El seguntino López de Caravantes, cronista de Perú

viernes, 4 agosto 1989 0 Por Herrera Casado

 

El pasado miércoles día 2, y con este mismo título, di una conferencia en la ciudad de Sigüenza, en el seno de sus habituales «Jornadas de Estudios Seguntinos», con el mismo título que encabeza estas líneas. Era fruto, cuanto allí, dije, de diversos estudios e investigaciones en torno a un personaje sumamente importante para la historiografía de la América virreinal, y que hasta ahora no se había considerado como seguntino, pues sus orígenes, aunque ciertamente relacionados con la Ciudad Mitrada y con Guadalajara, no se habían especificado al máximo.

Quieren estas breves líneas traer a nuestro habitual «Glosario» la figura de este individuo, don Francisco López de Caravantes, que fue en realidad un «inspector de Hacienda» al servicio de la de los monarcas de la Casa de Austria durante la primera mitad del siglo XVII, pero que de esa rutinaria y prosaica actividad sacó entusiasmo y desplegó su saber y sus energías para redactar uno de los monumentos de la historiografía americana: la Noticia General de los reinos del Pirú, Tierra Firme y Chile, en cuatro gruesos tomos que permaneció inédita y manuscrita durante siglos, en la biblioteca del Palacio Real de Madrid, y que no hace muchos años fué sacada a la luz en forma de libro impreso por la Biblioteca de Autores Españoles.

Su padre, don Andrés López de Medrano, había nacido en Soria pero se trasladó a vivir a Guadalajara, donde casó. Su madre, Juana de Caravantes y Medrano, era prima de su padre, y pertenecía a familia de origen también soriano, pero avecindada en Sigüenza desde algunas generaciones antes. Un hermano de esta señora fué don Ginés de Caravantes, canónigo en la catedral seguntina, y su padre (el abuelo materno de nuestro personaje) fué don Luis de Caravantes Ondonero, alcalde por el estado de los hijosdalgo de Sigüenza, y mas tarde alcaide del castillo nombrado por el Obispo don Pedro de La Gasca, pacificador del Perú.

El cronista Francisco López de Caravantes nació en Sigüenza en octubre de 1569, siendo bautizado en la parroquia de San Pedro el día 16 de dicho mes y año. Era el menor de una serie de hijos, todos ellos de mayores sujetos de letras y saberes varios: uno fué religioso santiaguista, otro fraile franciscano, otro médico que también fué al Perú, a ejercer en Huancavelica, etc. Todos ellos, lo mismo que nuestro sujeto, estudiaron en la Universidad de Sigüenza. El padre, que servía en la corte doméstica de los duques de Medinaceli, pudo costarles esos estudios y la formación suficiente para que todos anduvieran libres por la vida.

Después de servir en la burocracia hacendística de la Corte y de Sevilla entre 1588 y 1594, ese año se embarcó López de Caravantes rumbo a América, llegando a Lima y presentándose al Virrey, obteniendo desde momento los mas variados encargos como funcionario real, en el ámbito de la fiscalidad y la recaudación de impuestos, haciendo viajes continuos por todo el territorio del virreinato andino, lo que le posibilitó un conocimiento exhaustivo del territorio, de sus gentes, de sus monumentos, costumbres y finanzas.

Muy apreciado de todos los Virreyes que se fueron sucediendo, bajo el gobierno de Velasco propuso la creación del Tribunal de Cuentas de Lima, viajando a España a defender su idea ante el Consejo de Indias, y consiguiendo que Felipe III suscribiera en 1605 la creación de ese tipo de Tribunal, tanto para Lima, como para México y Bogotá. Vuelto a América, él fue nombrado Contador Mayor con jerarquía similar a la de los Oidores de la Audiencia. Y en el puesto permaneció el resto de su vida, trabajando siempre con auténtica entrega, en el concepto de estar laborando por mejorar la recaudación que repercutiera «en un mejor servicio de Su Majestad».

Muy amigo del también alcarreño Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros, al que llamaron «el Virrey Poeta» por sus dotes literarias y especialmente por su protección a escritores de todo tipo, Caravantes inició hacia 1614 la redacción de su «Noticia General del Perú», obteniendo todo tipo de facilidades para sus investigaciones (siempre directas en archivos, por cartas, informes, etc.) y viajes continuos.

La obra referida de este escritor y cronista del Perú es un auténtico monumento a la laboriosidad y al tesón de un investigador. Por todos cuantos han podido consultar la obra ha sido alabada como fuente interminable de datos, especialmente de orden económico. Creo que podemos estar verdaderamente orgullosos de contar en la ya abultada nómina de personajes nacidos en Sigüenza a este Francisco López de Caravantes, que nos dio este verdadero fontanar de noticias americanistas. Su continuo trabajo sobre los papeles, con las luces que, tras el anochecer irradiaban los candiles de aceite, le llevó a una ceguera progresiva, de la que le sacó un cirujano oftalmólogo mejicano, en 1624. Con ello pudo ver concluida su obra en 1630, pero apretado de dificultades económicas, pocos años más tarde, en 1634, moría de una hemorragia cerebral, quedando enterrad en la iglesia de Santa Catalina de Lima, donde aún hoy puede evocarse su memoria.