Cuatro campanadas a fin de año

miércoles, 31 diciembre 1997 2 Por Herrera Casado

 

En vez de doce, que son las que tocan todos los relojes, a fin de año esta página da cuatro campanadas. Son las cuatro ideas que me revolotearon la mente cuando fui a escribir el último trabajo de este año 1997 que ahora acaba. Hubieran podido ser doce también, y aun veinticuatro. Porque en esta provincia que semana a semana tocamos con la mano y sentimos latir, han pasado muchas cosas: trascendentes unas e insípidas las más. El correr de la vida se compone de grandes cuadros de batalla e interiores de hogar. El deseo de quien esto firma es, en cualquier caso, que se repita lo bueno del año que se va, y que nunca más vuelva lo malo. A fuerza de desearlo, seguro que lo conseguimos. Porque la realidad está en el deseo, no lo olvidéis.

1. Un libro

Decenas de libros salieron este año en Guadalajara. Esto es algo positivo, sin duda alguna. Los hubo resplandecientes (el que a principios de año se presentó sobre el Palacio del Infantado, de Layna Serrano) y los hubo flojillos. De investigación y de poéticos arranques. Novelas y monografías… qué sé yo. Muchos de ellos, los que me llegaron con buena mano, los comenté. Otros se me pasaron porque nadie dijo «esta boca es mía». En este momento final del año traigo una campanada para «La Ronda de Valfermoso», un librito simpático y cariñoso, un librito de cultura plenamente rural y moderna a un tiempo. Ha sido Emilio Valero el animoso facedor de estas páginas, en las que ha conjugado los saberes tradicionales y las mañas de muchos otros. Los saberes de Restituo Sánchez, rondador número uno, poeta popular sincero y entregado. Los de la señora Modesta, con su gran voz, y los de Juan José Viejo y Mariano García, sin olvidar a Gonzalo, a Nico y a Antonio Viejo. Además lleva los dibujos, llenos de gracia y talento, de Fernando Ordóñez, de María y de Juan José Viejo. Un prólogo breve de Javier García Andrés, presidente la Asociación Cultural «El Aljibe» de Valfermoso de Tajuña, centra el libro en lo que es: una recogida de letras de canciones populares, de rondas amorosas y coplas «picantillas», que con alegría se dicen en este pueblo cada año en sus fiestas.

Valfermoso está en un alto

sobre peñasco sencillo,

predomina en él la iglesia

con las ruinas del castillo.

Así es, con dos palabras, con cuatro frases que forman un cantar, como los de Valfermoso dicen su alegría y quieren a su pueblo. todo un ejemplo.

2. Una web

Internet ha entrado en nuestras vidas este año. Por sus cables sin color se han ido y se han venido muchas horas, y por ellos nos llegaron, o mandamos, muchas palabras y mucha información. Aunque a comienzos de año empezaron a surgir las web (las páginas con información legible en Internet a través de ordenadores) sobre Guadalajara, ha sido en los últimos días del año que se ha presentado en Diputación la web que para ellos han hecho quienes saben hacer estas cosas. Es un espacio amplio, hermoso, como una gran ventana que se abre al mundo, por la que se mira nuestra provincia y se la ve llena de hermosos monumentos, de recia gastronomía, de fauna autóctona y posibilidades deportivas. Es un lugar, además, muy útil, lleno de información sobre todos y cada uno de los pueblos de Guadalajara. Es una «web con presidente», puesto que en la primera página de la misma aparece el retrato y el mensaje cariñoso de Francisco Tomey. Y es una web (no todo iba a ser perfecto) sin una sola dirección de E-Mail a la que dirigir la felicitación o la queja. Algo inaudito en Internet y que contradice su propia esencia, que es la de la comunicación. A mí esto de las «webs con presidente» (como la de la Junta, que se puso en octubre y también tiene retrato y saludo de José Bono) me escaman un poco. Porque si de algo puede presumir Internet es de no ser de nadie, de que en este territorio no manda nadie, y cada cual va donde quiere, se junta con quien quiere, y dice lo que le viene en gana. Un ejercicio la mar de saludable, os lo aseguro.

3. Un Congreso

A mediados de año se celebró en Guadalajara un Congreso Internacional que puso aún más en candelero a la provincia de Guadalajara. Aunque algunos no se enteraron (o no quisieron enterarse) la onda expansiva del Congreso aún dura, y va a dar en un futuro próximo un empujón notable al turismo guadalajareño. Se trataba del Congreso Internacional «Ruta del Arcipreste de Hita», que organizado por la Asociación de Escritores de Turismo de Castilla-La Mancha trató de establecer por medio de comunicaciones y trabajos presentados por unos 40 especialistas, la relación auténtica de las descripciones viajeras del Libro de Buen Amor con las tierras de las provincias de Guadalajara, Segovia y Madrid.

Se han explicado objetivos y se han concretado posibilidades en conferencias posteriores, y en el Congreso Internacional de Caminería Hispánica que se celebrará el próximo año en nuestra ciudad, sabemos que un buen número de comunicaciones van a estar referidas a este tema, del que se pusieron entonces, [fue en junio exactamente, con una amplia excursión por los lugares arciprestales de la provincia] las bases firmes.

4. Un chiste

Solo me atrevo a calificarlo así, de chiste. Frases más fuertes, que probablemente se merecería el tema, ni me salen, ni son convenientes. Se trata del castillo que han construido en Almoguera. Porque no se puede decir que hayan reconstruido nada. Simplemente, se lo han inventado. Sobre la roca austera que domina, amesetada, a la villa, y en la que apoya la torre de la iglesia parroquial, sobre las evidentes ruinas de un antiguo castillo que fue de los caballeros calatravos, del rey de Castilla y posiblemente antes de los musulmanes, se ha levantado ahora uno nuevo, sin tener en cuenta restos previos, tipología, medidas de arcos, altura de torres y baile de almenas. Así, a lo alegre, «habemus castrus». Con luces de colores (rojo y verde llamativos) en las noches de verano. Con un jardincillo dentro y sembrando el mal ejemplo en pueblos comarcanos que, muertos de envidia, están empezando también a pensar en montarse sus propios castillos.

Esto no es serio. Muchos lo han visto, muchos lo piensan. Nadie se atreve a decir nada, no sé por qué. El caso es que hace pocas tardes pasé por allí, en uno de mis viajes sin rumbo por la Alcarria, y me sorprendió la parida. Porque esa es, exactamente, la palabra que le corresponde. En todas sus acepciones.