Un médico renacentista: Cristóbal de Vega
Quiere ser esta una breve referencia a un personaje ilustre que salió al mundo desde la entraña Alcarria. Entre Alcalá, donde fue catedrático, y Peñalver, donde con muchos visos de probabilidad naciera a principios del siglo XVI, la voz y la obra de Vega cuajó en grandes libros, en miles de alumnos, en aplausos de Corte y memorias dignas de una cultura europea que por estos pagos alcarreños se fraguó. Escribimos sobre él Sanz Serrulla y yo mismo, en el ”Diccionario de Autoridades Científicas de la Provincia de Guadalajara” y aquí le recordamos, porque se lo merece.
Aunque siempre se ha afirmado que el Dr. de Vega era natural de Alcalá de Henares ‑él mismo contribuye al supuesto error llamándose complutense en la portada de sus obras‑, el erudito Juan Catalina García le cree, no sin razón, natural de Peñalver. Comenta este autor que en la relación que este pueblo envió en 26 de noviembre de 1580 a Felipe II, se dijo: «Al 33 capítulo (del interrogatorio a que contestaba) dixeron que de la dicha villa han salido muchas personas señaladas en letras (…) y que el Doctor Vega médico que fue de S.M. eminentíssimo hombre fue natural desta villa de Peñalver», lo que deja lugar para pocas dudas. Aunque Juan Catalina buscó en el archivo parroquial, los libros de bautismo de la época en que debió nacer han desaparecido. Sería el de 1510 su año de nacimiento, y el lugar esa villa de Peñalver, en la que tan orgullosos de ello se mostraban antiguamente.
Su relación con la Universidad de Alcalá es larga. En ella se graduó de bachiller en medicina el 30 de abril de 1530, de licenciado el 13 de noviembre de 1533 y el 30 del mismo mes alcanzó el doctorado. Algunos años después, en 12 de septiembre de 1545, siendo licenciado en Artes y Filosofía (posiblemente por la Universidad de Salamanca) obtuvo el grado de Maestro en esta Facultad cuando era ya catedrático de Medicina.
Opositó en la Universidad Complutense a una cátedra médica, ganándola y tomando posesión el 3 de junio de 1545. No debió agotar los preceptivos cuatro años ya que en 1548 aparece explicando en Salamanca. En 1555 tuvo lugar oposición, conflictiva, para proveerla de nuevo. Entró en litigio con el celebérrimo Valles quien denunció a Vega acusándole de falta de clausura y haber sobornado a escolares. Pese a todo se le adjudicó la cátedra, previa votación de los estudiantes, por el rector y consiliarios el 29 de mayo de 1555.
Dice así el profesor Justo García González en el estudio que hace sobre Vega en la diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia: Seguramente, el doctor Vega haría compatible su dedicación al ejercicio médico, con cierta vinculación a la docencia de la medicina en el ámbito de la facultad, a cuyo claustro de doctores pertenecía. Así, se sabe que, antes de 1545, Vega había sido consiliario o representante de la Facultad de Medicina. Pero solamente en 1545, alcanzaría allí una plaza de catedrático. Entre abril y mayo de ese año, opositó a la cátedra de prima de Medicina, superando a su oponente el doctor Francisco Franco.
Durante el nuevo periodo de regencia, en 1556 fue nombrado médico de cámara el Dr. Vega catedrático de Prima de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares. En el acta de 14 de junio de 1557 se da cuenta de una carta de la serenísima princesa doña Juana, firmada de su mano, en que se pide a la universidad no vaq. la cathedra al Dr. Vega medico de su alteza por los años que le faltan o le dejen poner sustituto abil y suficiente. El claustro, por ir contra derecho, no pudo acceder a lo solicitado y así lo acordó en 6 de septiembre. Ante la insistencia del Dr. Vega, avalada por una carta del príncipe D. Carlos, dejó el claustro en manos de éste la decisión final. No conocemos la respuesta aunque sí los hechos: la cátedra quedó vacante y salió a oposición. El doctor Valles la ocupaba el 15 de octubre del mismo año.
Aun encontramos un testimonio que refrenda el suceso, cuando en 1568 s ele aumenta el salario en la casa real en consideración y debido a su poca salud no puede continuar ni leer en la Universidad de Alcalá.
Un documentado trabajo de Mª Teresa Santander viene a probar que el Dr. Vega fue también catedrático de medicina en la Universidad de Salamanca. En efecto, desempeñó la cátedra de Avicena. Incluso los estudiantes de la Facultad médica dirigen una carta (la firman 65) al claustro de la Universidad en que suplican hagan los posible para que el Dr. Vega no se marche quedándose aquí con partido suficiente conforme a lo que tiene en Alcalá. Así ocurrió aunque en breve tiempo pasó de nuevo a la Universidad complutense, como queda dicho.
Se le nombró médico de cámara en 1 de enero de 1556. Fue médico del Príncipe don Carlos al que atendió en sus múltiples recaídas tercianarias y en su grave traumatismo del año de 1562. En la Casa Real es de suponer que acabara sus días, fecha que vienen a situar sus biógrafos en 1573.
La producción escrita de Cristóbal de Vega, solo interrumpida durante la atención al Príncipe D. Carlos cuando sus padecimientos febriles, es extensa y con trascendencia a Europa. Tuvo el logro, junto con otros compañeros, de introducir en el mundo médico español el pensamiento galénico quedando patente en su libro De arte medendi que es una sistematización de todo el saber médico desde los supuestos del galenismo humanista. Tanto en su obra como en la de Valles es evidente la intención docente que les animó a hacer asequibles las obras originales de los médicos griegos, enriqueciéndolas con comentarios de los textos –rigurosamente traducidos– actualizados por su propia experiencia clínica, defendiendo Vega el papel primordial de las observaciones y utilizando a Hipócrates como modelo. Su postura netamente «hipocratista» se ve reflejada en su obra Commentaria in librum Aphorismorum. Otros libros publicados por la eminencia alcarreña estuvieron dedicados a tratar los pronósticos, la peste, a comentarios sobre la obra de Galeno. El “Liber de arte medendi” es un clásico de la ciencia española. Toda su obra se reunió en un grueso volumen titulado “Opera Omnia” que fue impreso en Lyon de Francia en 1587, aunque aparecieron ediciones posteriores, lo que vino a calificar a Cristóbal de Vega como uno de los más apreciados y aplaudidos médicos del Renacimiento Europeo.
Se puede ampliar el conocimiento de nuestro paisano en los libros de C. Rico-Avello “Las enfermedades y los médicos en la vida de Felipe II”. Madrid, 1950, y de María Teresa Santander “Cristóbal de Vega en la Universidad de Salamanca”. Salamanca, 1968.