Obligada visita a Pastrana
Durante los días que conforman este fin de semana, de 16 a 19 de julio, Pastrana vuelve a ser epicentro de la cultura y la evocación histórica alcarreña. Un año más, el octavo ya consecutivo, se celebrará el Festival Ducal, que se tiene, como en otros muchos pueblos de nuestra geografía, el aliciente circunstancial de un Mercado Medieval, artesanos y saltimbanquis por la calle, vestimentas antiguas a cargo de los vecinos, etc, pero que en este caso añade algunas intervenciones de peso, como los “Versos a Medianoche” en el atrio de la Colegiata, el jueves, o la conferencia que a la limón darán Nacho Ares y Guillermo Rocafort sobre la Boda de los Príncipes de Éboli el sábado al mediodía.
Por ahí anda publicado el programa completo. Una gozada de actividades, siendo quizás la más llamativa el gran desfile que, con el título de “Un cortejo del Renacimiento” se hace el sábado a las once y media de la noche por la calle mayor, la plaza de los cuatro cañosy el Ayuntamiento, con salida y llegada del mismo palacio ducal: centenares de personas, vecinos la mayoría de Pastrana, se revisten con los trajes que se usaban en el Renacimiento, en la época de la princesa de Éboli… unos imitan a los señores, otros a los villanos, algún que otro a los clérigos, y de espadachines, mercaderes, buhoneros y colipoterras hay también representación abundante.
Esa vuelta a la realidad del siglo veintiuno de la memoria histórica de una villa que, como Pastrana, cimenta su economía y buena parte de su ser y estar en el recuerdo de ese pasado, es una acertada iniciativa que partió del actual alcalde, y que ha sabido llegar, año tras año, a ser esta maravillosa realidad que en estos días se vive.
Algunos rincones que de cuando en cuando hay que visitar
Este viajero estuvo el pasado domingo por las callejas de Pastrana. Hacía calor, del que Castilla derrama al mediodía de verano sobre campos y tejados. Pero buscando las sombras, que en Pastrana son tantas, y tan amplias, de sus callejas retorcidas, el recorrido se puede hacer al fresco.
La cuesta del Heruelo, desde las monjas de abajo hasta la colegiata, es realmente una prueba de esfuerzo. El que la aguanta si resollar, y la sube sin necesidad de pararse, seguro que tiene el corazón sano. Y los pulmones mejor. En ese trecho se encuentra uno con los mejores escorzos del urbanismo pastranero. La recomiendo hacer, la subida, con una cámara de fotos, algún cuaderno de apuntes, o el silencio de quien se quiere sentir envuelto en el tiempo mágico del Renacimiento que ahora bulle.
La plaza de las monjas sigue siendo espacio santo y pulcro. En el muro principal del convento está un bloque de azulejos representando a Santa Teresa, que fue fundadora del convento. Allá fue donde se metió monja la princesa de Éboli el día después de morir su esposo. Y allá fue donde se montó el escándalo de querer vivir como princesa pero con las tocas de monja en su celda rodeada de acompañantes, servidoras, admiradores y pedigüeños. Otro adorno le ha surgido a la fachada conventual, un campanil de moderno diseño, que la complementa perfectamente.
Hace años, muchos años me parecen ya, antes mucho antes de que se montara el lío de aquella huída a Membrillas y la oposición del pueblo a que se sacaran sus riquzas, visité el interior de la clausura, y pude recorrer con los ojos, y guardar en imagen alguno de sus más curiosos ejemplares, esas míticas donaciones de la princesa de Éboli, que dio al convento de carmelitas y que allí quedaron, a pesar de ser repuestas años más tarde por las monjas concepcionistas que hoy todavía lo ocupan. Entre esas curiosidades retraté una miniatura de un Niño Jesús vestido de gala y acostado en un sillón barroco, tal que un juguetito. Quizás entonces, hace siglos, las monjas que llegaban a la Concepción [a San José] de Pastrana, guardaban todavía en su corazón la alegoría de una maternidad truncada, que se derramaba en ofrendas, oraciones y vestiditos al Niño Dios. Pongo la fotografía junto a estas líneas. Es simplemente un dato gráfico de la realidad histórica.
La Capilla de las Reliquias
Para dato gráfico, el que también acompaño a estas líneas, y que pude obtener el pasado domingo en mi rápida visita a la colegiata pastranera. No siempre ocurre, pero ese día estaba abierto, de par en par, el retablo de la Capilla de las Reliquias. Lugar ameno, aunque un tanto oscuro, y que no deja indiferente a quien lo mira.
De planta cuadrangular, la capilla susodicha, que se levanta a los pies del templo, está cubierta de cúpula de media naranja vaída, sobre pechinas, y con decoración de placas. Su fondo está ocupado por un altar de grandes puertas de madera que al abrirse muestran, en gran hornacina, una enorme cantidad de relicarios barrocos, de los siglos XVII y XVIII, conteniendo reliquias muy diversas y numerosas (ronda su número las trescientas). De entre ellas destacan las del Lignum Crucis, San Juan Bautista, Santiago el Mayor, San Sebastián, San Mateo, Santa Teresa de Jesús, etc. Don Mariano Pérez y Cuenca, en su conocida “Historia de la villa de Pastrana” también las enumera. Cualquiera que vaya con tiempo puede entretenerse en apuntar las curiosas muestras del pasado martirial del catolicismo. En cualquier caso, el aspecto del retablo, y de sus relicarios uno a uno, merece una pequeña parada.
Todavía en esa capilla de los pies del templo, el viajero puede admirar otras cosas curiosas. Son los sepulcros de dos personajes que forman parte de la historia de Pastrana, y que vemos a los lados del retablo abierto. A la derecha, don Francisco de Contreras, y a la izquierda su esposa doña María Gasca de la Vega. Ambos ofrecen sendos frontales, en cuyo centro aparecen los respectivos escudos de armas, y una leyenda que en el caso de él dice Aqví iaze don Francisco de Contreras que fvé Comendador maior de Leon i presidente de Castilla I fvé del Consejo de Estado / Murió el año de 1630 a 4 de maio, de edad de 86 años. Fvé mui recto amparo de pobres, favorecedor de las religiones, y en el de ella Aqví iaze dona Maria Gasca de la Vega muger de don Francisco de Contreras / murió el año del Señor de 1625 a 26 de março despues de aver vivido 80 años loable y santamente remedio de pobres. Proceden de la iglesia del que fuera convento reformado ó desierto carmelita de Bolarque, a cuya fundación y construcción colaboraron decisivamente estos señores, que pasaron en vida largas temporadas en aquella soledad retirados junto a los frailes pardos.
Recorriendo la umbría colegial
El templo, después de la misa mayor dominical, parece que adquiere una dimensión mayor. De una simple iglesita románica que fue en sus inicios, allá por los siglos XIII y XIV, cuando el señorío de la villa estaba en manos de la Orden de Calatrava, se transformó en el siglo XVII en una portentosa colegiata, a la que nada faltaba para simular catedral elegante. Don Pedro González de Mendoza, hijo de los príncipes de Éboli, que les salió listo, trabajador y ambicioso, se hizo franciscano, dirigió la Salceda entre Peñalver y Tendilla, alcanzó a ser obispo de Sigüenza y arzobispo en Granada, y pagó todo lo que costaba hacer ese templo, designando por su arquitecto al renombrado carmelita fray Alberto de la Madre de Dios.
Bueno, sin entrar en más detalles de estructuras, evolución y fechas, yo a mis lectores lo que recomiendo es que, después de la misa mayor del domingo, se den una despaciosa vuelta por el templo. Entrando por la portada gótica del norte, dejando en medio lo que hoy es coro y que en realidad es el resto mínimo de la primitiva iglesia románica, alcancen el tramo de la cabecera y admiren las bóvedas hemiesféricas, los brazos ampulosos del crucero, con grandes carteles y enormes escudos que hablan de los primeros duques de la villa. Y que se entretengan en reconocer los simbolismos que identifican a las santas mártires que ocupan el altar mayor, que pintara Jimeno, uno de los mejores del barroco madrileño. San Francisco en el centro, con misteriosa cruz de dos brazos horizontales, y todo el retablo dedicado a la santidad femenina, feliz idea de la Contrarreforma, que dio alas a la mujer, al menos en el camino de la santidad.
Apunte
Detalles del programa
Entre los interesantes actos a celebrar en Pastrana estos días, figura de una parte la conferencia del historiador Aurelio García López, uno de los máximos estudiosos de la historia pastranera. Hablará del IV Centenario de la Expulsión de los Moriscos, que por estos días se cumple, y con un poco de suerte presentará el libro que con este tema ha escrito y que le prometieron editar los gestores de Bornova, una editorial de temas alcarreños.
También hoy, por la mañana, se inaugurará la clásica exposición de Trajes Góticos, Renacentistas y Barrocos que en el Claustro del palacio ducal ha montado la Asociación de Damas y Caballeros.
Por la noche, en la Colegiata, habrá un Concierto de Órgano, y a las 11 en la plaza del deán, un “Homenaje a las mujeres de Lorca” que ha preparado el Grupo de Teatro Moratín de Pastrana, bajo la dirección de Alberto Merchante, buen apellido para dedicarse a cosas del teatro en la villa alcarreña.
Mañana sábado, será a mediodía y en el palacio ducal la conferencia que a medias darán Nacho Ares y Guillermo Rocafort, estudiosos ambos, con gran calado, de la Princesa de Éboli y de su esposo don Ruy Gómez de Silva, a propósito del recuerdo de su boda, que se hizo, si no me falla la memoria, en Alcalá de Henares. Fue en 1553, y el día de la boda él la doblaba en edad.
Y el Cortejo Renacentista, lo más bonito y lucido de las jornadas. Seguro que serán miles las personas que acudan a verlo, fastuoso, alegre y muy representativo de lo que fue Pastrana en siglos pasados.