras. Un libro escrito por Marta Embid consigue rescatar la memoria entera y tierna de este pueblo serrano. Hay que ir aposta a Huertapelayo, porque ninguna carretera que vaya a otra parte pasa por el lugar. Hoy dispone de nuen acceso asfaltado, cosa que no consiguió tener hasta los años finales del siglo XX. Anteriormente, era toda una aventura llegar allí. El propio Salvador Embid nos cuenta, en sus artículos de este semanario, y en sus libros, cómo se hacía el viaje al hogar paterno, desde Guadalajara, que era cosa de un día entero, subiendo primero a través de Trillo, hasta Villanueva de Alcorón, de allí a Zaorejas (que hoy es el municipio que acoge como pedanía a Huertapelayo) y de allí en mulas hasta la aldea. Así fueron, tras la Guerra, algunos gobernadores y presidentes de Diputación (Moscardó y Solano, por decir algunos nombres), y así iban siempre que podían todos los “palayos” que se había marchaod a vivir a otras partes de España, )fundamentalmente Madrid, Guadalajara y Barcelona) o del mundo, pues de todos es sabido que la mayoría de ellos, en los años veinte del pasado siglo, emigraron a los Estados Unidos de América, donde, como en botica, hubo de todo: grandes fortunas y tristes depresiones. Este lugar del Alto Tajo merece la pena visitarse por sus paisajes especialmente. Para llegar, hay que travesar un sitio en el que obligadamente ha de pararse: es “el Portillo”. Las rocas caen de tal manera en vertical sobre el arroyo que acompaña al camino, que antiguamente hubo que tallar unos escalones y pasadizos en la roca, pero ya más modernamente, mediado el siglo XX, lo que se hizo fue horadar la montaña, abriendo un túnel en ella por el que hoy pasa la carretera. Esta obra de ingeniería, no se hizo con presupuestos del ministerio, ni sacando partidas del presupuesto…. Se hizo en hacendera, con el aporte personal, y dinerario, de todos los vecinos. Aunos les tocaba un día, a otros […]