Más bofetadas para Labros

viernes, 9 agosto 2002 0 Por Herrera Casado

Para Labros y para todos nosotros, más bofetadas. Por si fueran pocas las que llevamos recibidas desde hace siglos, un par de ellas más. Y de qué categoría….! A Labros le han robado esta primavera un fragmento de su templo románico. Y le van a robar en los meses siguientes el silencio y la limpieza de su ámbito natural, de sus tierras, de sus bosques. Son dos temas de enorme impacto, de altísima importancia, porque son dos temas paradigmáticos, que no sólo afectan a Labros puntualmente, sino que ocurren, que pueden ocurrir, que van a ocurrir, en muchos otros lugares de nuestra provincia. Y el problema es de tal envergadura, y tan irreversible, que en su misma existencia y en la pasividad con que se afronten nos jugamos el futuro de nuestra tierra. Que no es que sea mejor ni peor por haber nacido, nosotros, en ella. Es, simplemente, que es una tierra que no es nuestra del todo. Es de quienes la hicieron, en siglos anteriores, y de quienes la habitarán, siguiéndonos, en el futuro.

El primer hecho: robo de un capitel

Parece una insignificancia, pero es el hecho. Antes de comenzar una anunciada restauración que ha llenado ya varias hojas de fax primero y luego de periódicos, anunciando la restauración de la iglesia románica de Labros, unos siempre presuntos ladrones se han llevado en una noche un capitel de la portada de estilo románico de la iglesia de Labros. Junto a estas líneas reproduzco unas fotografías hechas por mí no hace más de un año: la portada de elegantes líneas románicas (arco de medio punto, arquivoltas lisas, cenefa decorada y capiteles equilibrados y parlantes por sus motivos hagiográficos) de la iglesia parroquial de Labros. Vacía ya, solo con sus cuatro muros, la torre caída, las ortigas creciendo en su interior… un lugar del alto sabinar molinés que ha quedado prácticamente deshabitado, pero que en verano se llena de gente y de actividades (véase, si no, el periódico anual “Labros” que saca adelante la “Asociación de Amigos de Labros” desde hace ya más de veinte años).

La otra fotografía es la del capitel desaparecido. Un viejo y encorvado individuo, con algo en las manos, acosado por dos seres monstruosos que le incitan, probablemente, a pecar: un cánido y una sierpe. Metáfora pura, biblia pauperum, signo exacto de una mentalidad histórica. Se han llevado el capitel, su cimacio, la cenefa superior y la columna. Sólo el pedestal, que es fácilmente reproducible, han dejado. Y los otros tres capiteles, han quedado a la merced del viento aunque no del olvido. En el mencionado periódico labreño de este verano, reproducen una foto de antes y otra de después, y animan a los lectores a que encuentren la diferencia. Como si de un macabro, y triste, “juego de los errores” se tratase. Un juego de los horrores, más bien, como ellos mismos lo califican.

El segundo hecho: robo de todo el aire

Este es anunciado. Se sabe quien viene a por él, una empresa de electricidad que cotiza en Bolsa. Piensan instalar un Parque Eólico en el sabinar de Labros, en medio del bosque silencioso y milenario, donde se ha definido previamente una ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves) pues por su proximidad a la laguna de Gallocanta por su espacio atraviesan de continuo miles de aves en sus viajes migratorios, y donde existen miles de sabinas en un conjunto único en España, que fue previamente declarado, en 1987, por la Junta de Comunidades, especie protegida y de interés especial.

Allí van a construirse cuando la Junta les dé el permiso (que se lo dará) nada menos que 44 aerogeneradores eléctricos de 55 metros de altura cada uno, distribuidos en seis hileras, sobre las cotas y líneas de altura más visibles, saliendo de cada uno de ellos algunos que otros cables que confluirán en una subestación eléctrica in situ, de la que partirá una línea de alta tensión apoyada sobre plintos metálicos y que a lo largo de 17 kilómetros dará nuevas perspectivas “tecnológicas” a la sierra molinesa. Traga saliva, amigo lector.

Ya se han hechos cosas así en otros lugares de la provincia. Y ello con la aprobación del Ministerio de Medio Ambiente, de la Junta de Comunidades, de la Diputación, y de los respectivos ayuntamientos. En algunos casos más, incluso, con  el aplauso de los vecinos. Las únicas riquezas que tiene la provincia de Guadalajara, son a saber: el agua, y el aire, ya están repartidas. Aquí las vemos, simplemente, correr por el suelo, y por el aire. Son tan livianas esas riquezas…