Lecturas de Patrimonio: las plazas de Cervera Vera
Aquí recuerdo la figura de un arquitecto que estuvo profundamente enamorado de Guadalajara, y dejó en sus estudios, escritos y dibujos, reflejada la belleza de los pueblos y los monumentos de nuestra provincia. Evoco sus “plazas mayores” y pido para él un homenaje muy póstumo pero merecido.
Uno de los libros, sobre Guadalajara, que más me han impactado, es el que produjo don Luis Cervera Vera, en los años ochenta del pasado siglo, con una metódica de trabajo que solo un trabajador neto como él podía imponerse. Todas aquellas plazas de pueblos que tenían un cierto interés (urbanístico, monumental, histórico o ambiental) llamaron su atención, y a ellas dedicó tardes enteras, midiendo, dibujando, haciendo apuntes, grabando en su memoria detalles, y frases, con escudos, y personajes.
Cervera Vera se pateó de arriba abajo la provincia entera. Iba él solo, y nunca salió nadie a recibirlo, a cumplimentar con un café su visita, a recordarle siquiera. No llevaba, –como ahora hace cualquier político, por ínfimo cargo que ostente– fotógrafo adscrito ni “media manager” a sueldo. Se las apañaba con un gran libro de notas, sus lapiceros, y, si acaso, con un vieja cámara de fotografías que le servían de apoyo a lo que la máquina principal, su cabeza, guardaba y valoraba.
Luis Cervera pasó por esta tierra en silencio y sonriendo, como él sabía hacerlo. Un ser optimista, que buscaba lo positivo de cualquier acto, y el mejor ángulo para retratar cualquier espacio de pueblo que a otros nos parecería sin sustancia. Porque le conocí, y traté ampliamente con él, sé de qué hablo. Reunió muchos dibujos, y los guardaba en un enorme carpetón, que salieron al final de su escondrijo gracias a que otros dos arquitectos amigos suyos, admiradores como todos cuantos le conocían, se empeñaron en juntar en forma de libro, con poco texto (pues no lo necesita) pero con mucha enjundia. Tomás Nieto y Miguel Ángel Embid se empeñaron en poner en marcha esta idea, y consiguieron que el Colegio de Arquitectos, con el apoyo de Caja Guadalajara, sacaran este libro adelante. Aunque luego fue poca la gente que lo miró y apreció. Pero esta es la tónica general de esta tierra, en la que los grandes (muy pocos) producen sus obras y el resto de la gente (la inmensa mayoría) se entretengan en cabalgar el viento.
Sobre las plazas guadalajareñas
Cuando uno abre estos dos kilos de libro, y va pasando sus páginas, se da cuenta de la belleza que cada capítulo ofrece. En ellos se alberga un pequeño plano de la plaza en cuestión, una visión conjunta (en lo posible) y el retrato de alguno de sus monumentos más señalados (una iglesia, una casa consistorial, una fuente…) También pone Cervera a veces detalles mínimos (una carátula, un escudo, una inscripción) que laten en silencio escondidos bajo las sombras.
En todo es magnífico este libro, que fue editado por el Colegio de Arquitectos de Guadalajara, con el apoyo financiero de la Caja de Ahorros de Guadalajara en aquellos tiempos en que las cajas de ahorro tenían un fondo de Obra social que apoyaba la cultura local. En todo excepto en la forma en que ordena los capítulos, las plazas, los pueblos…. No hay orden alguno en ello, y además no tiene índice topográfico final, que es algo esencial en un libro que ofrece información de pueblos y lugares… Pero aparte de ese detalle, que solo es imputable al editor del volumen, en todo lo demás es fantástico, por decirlo con un epíteto moderno y comprensible. Aunque realmente sea todo lo contrario, porque nada de fantasioso tiene la meticulosa descripción gráfica que Cervera hace de los edificios, los árboles, las gentes y los entornos de las plazas guadalajareñas. Incluso sus planos son meticulosas y detallistas, a pesar de haber sido hechos como “al paso”, de un vistazo en un viaje momentáneo.
Sobre Luis Cervera Vera
El arquitecto Luis Cervera Vera fue uno de los grandes profesionales de nuestro país en el siglo XX. Nacido y fallecido en Madrid (1914-1998) ocupó su siglo con una actividad incansable. Además de arquitecto fue licenciado en Ciencias Exactas. Entre otros muchos nombramientos, cabe destacar el de Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y miembro de la Hispanic Society of América, de Nueva York. Fue arquitecto conservador del Ministerio de Hacienda, y ocupó su vida en mil trabajos de restauración, proyectos, dirección de obras, etc. Pero lo que más le gustaba era el estudio de los monumentos y el urbanismo de los viejos pueblos. Como decía Fernández Alba en su necrológica, fue “señalado bibliófilo que estuvo siempre rodeado de una singular y valiosa biblioteca”. Vivió entre libros y monumentos. Y sacó a luz, entre libros y artículos, 300 títulos que le proclaman como uno de los grandes estudiosos de la arquitectura patria. De entre ellos, y por lo que yo recuerdo por tenerlos en mi biblioteca, destacan los dedicados al Colegio Mayor de la Santa Cruz de Valladolid, la Villa de Lerma, Alcalá de Henares, Aguilar de la Frontera, Aranda de Duero, etc.
Hijo Predilecto de la Villa Ducal de Lerma fue el nombramiento que ese lugar castellano le otorgó en agradecimiento a sus trabajos. Sin embargo, en Guadalajara, a la que dedicó miles de horas, entusiasmos y saberes, nada se hizo por él, salvo nombrarle en varias ocasiones jurado de los premios Provincia de Guadalajara, cuando la Diputación era dirigida por Francisco Tomey, quien hizo valorar entre nosotros su gran obra.
Que consistió en un libro monográfico sobre Pelegrina y su castillo, otro sobre la Villa de Tendilla y sus monumentos, y especialmente este que hoy comento de las “Plazas Mayores en las comarcas guadalajareñas” que fue la manifestación gráfica (planos, alzados y dibujos) de su cariño hacia esta tierra nuestra que conocía de maravilla. Aquí reivindico algún tipo de homenaje/recuerdo de don Luis Cervera Vera, porque muy pocos profesionales han dado y han hecho tanto por conocer mejor nuestra provincia como él lo hizo.
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