Concha, en el camino real

sábado, 25 julio 2015 3 Por Herrera Casado
Concha_Casa_Curiosa

Una casa singular en Concha, un pueblo del Señorío de Molina que guarda notables ejemplos de arquitectura popular.

Al borde del antiguo «camino real» que desde Madrid conducía a Zaragoza, y resguardado del viento norte por un leve recuesto en el cual asienta, Concha tuvo en lo antiguo, como tantos otros lugares del Señorío molinés, inmensos caudales ganaderos.

Ahora, casi vacío, al viajero le impresiona la grandiosidad de sus edificios, de su templo parroquial, de su casa del mayorazgo, de sus fuentes y corralizas… 

La grande y ancha plaza mayor asienta en lo bajo. Grandes edificios populares encuadrados fielmente en el modo de construir de la comarca. De siglos anteriores, se ven restos de casonas nobles, reformados portalones adovelados, alguna fachada de ventanas con dinteles tallados. En otra plaza, una gran fuente de principios de este siglo. Ya en el borde del antiguo camino real la casa que llaman «del mayorazgo», levantada en el siglo XVII por la familia López Mayoral, gentes dedicadas al cultivo ganadero, y con algunos miembros destacados en el campo cultural; en ella vivió don Gregorio López de la Torre y Malo (1700‑1769). En su casa –ahora cerrada- se conserva todavía la antañona estructura primitiva: ancho portal con soberbio empedrado de dibujos geométricos. Gran escalera de tramos cortos: cocina típica, y, en la cara meridional, donde estuvieron las cuadras, puerta tallada en sillar montada de balcón con fecha del siglo XIX, y en el interior restos de pinturas en una saleta de recibimiento. Algunas curiosas rejas en los escasos vanos, y un huerto al fondo.

Cruzando el arroyo por sencillos puentes, se llega a la aislada iglesia parroquial, obra del siglo XVII. Dedicada a San Juan. La puerta de ingreso es de arco semicircular, de gran dovelaje, majestuosa. En ella se lee: «Iglesia de Asilo». El interior consta de una sola nave, con bóvedas de crucerías sobre el presbiterio poligonal. Columnas adosadas en los muros, rematadas en capiteles estilo renacimiento, corriendo entre ellos un friso estilo griego. En el interior se admiran varios retablos interesantes, barrocos. El mayor, totalmente dorado, sostiene una talla de San Juan, y otras de Santo Domingo y San Francisco. Es obra del artista molinés Miguel Herber, quien lo levantó en el siglo XVIII. En otro, más pequeño, buenas tallas de San Antonio y San Esteban.

Otro retablo presenta una primitiva talla de San Juan, obra del siglo XVI, que proviene de una ermita de los alrededores. El más interesante retablo es el de la Virgen del Pilar, en el que hoy se venera una pequeña talla de San Antón. Se remata con talla en bajorrelieve de Jesús Niño entre San José y la Virgen. En la predela, aparece una talla alargada en la que de modo rudimentario y muy popular, aparece la Virgen María sobre un pilar, teniendo a su izquierda dos mujeres arrodilladas y a su derecha tres hombres en la misma postura, el último de ellos de aspecto infantil. A lo largo de un pequeño friso de esta predela se lee lo siguiente: «Este retablo hizo a su costa y debozión el L. D. Gregorio López de la Torre y Dª Francisca Martínez Año de 1737». Las figuras talladas representan indudablemente a los donantes, y el más joven de los varones es su hijo Joaquín, que heredó el mayorazgo.

Todo el término de Concha es poco accidentado y dedicado a la agricultura y bosques. Existen canteras de jaspe encarnado y amarillo. En su término se encuentran los restos del antiguo pueblo de Chilluentes, que aún estaba habitado en el siglo XVII. Quedan restos de edificios, fragmentos de una torre vigía y ruinas de la que fue su iglesia, muy probablemente de estilo románico, dedicada a San Vicente Mártir.

 

Don Gregorio López de la Torre y Malo

 

En Concha reverbera la memoria de un personaje muy especial del siglo XVIII. Que allí vivió, allí escribió, y allí recibió, -en su casona- a muchos grandes personajes de la historia.

Gregorio López de la Torre Malo (1699 – 1771) nació en la localidad de Mazarete, hoy provincia de Guadalajara, en el extremo oriental del señorío del Ducado de Medinaceli, frontera casi con el Señorío de Molina. Murió en Concha, en la sesma del Campo del Señorío de Molina. Pasó su vida entre esos dos pueblos, especialmente en el último, donde tenía la gran mansión que se denominaba la “Casa del Mayorazgo”, levantada en la orilla del que fue muchos años Camino Real de Madrid a Zaragoza. Vivió además en Madrid, donde ejerció su profesión de abogado, así como en Molina de Aragón, donde tenía también casa.

Era su familia de hidalga prosapia. Pertenecían a los López Mayoral, de Mazarete, ricos ganaderos durante los siglos XVI al XVIII, con casa raiz de enormes proporciones y talladas portadas, con escudos y símbolos ganaderos. De su casa natal, entera hasta hace unos años, y ahora derribada, se han conservado algunos fragmentos de fachada y ventanales.

Tuvo también ancestros en Tortuera, de donde eran los López notables terratenientes y ganaderos, con muchos de sus miembros en cargos de importancia de la administración borbónica, y eclesiástica, tras haber pasado por las aulas de Alcalá, y Salamanca.

Estudió en Alcalá y se hizo licenciado en ambos derechos. Abogado de los Reales Consejos y casado con Dª. Francisca Martínez Malo y Cubillas, natural de Concha, en este lugar vivió durante muchos años, dedicado a la lectura, a la escritura y a la administración de sus bienes. A su cuñada y Abadesa del monasterio cisterciense de la Buenafuente del Sistal, en el Señorío de Molina, le dedicó una de sus más interesantes obras: “Carta Histórica a Doña Librada Martínez Malo, priora del Monasterio de Buenafuente”. Su obra más notable, publicada en 1746, es la “Chorográfica descripción del muy noble, leal, fidelísimo y valerosísimo Señorío de Molina”. Esta obra ha sido recientemente reeditada por Aache, y pone en manos de los actuales lectores las búsquedas y hallazgos de don Gregorio.

Dice de él Julian González Reinoso en su obra inédita “Libros de las Genealogías del Señorío de Molina”, en su capítulo 21 dedicado a los “de la Torre” que entre otros individuos de esta familia destacó “Don Gregorio López de la Torre Malo, natural de Mazarete y vecino de Concha, Abogado de los Reales Consejos, escribió una Historia breve de Molina y su Señorío, año 1740, que corre impresa, y asimismo editó el Índice de todos los documentos del Archivo del Ayuntamiento de Molina”.

De cuando vivía en Concha, don Gregorio tuvo la costumbre de anotar en un cuaderno los personajes (famosos para su época) que transitaban por el Camino Real que pasaba junto a su casa. En ese documento, se puede comprobar, con asombro, la cantidad de gente que pasaba entonces, mediado el siglo XVIII, por este Camino Real que comunicaba Madrid con Zaragoza, y nos permite imaginar la amabilidad con que nuestro escritor recibía a todo tipo de caminantes, peregrinos, infantes de España y ministros de su gobierno… todos tenían que andar, en carrozas o a pie, sobre mulas o en tartanas desvencijadas, por aquellas sendas polvorientas de la sesma del Campo. Entre otros muchos, saludó allí al Conde de Aranda, quien paró un rato a charlar con don Gregorio, a las sombra de las acacias.

 

Arquitectura popular en Concha

 

No hace mucho que el catedrático (ya jubilado) del Instituto “Buero Vallejo” de Guadalajara, Teodoro Alonso Concha, publicó un libro que todos cuantos le han leído han calificado de capital para el conocimiento del Señorío de Molina. Titúlase el tal libro “Arquitectura popular de Tierra Molina” y es obra conjunta de historiadores, arquitectos, y molineses, ensamblados todos sus saberes por el del caminante y observador, Alonso Concha.

De todo cuanto en ese libro se expone, y que está referido a la arquitectura popular en el Señorío de Molina, con datos generales, y particulares de todos y cada uno de los pueblos de la comarca, lo referido a Concha no tiene desperdicio, y aquí lo resumo. Lo primero que nos dice es que hoy Concha es uno de los casos más agudos del despoblamiento molinés. Toda la comarca está en colapso, ya lo sabemos, ante la incapacidad operativa de nuestros políticos, que al parecer han decidido que aquello no tiene remedio, o ellos no lo conocen. El caso es que Concha, como muchos otros pueblos del entorno, está prácticamente vacío. Quedan en pie sus grandes y añejos edificios. Y quedarán así mientras los descendientes de quienes los levantaron sigan ocupándose, a temporadas, de ellos. El día en que se olviden, todo vendrá al suelo.

Una de las cosas que más llama la atención en Concha es la abundancia de inscripciones sobre las piedras de las casas, en los dinteles, jambas y remates. Hay frases, dibujos, caras, rosetas y jaculatorias. Una está en un caserón en medio del pueblo, que nos dice así: Alabado sea elSantísimo Sacramento del Altar.MDCXXX-VI. Otra en la parte baja lleva inscrita la fecha de 1657 con un adorno final, y aún hay otro edificio mayúsculo, del siglo XVIII, que en una ventana sobre el portalón de arco rebajado muestra esta frase: “Esta casa se hizo a costa de los vecinos de Concha siendo regidores Juan…Joseph Martínez…1766”. Le añade un símbolo de “victor”, que es propio de quienes habían estudiado y alcanzado grado en la Universidad. Es curioso que siendo un edificio construido con los bienes de propios del Ayuntamiento, y por lo tanto propiedad del pueblo, figure el símbolo personal de un licenciado.

En el siglo XIX se siguieron levantando casas nuevas, todas de una recie arquitectura. Aunque portadilla de un almacén pequeño, es muy destacable la portada que muestra la cabeza de un paisano tallada en lo alto, y que vemos junto a estas líneas. Hay otras que llevan inscrito sobre la piedra el símbolo de la “flor de la vida”, un conjunto de rosetas trazadas al compás que los antiguos decían servir para evitar la llegada de brujas y malos espíritus a la casa que la ponía en su fachada. Hay una casona que muestra una torreta de planta circular adosada a un esquina. Y la gran “Casa del Mayorazgo”, al principio descrita. Todo en Concha es majestuoso, señorial y duradero. Como un poblado de antiguas civilizaciones que sobrevivió al abandono y el silencio…

De la arquitectura religiosa y aparte del templom parroquial que antes he descrito, quedan tres ermitas en los caminos de salida del pueblo: dos son pequeñas, dedicadas a San Roque y a la Virgen de la Soledad, y otra está en medio de las eras, y es grande, con un estupendo campanario, dedicada a San Juan.

Como en todos los pueblos molineses, tiene Concha algunos buenos ejemplares de pairones en los bordes y cruces de sus caminos: uno es el de Carranchuela, en el camino que va a Anchuela del Campo, y otro es el pairçon de Carrachilluentes, que está en la orilla de la senda que al despoblado del que antes he hablado.

Nos cuenta Alonso Concha lo que queda del conjunto de edificios públicos y comunales: Ayuntamiento, escuelas y carnicería. Fue luego “Hogar del Productor” y más recientemente “Consultorio Médico”. Al final, se ha levantado un nuevo edificio destinado a “Centro Social” que se ha hecho, desde un despacho de Toledo, con una estructura de tejadillos, tejas grises, revoco en blanco y ajeno en todo a la arquitectura tradicional de Concha. Es el lugar, al fin, que más se usa cuando en verano acuden al pueblo los hijos de quienes lo poblaron el siglo pasado. Una gran fuente con fecha de 1928 alegra el entorno, y el viejo lavadero restaurado con acierto, muestra su techumbre de madera.

El estudioso Alonso valora al final cuanto en torno a la arquitectura popular se ha hecho en este pueblo (vale su valoración para los demás pueblos de Tierra Molina) y se asombra de cómo se ha podido llegar a tal desmadre: revocos de cemento, terrazas de ladrillo, fachadas forradas de baldosines tipo sanitario… incluso una casa la han restaurado decorando los vanos de puerta y ventanas con conchas marinas… evocación del mar, quizás, o alusión al nomnbre del pueblo…?

 

 

Los libros que nos hablan de Concha

 

Solamente acabar recordando esos dos libros de reciente aparición en los que se nos habla de Concha, en detalle y con sabiduría. Uno es el que firma como coordinador y principal autor Teodoro Alonso Concha, “Arquitectura Popular de Tierra Molina”, en cuyas páginas 207-210 se revela con muchas fotos, datos y valoraciones lo relativo a la arquitectura de Concha. Y otro la “Chorográfica Descripción del Muy Noble, Leal, Fidelísimo y Valerosísimo Señorío de Molina” de Gregorio López de la Torre y Malo, con un estudio previo mío, y la reproducción completa de esta antigua Historia del Señorío, con descripción detallada de todos y cada uno de los pueblos que lo componen.