Convocando a un Centenario. Layna Serrano, un hombre de cuerpo entero
La movida cultural de Guadalajara va a tener en los próximos meses, y aún años, un elemento en torno al cual podrá girar, en espiral acelerada, sacando a la luz múltiples cuestiones que atañen profundamente a la razón de ser de nuestra tierra: a su geografía, al aprovechamiento de sus recursos turísticos; a su historia, al aliento de investigaciones y propuestas; al patrimonio artístico, a la necesidad de su restauración, de su uso, de su divulgación; al folclore y costumbres de Guadalajara y sus sierras, desde la Caballada a las botargas, y a un largo etcétera de temas que tendrán por motor exclusivo la figura (su recuerdo, mejor dicho) de Francisco Layna Serrano, el que fuera Cronista Provincial y uno de los más apasionados defensores de Guadalajara y de todo cuanto ha tenido que ver con su desarrollo y su permanencia.
Esa movida estará promovida por la celebración del «Centenario de Layna Serrano», al que desde aquí, y de forma individual, ‑por ahora‑, alentamos. El 27 de junio de 1893 nació Layna en la localidad serrana de Luzón, donde su padre actuaba de médico. Educado en Guadalajara y Madrid, activo como médico durante toda su vida, pero apasionado de la historia y de la raíz entraña de Guadalajara, Francisco Layna fue el modelo de dedicación desprendida (sin ocupar nunca un puesto oficial ni cobrar por ello el más mínimo estipendio) hacia la provincia, proponiendo ideas y alentando la cultura a muy diversos niveles. Como Cronista Oficial de la provincia y de la ciudad de Guadalajara, como presidente de la Comisión Provincial de Monumentos, como Académico Correspondiente de la Historia y Bellas Artes, como periodista, como escritor de libros, como conferenciante y como propagandista en cualquier foro en que se encontrara de los valores alcarreñistas, Layna actuó y entregó su vida en estas lides.
Se cumplirá, pues, en 1993, el Centenario del nacimiento de este personaje al que tanto debemos todos. Será el momento justo, entonces, de recordarle, de hablar de él a las nuevas generaciones. De ponerle como ejemplo y de dedicar un momento de meditación a su memoria. Muchos conocen su estatua en la plaza de la Diputación, otros saben de su calle en el Plan Sur. De su obra numerosa, de densos libros, es más difícil que sepan los jóvenes, porque sus numerosos escritos están superagotados. Esta será la ocasión de oro para traer a la memoria de todos a Layna, y para juntos releer sus investigaciones, sus apreciaciones, sus descubrimientos. En suma, el año 93 será el «año Layna» en Guadalajara. Y para ello debemos irnos ya preparando.
Quisiera en estas líneas hacer, de una forma individual, pero espero que oficial en algún modo, la convocatoria a preparar este centenario con todo el rigor y la solemnidad que merece. He creado para ello un «logotipo» que junto a estas líneas presento, y que bien pudiera servir de sello invocador de estas efemérides. Proponer a instituciones públicas y privadas la realización de actos culturales en torno a su figura y a su obra. Una exposición monográfica sobre Layna Serrano podría recorrer a lo largo de ese año todos los pueblos significativos de Guadalajara en los que su obra se fijó. La edición de sus libros más importantes (Los Castillos de Guadalajara, el Románico, la Historia de Cifuentes, de Atienza, del monasterio de Ovila, de Guadalajara misma…) quizás incluso en una unidad que fueran, de ahora para siempre, las «Obras Completas de Layna», sería el eje de la conmemoración, pues el mejor homenaje a un escritor es leer y conocer sus escritos. Promover un Congreso de historiadores para tratar de completar sus temas fundamentales, actualizarlos, valorar en su justa medida lo por él hecho, etc.
Esas instituciones públicas y privadas, para las que sin duda servirán de abanderados la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Guadalajara, la Casa de Guadalajara en Madrid, los Ayuntamientos de Atienza, de Cifuentes, de Trillo, de Sigüenza, o de otra parte las formaciones que pueden dedicar algunos de sus caudales a la promoción de la cultura provincial (Cajas de Ahorro, grandes empresas de implantación provincial), tienen mucho que decir y que hacer en esta ocasión. No es pronto, en esta primavera de dos años antes, ponerse a pensar en el tema, e ir preparando alguna actuación. Por nuestra parte iremos moviéndonos en todas aquellas direcciones que suponemos han de realzar como se merece este centenario de Layna al que estas líneas quieren ya convocar. Ojalá nos veamos todos los buenos alcarreños en este sendero de ilusiones y proyectos.