Fichero de Notables: Artistas alcarreños

viernes, 30 enero 1987 0 Por Herrera Casado

Uno de los libros impresos por Antonio de Sancha

 

Ha dado la tierra de Guadalajara, a lo largo de los siglos, multitud de artistas que han sabido tallar la piedra, poner color a los lienzos, y medir el aire levantando edificios. De entre tantos, damos hoy algunas breves pinceladas de quienes, no por mínimos, han estado más olvi­dados. Como recuerdo y aportación a un Fichero de Notables alcarreños, van aquí estas sucintas biografías de artistas y paisanos. 

GIL RANZ, Luís ‑ Nacido en Renales, en 1787. Muerto en 1867. Es uno de los artistas más significativos de nuestra provincia, aunque su obra ha sido poco valorada y conocida. Desde niño residió en la corte, siendo discípulo de Goya en algunas ocasiones, y recibiendo de el una clara in­fluencia. Fue magnífico dibujante con la plumilla, dejando un extraordina­rio retrato del molinés don Diego González Chantos‑Ollauri, con quien padeció destierro, en su pueblo natal, Renales, durante la Guerra de la Independencia. Autor también de numerosos dibujos a pluma para libros de todo tipo, se destacó asimismo como un notabilísimo calígrafo, haciendo curiosas y difíciles imitaciones de antiguos escritos y documentos topográficos, recibiendo el encargo de la Biblioteca Nacional para reponer hojas y fragmentos de obras deterioradas. Su obra cumbre, en este sentido, son las portadas de un Diccionario Greco‑Latino, muestra de barroquismo y técnica depurada en el dibujo. 

MOLINA DEL DULCÍSIMO NOMBRE DE JESÚS, Gregorio ‑ Nació en Sace­dón, en 1811. Murió en Madrid, en 1834. Muy joven se trasladó a Madrid, ingresando en el Colegio de las Escuelas Pías, y dedicándose pronto a la enseñanza en dicho colegio. A pesar de su juventud, destacó enseguida como acreditadísimo profesor de letra y caligrafía, siendo proverbial sus carac­teres maravillosos, complicados, dejando su nombre ligado a esta parcela, poco estudiada todavía, de la historia del arte hispano. 

PARDO GONZÁLEZ, Pablo ‑ Es uno de los buenos pintores que la provincia de Guadalajara ha dado a la historia del arte español. Se formo en la Academia de San Fernando, recibiendo enseñanzas y tomando el saber de Vicente López. El, por su parte, llego a ser profesor de Dibujo artístico en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Su especialidad fue el retrato, llevando fama de ser los mas notables por el pintados los del Conde de Oñate, y de la Reina María Cristina. Otros retratos, perfectos de técnica, presento a las Exposiciones Nacionales de 1858, 1862 y 1864, obteniendo por ellos varias menciones honoríficas. En 1876, con su cuadro «El Viático de Santa Teresa de Jesús», obtuvo un señalado éxito, siendo adquirida su obra por el estado. 

PARDO Y PÉREZ, Manuel ‑ Familiar y contemporáneo del anterior, también natural de Budia, se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, y alcanzó un merecido prestigio como dibujante y pintor de temas arquitectónicos. Su mejor obra, sin duda alguna, fue una pintura titulada «El Claustro del Convento de Santo Tomas de Ávila». 

GARCÍA DOBLADO, Fray José ‑ Nacido en Alocén, en 1721. Muerto en Madrid, hacia 1793. Fue religioso agustino, y se ocupo con asiduidad de realizar dibujos y ejecutar grabados para estampas, hojas sueltas, y algu­nos libros, ocupación poco frecuente entre los religiosos de ese siglo. No era, de todos modos, un artista de primera línea. Queda muestra de su tarea en las laminas grabadas que aparecen ilustrando la obra del también agusti­no y alcarreño fray Francisco Méndez, titulada «Typographia Española o Introducción, propagación y progresos del arte de la Imprenta en España», representando escudos y emblemas de impresores. Realizo también con pulcri­tud varios mapas de los conventos agustinos de Aragón, Andalucía, Castilla y Portugal, así como numerosas estampas representando a San Agustín, Santa Mónica, Santa Rita de Casia, San Juan de Sahagún y el Santo Cristo de Alocén. 

MOYA Y CONTRERAS, Jerónimo de ‑ Pintor natural y vecino de Molina de Aragón, en el siglo XVI, del que se conocen muy escasos datos. Hemos encontrado su nombre y referencia a su obra en documentos inéditos del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara. El año 1591 pintó un gran retablo para la capilla que fundo Miguel Sánchez en la iglesia parroquial de Tartanedo. En ese año, don Pedro Sarmiento de Molina le paga una impor­tante cantidad que se le adeudaba de aquella obra. A pesar de la brevedad, esta nota aporta un dato inédito con respecto a los pintores de Molina en tan remota época. 

SANCHA, Antonio de ‑ Nació en Torija, en 1720, y murió en Madrid, en 1790. Procedente de familia modestísima, desde muy joven vivió en Ma­drid. Entró a trabajar en una librería. En 1745 se caso con la hija del librero Sanz, y desde entonces optó por dedicarse de lleno al comercio de libros. Comenzó sus andanzas de editor publicando una colección de poesías de los más celebrados poetas españoles, y la imprimió en casa de Joaquín Ibarra. A partir del tomo tercero de dicha colección, los publicó en su propia imprenta, en 1784. Se distinguió también como excelente grabador. De sus talleres tipográficos, de gran prestigio en el Madrid de su época, salieron obras notabilísimas, que forman en la primera línea de la historia de la imprenta española: la «Gramática griega filosófica» de Bernardo Agustín de Zamora (1771), las «Obras que Francisco Cervantes de Salazar ha hecho, glosado y traducido» (1772), «Las Eróticas y traducción de Bocio», de Villegas (1774), la «Colección de obras sueltas en prosa y verso de Lope de Vega» en 21 tomos (1776‑79). Inicio la edición de la obra completa de Cervantes, que no pudo concluir por morir cuando estaba con ella. 

Son, en fin, algunos breves datos, casi telegráficos, en torno a algunas figuras poco conocidas, pero lo suficientemente relevantes, que prestigian aun más, cada una en su parcela, a la cultura alcarreña de todos los tiempos.