Una visita al Museo de Victorio Macho en Toledo

viernes, 20 abril 2012 0 Por Herrera Casado

Autorretrato de Victorio Macho

Visité por primera vez este recinto a principios de los años setenta, poco después de morir el autor y ser inaugurado oficialmente el Museo. Volví después con mi amigo José María Ferrer, cuando juntos preparamos el gran libro “Museos de Castilla-La Mancha” en cuya elaboración tanto nos divertimos y nos sirvió para conocer, palmo a palmo, esta Región cuajada de sorpresas. Él fue quien desarrolló el capítulo de este Museo, y a su palabra me remito para contaros lo que allí puede verse

El artista

Victorio Macho nació en Palencia en 1887, y se le puede encuadrar en el movimiento renovador que rompe con el mediocre panorama de la escultura española de fines del siglo XIX. Fue a partir de 1916, cuando comenzó a ser considerado uno de los valores más destacados de la escultura moderna española. Su forma de hacer se centra en el más puro realismo, austero, de líneas simples y decididas, posicionándose como auténtico heredero de la tradición escultórica castellana, con obras de gran dignidad y serena espiritualidad, con rasgos idealizantes y clara intención simbolista. En la década de 1920 cobra auge su presencia, realizando numerosas exposiciones individuales, acudiendo a certámenes internacionales e implicándose en las corrientes estéticas de formas sintéticas y arquitectónicas. Su etapa de plenitud puede definirse en la década de los 30, con la mala suerte que en ese momento se declara la Guerra Civil, y tras ella el artista, pasa a exiliarse primero en París y  luego en Rusia, aunque en cuanto puede se traslada a Hispanoamérica, quedando a vivir en Lima, siendo considerado allí en Perú y en el resto del Continente como un escultor cotizadísimo. Tras su boda con la joven peruana Zoila Barros, regresa a España en 1952 llevando en su equipaje más de quince toneladas de sus más queridas esculturas. Fue este conjunto lo que sirvió para formar el núcleo de su colección particular que posteriormente él donó al pueblo español, y con lo que se montaría este Museo. A su vuelta a la tierra natal, dedicó sus primeros meses a recorrer diferentes lugares de Castilla y a construir su casa en Toledo, donde ya había vivido temporalmente. Su última obra fue el busto de Raúl Porras, falleciendo en su casa toledana el 13 de julio de 1966, y siendo enterrado a los pies de una de sus esculturas más colosales: el Cristo del Otero, en su Palencia natal. Hoy es la Real Fundación de Toledo, institución cultural privada constituida en 1988, la que ha puesto su sede en este espacio museístico, y tras haber realizado una cuidadosa rehabilitación lo ofrece al público. 

El Museo Victorio Macho de Toledo se sitúa sobre un singular promontorio, una escarpada ladera que domina buena parte del Tajo, en su camino de salida: allí se alza, en la Roca Tarpeya, la que fue casa del escultor, que él desde 1953 cuidó y dirigió a su regreso de Iberoamérica. La Casa, situada en el antiguo barrio de la Judería, muy próxima a la sinagoga del Tránsito, y con inigualables vistas sobre los Cigarrales, el río y el puente de San Martín, constituye un espacio único. Luego se añadió un amplio espacio en el que Macho pudiera preparar y tallar sus grandes esculturas: es “el Tallerón” en el que el artista desarrolló sus últimas piezas, todas ellas distribuidas por jardines, plazas y edificios emblemáticos de España entera. En este edificio singular, cuajado de la memoria, la vibración y el arte de Victorio Macho, se abrió este Museo en 1967, siendo su primera directora, lógicamente, su viuda, Zoila Barros.

El Museo

La colección comienza a mostrarse en el Jardín de la casa, en el que se mantienen las mismas obras que el escultor tenía expuestas y que caracterizan la imagen tradicional de Roca Tarpeya, a las que se han unido algunas otras esculturas. Destacan la figura esbelta de Eva en América, parte del monumento que se montó para homenajear a Belisario Porras en Panamá, La Máscara y la Cariátide, cabezas de bronce del monumento a Hostos, la Cabeza heroica del monumento a Grau, los estudios en bronce La Gloria y El héroe caído, junto con el relieve en piedra caliza con cabeza masculina y relieves con figuras femeninas.

Por la Casa se muestra la mayor parte de la colección legada por el escultor. Más de 80 esculturas y 33 dibujos de Macho son los elementos que conforman el Museo. Reciben al visitante el Autorretrato en bronce del artista y la figura de su esposa Zoila. Luego figura la galería de retratos de sus amigos Pío Baroja, León Felipe, Unamuno, Ramón y Cajal, Marañón, Iturrino, Menéndez Pidal y Madariaga. En sus rostros se intuye una época magnífica de la España que pensaba, que escribía y que se preocupaba realmente por la Patria.

Más adelante, resalta en la sala con su gran fuerza expresiva, la estatua sedente de La Madre, esculpida en mármol, piedra gris y caliza. La vemos junto a estas líneas. Junto a ella, tres espléndidos bustos, La Niña Vasca, Aurelio Arteta y el Marinero Vasco, acompañados de la escultura que Macho dedicó a Dolores Ibarruri, la Pasionaria. Sigue la visita con algunos bocetos de monumentos para España y América. En otro espacio se exponen los retratos infantiles en bronce de Danielillo, Zamba y el Niño Castellano y una selección de su producción de dibujos. La extraordinaria escultura el Torso Gitano completa el recorrido por esta casa-museo.

En la Cripta, que se encuentra bajo la casa, Macho pidió que se colocara la pieza que él más amó: la estatua en granito y mármol de Mi Hermano Marcelo, una de sus obras más queridas y que le dio más fama, obra precedida de dos estudios previos de la misma y otros dibujos de familia y relieves en bronce, maquetas y modelos en terracota, entre ellos el del Sagrado Corazón de Jesús que finalmente se hizo para coronar el cerro que preside la ciudad de Palencia.

En el Tallerón se ofrecen, periódicamente, exposiciones monográficas que sobre Toledo y el arte español prepara la Real Fundación.

Podemos pasar una hora mágica y entretenida visitando este más que recomendable espacio cultural. Aquí van, finalmente, algunos datos a tener en cuenta a la hora de decidirse por la visita al Museo Victorio Macho de Toledo: se encuentra ubicado en la Plaza de Victorio Macho, 2, muy cerca del monasterio de San Juan de los Reyes, y casi enfrente de la Sinagoga de Santa María la Blanca. El teléfono de contacto es el 925 284 225 y se pueden ver más detalles y esculturas en la web de la Real Fundación de Toledo, www.realfundaciontoledo.es. Abre de lunes a sábados de 10 a 7 de la tarde, y los domingos, solamente de 10 a 3 de la tarde. El precio es mínimo y recomiendo que antes de iniciar la visita se visione el vídeo que van proyectando de tanto en tanto. En la Tienda del Museo se ofrecen publicaciones y audiovisuales de la Fundación y del Museo.