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Tierras del Ducado: La Hortezuela y Padilla

Seguimos por tierras del ducado de Medinaceli. Por las más altas tierras de nuestra provincia, a las que embarga el silencio, la pureza del ambiente, la magia de un horizonte luminoso y nítido. Esta vez llegamos a la Hortezuela de Océn, y subimos al picacho de Padilla del Ducado. En La Hortezuela de Océn  Está Hortezuela situada sobre una loma que otea el suave valle de su nombre, y que dará en el Tajuña por debajo de Luzaga. Apiña su caserío en derredor de la gran iglesia parroquial. En su término, de rica agricultura y bosques, existe una gran laguna. Frente al pueblo, en las alturas norteñas que limitan el valle, sobre unas eminencias rocosas, se alza la ermita de la Virgen de Océn y los restos mínimos de su antiguo castillo. ¿Qué más puede pedir, un pueblo de España, que tener así conjuntados, tan cerca uno de otro, el cerro, los huertos, la vega, la ermita románica y el viejo castillo? Todo en derrumbe, sí, pero todo en orgullo de antiguas edades. Fue este un lugar frontero y transitado durante la Baja Edad Media. Su castillo, de origen árabe, fue atalaya vigilante de este valle en el que ya existía población desde la época romana y aun anterior, como lo demuestra la necrópolis celti­bérica que en la falda de este cerro excavó el marqués de Cerralbo. Y como luego se ha demostrado en excavaciones en la vega, en la que aparecieron los restos de un villa romana. Su nombre de Santa María de Almalaff, figura en el límite occidental del señorío de Molina, cuando don Manrique de Lara extendió el fuero molinés, dándole fronteras. De esta antigua población quedan muy pocos restos, habiéndose tras­ladado en siglos posteriores a su actual asentamiento, y per­teneciendo sucesivamente al Común de Medinaceli, y luego a sus señores los duques de tal título. De tanta historia nos quedan hoy pálidas huellas que debemos recordar: de la estancia celtíbera, restos funerarios y cerámicos que se conservan en el Museo Arqueológico Nacio­nal. De la época romana se han encontrado notables restos de una gran villa residencial, en el borde derecho de la carretera que va a Riba de Saelices, en lo más declive del valle: junto a los cimientos y muros con restos de pintura, han aparecido monedas romanas, objetos de uso diario, cerámica sigillata y una pieza hermosamente tallada en piedra. De la época árabe […]