De heráldica molinesa
Para quienes gustan de investigar y entrar a fondo en los temas de genealogía y heráldica, la historia del Señorío de Molina es un archivo pletórico de informaciones, denso de datos, granado al máximo de apellidos, familias, hechos y escudos que jalonan los dinteles de casas, palacios y señoriales aposentos. Fue Molina, desde el siglo XVI, y durante la Edad Moderna especialmente, un lugar donde la repoblación intensa llevó a numerosas familias, especialmente norteñas, a aposentarse y colocar sus capitales en la producción agropecuaria, que entonces fue tan floreciente. Aportaron, además, linajudas ristras de escudos, de genealogías más o menos ilustres, de epopeyas antañonas en su currículum. Y así fueron llenando de emblemas los espacios varios que luego se remataron de celadas, lambrequines y mantos.
La investigación sobre la heráldica y las genealogías molinesas no es extremadamente difícil: acude en nuestra ayuda uno de los más fructíferos escritores que tuvo el Señorío molinés en el siglo XVIII: González Reinoso, quien en sus Genealogías, todavía inéditas, pero conservadas en diversos manuscritos, cuenta y no acaba de apellidos, familias y blasones de aquella tierra. Fueron luego don León Luengo y don Claro Abánades, estudiosos modernos de la historia molinesa, quienes centraron su interés en esta temática, aclarando algunas dudas.
De la ingente cantidad que de las familias blasonadas de Molina quedan registradas en los anales, hoy quiero recordar algunas de ellas, que tuvieron su importancia en los pasados siglos, y decidieron en algunos casos el rumbo de los pueblos y las gentes de Molina.
Zapata
En las Genealogías de González Reinoso, aparece el estudio de esta familia en el primero y más destacado lugar. Describe las armas del apellido, que dan una orla o bordura correspondiente a la familia Tobío con la que emparentaron. Dice «Una de las nobilísimas y antiguas familias que poblaron en Madrid y otras partes de Castilla y León, es la de Zapata, tan conocida en Navarra y Aragón por su mucho nobleza y calidad, por ser casa antigua de Ricos‑hombres, y descendientes de sus Reyes».
Señala como primer caballero de este apellido a don García Zapata, Alcaide de Calahorra, hacia 1216. Pocos años después, en Calatayud aparece don Pedro Sánchez Zapata, señor de las Baronías de Valtorres y la Vilueña. Parecer que éste se halló en la conquista de Valencia junto a Jaime I. Su hijo, don Rodrigo Sánchez Zapata, de Calatayud, casó con doña Oría Giménez de Tovía, y así formó el escudo definitivo.
Dice Reinoso que fue don Rui Sánchez Zapata, descendiente de esta familia, quien primero vino a Castilla, y asentó su casa en Madrid. De su linaje descienden muchos ilustres caballeros, obispos y dignidades. En la ciudad de Molina tuvieron asiento las señoras dona Josefa y doña Isabel Zapata, religiosas en el monasterio de Santa Clara. Eran hermanas de don Antonio Zapata y Peñalosa, vecino de la Puebla de Valverde, provincia de Teruel.
En 1595 residía en Molina don Manuel Zapata, caballero de Santiago, así como su sobrino don Juan Zapata. Muchos otros caballeros y damas de este ilustre apellido residieron en Molina los siglos XVI al XIX. En 1801 aún hay referencias de la existencia de la casa de los Zapatas, que fue destruida totalmente en la invasión francesa.
Rivadeneira
La familia de los Rodríguez Rivadeneira fue siempre de las más ilustres y acaudaladas del Señorío de Molina. González Rei nos trata de ella ampliamente en sus Genealogías.
Es curioso recordar los fantásticos orígenes de este linaje: «Los Rodríguez Rivadeneira vienen del Infante Gallego, hermano de la Reina Loba, el que teniendo presos a dos discípulos del Apóstol esta gentil doncella apiadándose de ellos los visitaba de ordinario: y sucedió yendo un día como solía, los vio con una divina claridad, por lo que se convirtió y se fue al Infante que era ciego; y le dijo: si quería verlos con sus mismos ojos, que fuese a la prisión donde estaban aquellos santos; y el Infante airado la sacó a martirizar con ellos, y estando en el campo de martirio, apareció en el aire una cruz colorada, con cinco conchas o veneras. Y éste Infante para su remedio y librar aquellos santos, se convirtió luego y se casó con la dicha doncella; de los quales vienen hoy día los Rodríguez Rivadeneyra, tomando el nombre del río Neyra, porque sucedió el milagro a la orilla de dicho río».
Los primeros que llegaron a Molina, hacia el siglo XV, fueron don Fernando Rodríguez Rivadeneyra, natural de Galicia, Y su hermano don García Rodríguez Rivadeneyra, señor de Masegoso, gran peleador en la guerra de Granada, junto a Juan II. Este fue armado caballero por el rey, trayendo banda dorada sobre el vestido, y espada dorada, dándole la tenencia de las llaves de Molina de Aragón. A lo largo de los siglos, sus descendientes poseyeron en Molina buenos Mayorazgos y casas, entre ellos el señorío de Rinconcillo y el Señorío de la Torre de Miguel Bon.
González Reinoso pone sus armas, de varios modos, y también les describe, las más clásicas y generales, don Diego Hernández de Mendoza en su «Blasón de Armas…» al folio 67, diciendo «una cruz colorada como la de Calatraba y en ella cinco veneras amarillas las quatro a los cabos y la una en el medio. El campo del escudo es verde y debaxo de la cruz está una rribera de un río». En ocasiones se perfila la cruz con cinta de oro.
Moreno
De esta noble familia molinesa, nos habla Reinoso en el capitulo 18 de sus Genealogías, diciendo: «Los Morenos son muy buenos Caballeros hijosdalgo, y muy conocidos en este suelo de Molina, y otras partes; es familia de muchisimas antigüedad. Según tradición común traen su origen de los Patricios de Roma; así lo da a entender don Bernabé Moreno de Varoas en su «Discurso de Nobleza Española», por estas palabras: «Moreno ex familia murenarum patricia».
Añade Reinoso peregrinos datos del origen romano de esta familia, y pasa a describir y explicar sus armas: «Los Morenos de España, en demostración de ser descendientes de los antiguos Murenas romanos, traen por armas en sus escudos de oro águilas negras, que son insignias romanas, a las cuales acrecentaron después un castillo de sangre en memoria de la que vertieron en la reconquista de Castilla. Particularmente se señalaron dos hermanos caballeros de este linaje, que con mucha frecuencia salían de un castillo a tener escaramuzas con los moros, haciendo grandes presas en ellos, por lo cual, se les dio por armas el mismo castillo, saliendo de él su águila como volando, para significar el cuidado y presteza que en defenderse y salir a los enemigos tuvieren».
Les da como dos solares de donde proceden: el más antiguo en Burgos, en el valle de Trasmiera: otro en Aragón, en San Vicente de la Sonsierra, en la puerta de Navarra. En el señorío molinés se asentaron en los lugares de Hinojosa, Milmarcos, Torrubia, Tartanedo, Tortuera Y otros.
En el archivo de Luengo en Embid, aparecen copias de tres ejecutorias de nobleza pertenecientes a los Moreno de Tortuera. No llevan escudo de armas ni su explicación. Una es de don Gonzalo Fernández de Merodio, de 1409. Otra de don Lucas Francisco López Guerrero y Malo, de 1708.
Esta familia de los Moreno emparentó en Tortuera con la de los López‑Hidalgo de la Vega. Ejecutorias de los Morenos son: la de don Juan Moreno de la Parra, litigada en 1609; las de Juan Moreno y Andrés Moreno, sus antecesores, ganada en 1559, y la del dicho Gonzalo Fernández de Merodio, en 1409.
Estos son algunos de los antañones linajes molineses que han quedado grabados, en sus líneas blasonadas y en sus cargados escudos nobiliarios, por los muros y portalones de los pueblos de las cuatro sexmas. Buscar en tierra molinesa la huella de sus antiguos caballeros, y ver su reflejo en la memoria de la piedra, es un buen ejercicio, que recomiendo a los amantes de la historia.