El Cardenal Mendoza se hace vivo entre nosotros
No cabe adjetivo de pesado a quien vuelva, en este año 95, a recordar la memoria del Cardenal don Pedro González de Mendoza en Guadalajara. No cabe por varias razones. Y no es la última el hecho de que el pasado día 8 de marzo, en el inicio del Ciclo de conferencias que con este motivo ha organizado la Asociación de Amigos del Archivo Histórico de Guadalajara, el profesor de la Complutense madrileña don Juan Manuel Carretero Zamora, ajeno por completo a nuestra tierra y a ningún interés que en ella pueda argüir nadie en torno a sus «glorias históricas», dijera con toda rotundidad que la figura del Cardenal Mendoza era una de las más importantes de la historia de España a lo largo y ancho de todos sus siglos. Cuando los calificativos encomiásticos para alguien de aquí se hacen por parte de alguien de fuera, es cuando adquieren su verdadero, su más alto valor. Porque siempre que hemos dedicado a los Mendoza varios, y al Cardenal don Pedro más concretamente, aluvión de adjetivos contundentes y brillantes, siempre nos ha quedado el remoto sentido de estar haciendo «patria chica» a costa de nuestro amor por ella. Es así que las palabras del profesor Carretero, especialista en Historia Moderna de España, cayeron en la Sala de Actos de Ibercaja como un auténtico, encendido y equilibrado homenaje de la Universidad española a la figura de este paisano, que murió en Guadalajara el 11 de enero de 1495, acaba de hacer cinco siglos.
La Asociación de Amigos del Archivo Histórico Provincial ha montado un breve pero enjundioso bloque de conferencias con las que retomar esta efemérides. Y lo ha hecho muy bien, con un equilibrio en los temas y las personas que merecen todo nuestro aplauso. Sobre todo porque han entendido que ese homenaje al Cardenal era necesario, y porque además la forma de hacerlo (conferencias, explicaciones, divulgación y publicaciones) es la más ajustada al tema. Tras la conferencia el día 8 del mencionado profesor Carretero, el miércoles 15 intervino doña Carmen Guzmán Plá, del Archivo Histórico Nacional, con una interesante conferencia sobre «La casa de Osuna; la documentación de los Mendoza en el Archivo Histórico Nacional» en la que pasó a revista al origen y contenido de los amplísimos fondos que sobre los Mendoza guadalajareños se conserva en el gran Archivo Histórico madrileño. Finalmente ha sido el día 22 de este mes cuando el ciclo se ha clausurado con una charla de don Aurelio García López, joven y prestigioso historiador alcarreño, quien ha ofrecido nuevos datos sobre el mecenazgo de la familia del Cardenal Mendoza en su conferencia titulada «La correspondencia del conde de Tendilla».
De todas estas aportaciones, y sin demérito para ninguna de las restantes, fue la del profesor Carretero la que más contundencia y claridad aportó en la valoración realista de don Pedro González de Mendoza. Una visión rápida de su vida, de su formación humanística, de su destino como «segundón» destinado a la profesión eclesiástica que, sin embargo, muy pronto descuella sobre sus hermanos y es la pieza clave que la familia Mendoza aporta a la tarea de iniciar la reforma del Estado haciéndole pasar de su estructura anquilosada y preterida de la Edad Media, a la novedosa e imparable de la Moderna. Los cargos del Cardenal, y la contundencia en el ejercicio de los mismos en la cortes sucesivas de Enrique IV y los Católicos Reyes, le ponen en la primera línea de la historia de la segunda mitad del siglo XV. Aunque nada nuevo añadió el profesor Carretero, sí que puso sobre la mesa algunas preguntas que esperan mejor ocasión para ser contestadas. Fue una la aseveración sin paliativos de que Pedro González de Mendoza inicia con su llegada a la Corte de Enrique IV la reforma del Estado. Se alza como defensor a ultranza de la legitimidad monárquica, y apoya continuadamente al Rey en todas sus peleas con la nobleza levantisca. Son los Mendoza los únicos que acompañan a enterrar en el monasterio de Guadalupe el cadáver del Rey, para a continuación dar el grito de apoyo a Isabel de Castilla y su esposa Fernando de Aragón. El reforzamiento de la figura y de las prerrogativas de los monarcas cuajan en las Cortes de 1480, en las que Mendoza juega un papel destacado, conjugando voluntades y amañando todas las tendencias, en una tarea «de pasillo» que en las sesiones plenarias figuró como plenamente aceptada. Con ello no hace sino reforzar la presencia suya personal y la de toda su familia en la primera línea del nuevo Estado. ¿Porqué, sin embargo, ese giro radical de Mendoza en el apoyo de la línea «jurídicamente» legal (la de Juana la Beltraneja) a la de la ilegal, la de la hermana Isabel? No lo explica Carretero, y no lo explica nadie. El hecho está ahí, y la fidelidad a los nuevos Reyes, y la colaboración en la construcción de la nación española es algo incontestable que debe ser anotado en el haber del Cardenal Mendoza.
Otro importante ciclo de conferencias ha sido diseñado y ya anunciado con nombres y fechas por parte de la Casa de Guadalajara en Madrid. Allí, en la plaza de Santa Ana, en el bullicio enajenador de la Corte, la Alcarria y sus historias tendrán de nuevo protagonismo a lo largo del año. el diseñador de este ciclo ha sido don Félix Utrilla Layna, quien ya ha pronunciado la primera conferencia del bloque: el «Bosquejo de la historia de su época». Magistral, como todo cuanto hace y dice, Utrilla ha hecho una extraordinaria inauguración del ciclo mendocino en los lares madrileños. Seguirán don Fernando Vilches Vivancos, el 31 de marzo, con su visión de «La familia, la persona y la vida del Cardenal». Este escritor ha probado su conocimiento del Gran Cardenal de España en un libro recientemente editado por la Diputación Provincial de Guadalajara, también relativo al personaje. Luego en abril será don José Antonio Suárez de Puga quien disertará sobre «El Cardenal y el humanismo», en mayo don Prometeo Cerezo de Diego hablará sobre «El Cardenal y la Iglesia», en junio lo hará la profesora María Teresa Fernández Madrid presentando al «Cardenal como mecenas», y en septiembre llegará quien esto escribe a clausurar tan digno ceremonial con sus torpes palabras, que tratarán de presentar al Cardenal Mendoza como político, que es lo que en realidad fue con más intensidad y rigor que ninguna otra cosa.
La Casa de Guadalajara en Madrid ha preparado, incluso, una serie de actos que tienen mayor sentido simbólico, y una utilidad a todas luces manifiesta: nada menos que ocho viajes han sido desarrollados por la vocalía de turismo que sirve con su probada pasión por el alcarreñismo nuestra buena amiga Gloria de Lucas Simón. Todos ellos dirigidos (algunos de dos días de duración) visitar los lugares de la geografía patria en los que el Cardenal Mendoza escribió alguna página de su larga y densa historia. Se irá a Calahorra y a Santo Domingo de la Calzada (los días 1 y 2 de abril), a Sigüenza (el 21 de mayo), a Pioz y la Alcarria Baja (el 11 de junio), a Valladolid (el 25 de junio), a Sopetrán, Jadraque e Hita (el 15 de julio), a Sevilla (los días 23 y 24 de septiembre), a Toledo, donde reposan sus restos en el altar mayor catedralicio (el 8 de octubre) y a Guadalajara, a recorrer una vez más los trazos de su vital secuencia, el 19 de Noviembre. Esto es hacer patria, esto es levantar una bandera, esto es moverse por la Alcarria, por Guadalajara y por las esencias que esos nombres comportan. En ese camino nos vemos.