Jadraque, 1733: Un apunte para la Historia de la Ciencia
En los pasados meses, un buen amigo de Medranda (José Ignacio Rodríguez Castillo) nos ha presentado su obra, de investigación y análisis histórico, que titula “El mito de Jadraque” y en la que nos ofrece el resultado de una larga y densa investigación, en la que aflora la forma de vivir en la Alcarria y en la Sierra durante el siglo XVIII. Todo a cuento de la avanzada maniobra de un sanitario alcarreño, que puso a la ciencia de la vacunación en el buen camino.
Aunque parece un tanto críptico el enunciado que le acabo de poner a este artículo de hoy, en realidad es sencillo lo que expresa. Y es la puesta en marcha de un avance de la ciencia médica (la vacunación antivariólica, en líneas generales) en un lugar concreto de nuestra provincia (Jadraque) y a instancias de un individuo concreto (el cirujano-barbero don Antonio Martín Pérez).
Esta sucinta noticia, que parece en sí misma un titular de periódico, ha subyacido escondida durante casi tres siglos. Y aunque algunos se acercaron, o nos acercamos, a su esencia, no ha sido hasta ahora que un historiador de nuestra tierra ha encontrado los nombres, las fechas y las circunstancias exactas de este acontecimiento. Es concretamente don José Ignacio Rodríguez Castillo, de Medranda, aunque residiendo en Madrid desde hace años, y con su perenne deseo de indagar historias de su tierra, quien ha llegado al desenlace meticuloso, indubitable, de este acontecimiento que puede adjetivarse de clave en los anales de la ciencia médica.
Unos inicios nebulosos
Resuelto en un libro que acaba de ver la luz, el proceso de la puesta en marcha, de forma científica y reglada, de la vacunación contra la viruela, teníamos fundadas sospechas de que se había iniciado en Guadalajara. Ya en un artículo que publiqué en estas páginas de NUEVA ALCARRIA el 1º de junio de 1974 hacía alusión a ello, pues un investigador irlandés, Timoteo O’Scalan, a finales del siglo XVIII, en un libro que explicaba el proceso de este avance médico decía que según un informe facilitado por el duque del Infantado, a petición de la Academia de Médicos de Gran Bretaña, había dejado claro que ese inicio de la inoculación -luego vacuna contra la viruela- se había estado haciendo, desde antes de mediado ese siglo, en tierras del ducado mendocino.
Y que lo había hecho un cirujano de Jadraque. Mirando los documentos de la época, algunos llegamos a la conclusión, muy aventurada, de que habría sido don Matías Pezeño, médico de la villa jadraqueña a mediados del siglo XVIII, y uno de los que más dinero ganaban de toda la provincia, quien habría puesto en marcha este tema. Y no: fue concretamente el cirujano (barbero) que le ayudaba, don Antonio Martín Pérez, quien primero se lanzó a esta investigación, obteniendo un sonado éxito, de tal manera que tuvo que moverse por toda la Sierra del Ocejón y de Ayllón, haciendo campañas de vacunación, y salvando muchas vidas, antes de que Jenner estableciera, a finales de siglo, la sistemática de su ejecución.
El mito de Jadraque
Ese “mito de Jadraque” que Rodríguez Castillo exhibe en el título de su libro, era este hombre, un personaje sencillo y trabajador, que abrió un camino en el discurrir de la humanidad contra las enfermedades. La ciencia médica le debería poner una estatua (una placa, al menos) allí donde se esforzó en hacer realidad su proyecto.
La obra que motiva estas líneas es, por lo demás, muy amplia y curiosa, porque analiza al detalle la vida de este prohombre, la de su numerosa familia, la de su descendencia entre la que figuraron luego famosos militares, políticos y diplomáticos. Y además se entretiene en otro aspecto que consigue narrar al detalle, como es los modos de atención sanitaria (médicos, cirujanos-barberos, albéitares, curanderos…) por la tierra de Guadalajara en el siglo XVIII. En verdad curioso y todo ello cargado de datos verídicos y hasta ahora inéditos que podrían servir para bordar sobre ellos una novela de intensas emociones.
Muchos árboles genealógicos, muchos expedientes académicos, muchas estadísticas de lugares, profesionales y actuaciones. Esa carga que todo libro serio de historia debe llevar en su seno, y que aquí, al fondo de todo, pero con fuerza de basamenta, es el cimiento que sostiene tal edificio.
Tras un título que parece de película (El mito de Jadraque) y un subtítulo que nos pone en la senda de lo que trata (el cirujano que inoculó la viruela en el siglo XVIII) la explicación perfecta, amplia, documentada de Rodríguez Castillo, acaba redondeando esta secuencia que entretiene y cimenta nuestro conocimiento sobre el pasado de la tierra alcarreña y serrana.
Datos concretos, y resumen de un gran libro
José Ignacio Rodríguez Castillo: “El mito de Jadraque”. El cirujano que inoculó la viruela en el siglo XVIII”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2017. 192 páginas, ilustraciones. ISBN 978-84-17022-26-6. PVP: 20 €.
Esta obra ofrece una historia meticulosa y apasionante, la de la inoculación de la viruela, con el objetivo de salvar la vida de muchísimas personas, especialmente de los más jóvenes, en la España del Siglo de las Luces.
Este libro que ha escrito J. Ignacio Rodríguez Castillo, trata completa, de inicio a fin, la historia de la inoculación de la viruela, como método científico, en los humanos, para conseguir erradicar esta peligrosa enfermedad.
Y esa historia nace y se desarrolla a partir de Jadraque, en los inicios del siglo XVIII, y durante todo esa centuria, a través de muchos otros lugares de la Serranía de Guadalajara, fundamentalmente en torno a Majelrayo y Valverde de los Arroyos, lugares en los que esta práctica se realizó hace ahora trescientos años.
El autor, que ya tiene en su haber una espléndida “Historia de Mendranda”, hace un estudio, perfecto y muy detallado, de las personas involucradas en esta aventura científica, a la cabeza de las cuales figura don Antonio Martín Pérez, cirujano-barbero que actuó en Jadraque, poniendo en práctica la inoculación variólica, decenios antes de que Jenner consiguiera el método definitivo de la vacunación.
Una secuencia de circunstancias, históricas y sociales, que van apareciendo casi de forma novelada en este libro, fruto de una amplia y bien dirigida investigación, y de una exposición clara y entretenida.
El libro, que además de su relato minucioso se completa con numerosos documentos, ilustraciones, notas y bibliografía, le ha supuesto al autor muchos años de búsqueda, pero al final ha conseguido montar esta historia apasionante, entretenida, y que demuestra que la tierra de Guadalajara fue protagonista de uno de los más importantes avances médicos de la Humanidad, el de la vacuación antivariólica.
Consigue, además, poner en primera fila de nuestro ilustres ilustrados (valga la redundancia) a don Antonio Martín Pérez, cirujano-barbero de Jadraque, en la primera mitad del siglo XVIII, y a partir de ahora una nueva figura a recordar en la nómina anchurosa de personalidades alcarreñas y serranas.