Otra caminata por las Guadalajaras

viernes, 24 julio 1998 0 Por Herrera Casado

 

Terminado felizmente, el pasado sábado 18 de julio, el Cuarto Congreso Internacional de Caminería Hispánica, celebrado en nuestra ciudad con asistencia de centenares de estudiosos e hispanistas de todo el mundo, cabe pararse un momento a reflexionar sobre algunas de las cosas que en él se han oído. Quizás pasó un tanto desapercibido por la ciudad el ruido (sólo de palabras, de documentación, de investigaciones humanistas) que produjeron estos hombres y mujeres. Es siempre mayor el ruido de las tracas, de las charangas y las carreras: en definitiva, de todo aquello que lleva el viento sin decir una palabra nueva.

Pero la fuerza de los pensamientos, de las palabras, de los hallazgos, es a la larga el mejor capital. Este es el que nos ha dejado el Congreso de Caminería, el cuarto ya, dirigido como siempre por el profesor Manuel Criado de Val, convertido definitivamente en la referencia obligada de los saberes en torno a los caminos de la literatura y la historia.

Rutas Literarias

El jueves 16, por la tarde, tuvo lugar la esperada sesión plenaria y mesa redonda sobre el tema de las «Rutas Literarias». Luego veremos, en repaso rápido, cómo Guadalajara está en el cruce o «carrefour» de las mejores y más sonadas Rutas Literarias de España. Esos espacios invisibles por los que caminaron, siglos o años ha, con sus intangibles vestimentas y sus no pronunciadas palabras, por personajes de la ficción y la leyenda.

En la sesión plenaria de este tema, quizás uno de los más interesantes del Congreso, intervinieron especialistas en diversos temas. El primero fue un arquitecto burgalés, Miguel Ángel de la Iglesia, quien en nombre del equipo que dirige explicó la actuación que se está realizando en la provincia castellana, desde Vivar hasta el límite con Soria, pasando por Burgos capital, para adecuar de forma sencilla, pero efectiva y barata a un tiempo, la ruta que Rodrigo Díaz, el de Vivar, hizo por la tierra de Burgos. Un estudio inicial, una recogida de documentación, de textos, de imágenes han servido para crear una tipología de señalización, el «hito del Cantar» que serán grandes bloques pétreos en los que irá, en cada lugar de la Ruta, el texto que en el Cantar del Cid le alude, en formato de letra medieval. Además irán espacios recreativos, de esparcimiento, vistas generales, adecuación del paso del Camino por los pueblos, por la ciudad, algún monumento al Cid, alguna fuente, unas arboledas, unos bancos… elementos baratos, pero que conseguirán sin duda marcar ese «Camino» que es la esencia de la actividad cultural en este campo.

Fue luego don Jaime-Axel Ruiz Bandrihaye, del Instituto de Turismo de España, quien pronunció una conferencia coherente y realista en torno al tema del turismo en nuestro país, la primera industria española sin duda. Retomando la voz que pide superar el «turismo de sol y playa» hasta ahora expuesto, dijo Ruiz Bandrihaye algo en torno a los elementos que componen y estimulan el «Turismo Cultural» que debe primar especialmente en áreas como Castilla, donde evidentemente no hay playa (aunque sí mucho sol, y bien molesto en verano). Dijo que se necesita la creación de «itinerarios y rutas culturales», apostando por un turismo temático y una oferta descentralizada: las rutas del románico, por un lado, o las exposiciones tipo «Edades del Hombre» por otro. Evitar los «islotes» turísticos, lugares maravillosos y muy visitados, rodeados de la nada, del desierto (no es esto lo que ocurre con Sigüenza, llena de gentes que no saben luego ni dónde está ni qué es Palazuelos, Guijosa o Carabias?). En su intervención, muy técnica y científica, Ruiz Bandrihaye explicó cómo deben utilizarse y ponerse en práctica los elementos necesarios para que un «bien cultural» se transforme en un «recurso turístico», entroncando aquí con el tema de la sesión: un espacio quizás vacío y anodino, como base de un ruta turística con el apoyo de un libro, de una leyenda, de una historia archiconocida (Rutas del Cid, del Arcipreste de Hita, del Quijote…)

Pidió este interviniente que se pongan en práctica elementos fundamentales en el apoyo de este turismo cultural: tener datos estadísticos, llegar al «mapa del turismo cultural», conocer a fondo lo que es, de una parte, «el producto» que se oferta, y de otra «la demanda» real o potencial del mismo. Y en ese conocimiento del producto, hacer un análisis serio de lo que se ofrece, cuándo y cómo. Un ejemplo: ¿alguien en Guadalajara se ha parado un día a examinar cuando, cómo y de qué manera se ofrecen al turista los espacios culturales, los edificios históricos, los elementos patrimoniales de Guadalajara? Promocionar el turismo no es solamente hacer folletos… hay que abrir los monumentos, iluminarlos, poner en la puerta a alguien que los sepa explicar…

Siguió la intervención de Erhard Rohmer, un alemán que ha puesto en un lugar soriano, en Navapalos, un centro de la Asociación de Amigos de la Arquitectura Autóctona, y con su trabajo personal ha creado una verdadera ONG que se encarga de estudiar esa arquitectura y llevar adelante programas de ayuda a estudiarla y conservarla en otros lugares de España y del mundo.

Finalmente, la sesión concluyó con la esperada conferencia del profesor Manuel Criado de Val, con referencias a algunos puntos todavía controvertidos del paso de las principales Rutas Literarias por nuestra tierra de Guadalajara. Con una lúcida visión, muy nueva, de las fuentes literarias que sirven de fundamento a estas Rutas, Criado analizó el Cantar del Mío Cid en su referencia al paso del guerrero castellano por el norte de la provincia, no teniendo reparos en advertir que cuando dicen las versiones actuales que Rodrigo Díaz tuvo miedo al pasar junto a las Torres de Atienza, se estaba refiriendo en realidad a las que en torno a Ayllón existían, y que es en realidad el valle del río Cañamares el que luego sigue para llegar hasta Castejón. Una nueva identificación en torno al lugar de Alcocer fue proporcionada por el eminente profesor, en el sentido de identificarlo con el pueblo de Castejón de las Armas, en la confluencia de los ríos Piedra y Jiloca, en la provincia de Zaragoza. Defendiendo finalmente la identificación del «Robledo de Corpes» del Cantar de Mío Cid con el pueblo de idéntico nombre en la sierra de Guadalajara, más al norte de Hiendelaencina.

Guadalajara en el «carrefour» de las rutas literarias

Todos estos elementos, tomados a vuelapluma en una sesión densa y rápida, nos sirven para reflexionar acerca de lo pudiera y debiera hacerse en Guadalajara en torno a este tema del Turismo Cultural y las Rutas Literarias. Cuatro principales Rutas existen en nuestro país, asentadas sobre elementos netamente culturales y literarios: el Camino de Santiago, la Ruta del Quijote (estas dos ya propuestas para ser declaradas Patrimonio de la Humanidad), el Viaje a la Sierra del Arcipreste de Hita, el Camino del Destierro del Cid Campeador, y más modernamente, la Ruta del «Viaje a la Alcarria» de Camilo José Cela, una Ruta Literaria eminentemente guadalajareña que deberá ser promocionada a niveles mucho más intensos.

Pues bien: de todas las rutas señaladas participa Guadalajara. No hay ninguna otra provincia española que pueda decir lo mismo. Y, para terminar, me explico: el Camino de Santiago está demostrado (en algún artículo publicado en Revista especializada lo he hecho) que tuvo sus ramificaciones hasta Guadalajara. Artistas que por él viajaron dejaron sus huellas en iglesias románicas como la del Salvador en Cifuentes y la de Santa María del Rey en Atienza. La Ruta del Quijote pasa por la provincia de Guadalajara, pues el universal hidalgo manchego, en su viaje a Zaragoza y Barcelona, desde la serranía de Cuenca pasa por el Alto Tajo, por Castilnuevo y Molina (según también dejé suficientemente probado en mi comunicación al Congreso Internacional de la Ruta del Quijote). El Cantar del Destierro del Cid le pone atravesando nuestra provincia en lugares concretos como Miedes, Atienza, Castejón (posiblemente Jadraque), Anguita y Molina. El Viaje a la Sierra del Arcipreste de Hita no necesita ni cita, todos saben que sube y baja el Henares, va a Santa María del Vado, visita Mohernando, está en Guadalajara y en Cogolludo, etc. Finalmente, la Ruta del Viaje a la Alcarria de Cela es un monumento cultural única y exclusivamente guadalajareño. ¿Hay quien dé más?

Este es el fruto del Cuarto Congreso Internacional de Caminería Hispánica, que Guadalajara ha recibido con los honores que merece, y que ha vuelto a dejar a nuestra tierra en ese puesto de avanzadilla de unos estudios y unos modos de contemplar la realidad bien avanzados y modernos. Aunque luego, la realidad de cada día, nos demuestre que no todo el monte es orégano.