HUMANES Y SU CAMPIÑA
Del inmenso repertorio de pueblos que en polimorfo mosaico forman nuestra provincia de Guadalajara, destaca Humanes como uno de los más grandes y prósperos. Palabra extraña ésta, aplicada a uno de los municipios guadalajareños. Humanes va hacia arriba. Siempre fue un pueblo de posibles. Pero hoy se crece. No está de más que hagamos un repaso de su latido, de su historia y su patrimonio.
En la llana planicie que se forma en la margen derecha del río Henares, muy cerca del lugar donde se encuentran las aguas de este río con las del Sorbe, asienta el hoy muy extenso caserío de Humanes, que constituye uno de los más importantes enclaves de la comarca de la Campiña de Guadalajara. Su paisaje, formado por amplias parcelas de regadío y también secano, es presidido por la montaña de La Muela, que cae a pico sobre la margen izquierda del río, y el lugar de Peñahora, en la junta de los mencionados ríos, da también algo de vivacidad al entorno Posee, además de la rica agricultura, varias empresas dedicadas a la fabricación de materiales de construcción, que emplean a numerosas personas. Y desde hace unos años ha crecido de manera muy notable la colonia de chalets y casas de vacaciones a lo largo de la vega del Sorbe, con un movimiento veraniego importante. Posee hotel, complejos deportivos, y es muy famoso «el Colchón» de Humanes, una pequeña presa sobre el río Sorbe que facilita los riegos y proporciona buenos baños en el verano. Por levante se extiende el barrio de la Estación, también populoso.
El pueblo de Humanes es de formación relativamente moderna. En sus cercanías, en el ya citado enclave de Peñahora, hubo desde la Edad Media, y quizás aún mucho antes, un pequeño poblado, fortificado y con edificio de intenciones castilleras. Dominaba la junta de los ríos Sorbe y Henares, y controlaba el camino que desde Alcalá subía a Sigüenza, teniendo allí una iglesia dedicada a la Virgen de Peñahora, de gran devoción en la comarca.
Este enclave fue de la Corona de Castilla, desde el siglo XI en que se reconquista la zona, hasta el XII en que doña Urraca, reina, lo entrega en señorío a su vasallo don Pedro Fernández de Hita, dueño de gran parte de la preserranía entre Henares y Jarama. Este magnate, en 1188 lo donó a la Orden Militar de Santiago, con su amplio alfoz en derredor. La orden santiaguista poseyó en este lugar, además de castillo y muralla, la facultad de cobrar portazgo a todos cuantos pasaran, con mercadurías y ganados, por el puente que custodiaba desde su altura. En 1328, el rey Alfonso XI autorizó el traslado del cobro del portazgo desde Peñahora a Mohernando, lugar también poseído por los santiaguistas, y erigido desde entonces en cabeza de la Encomienda. A partir de entonces, Peñahora fue despoblándose, y creciendo Mohernando y Humanes, en lugares más llanos y cómodos.
El rey Felipe II, necesitando de dinero para sus numerosas contiendas, enajenó a la Orden de Santiago el señorío de los pueblos que formaban la encomienda de Mohernando (entre ellos a Humanes) e incluso enajenó la Encomienda, vendiéndolo todo, en 1656, por elevadísima cantidad a su secretario real, que también lo había sido de su padre el Emperador, don Francisco de Eraso y a su esposa doña Mariana de Peralta. Poco después completaba la entrega del territorio vendiéndole las alcabalas de estos pueblos. Quedaron los Erasos dueños y señores de Humanes y los otros pueblos de la antigua encomienda (Mohernando, Peñahora, Razbona, Robledillo y Cerezo), pasando a ser una de las grandes fortunas de Castilla, y dueño de las mejores tierras de la alta Campiña del Henares. Adquirieron pocos años después, en el último cuarto del siglo XVI, el pueblo de El Cañal, en la orilla derecha del Henares, más abajo de Fontanar. El rey Felipe IV concedió a los herederos de Eraso el título de condes de Humanes, siendo el primero así titulado su nieto don Francisco de Eraso, gentilhombre del Rey. Siguieron en el señorío y condado sus herederos, doña Josefa de Vargas y Eraso, y doña Teresa Sarmiento de Vargas y Eraso, en el siglo XVII. En 1752 era conde de Humanes don Ramón M. Ponce de León y el título aún hoy se mantiene la estatua -magnífica talla obra de Pompeyo Leoni en mármol- que ornaba el sepulcro de don Francisco de Eraso y doña Mariana de Peralta, protegidos por la figura de San Francisco, en la iglesia parroquial de Mohernando, ha sido trasladada al Museo Diocesano de Sigüenza, donde se puede admirar junto al escudo de su linaje, leyenda latina y otros elementos del grandioso enterramiento.
El lugar de Humanes, a pesar de ser el más rico y próspero de esta zona de la Campiña, y de la antigua encomienda santiaguista, estuvo sometido a la jurisdicción de Mohernando hasta bien entrada la Edad Moderna. En la segunda mitad del siglo XVII, los vecinos solicitaron al Rey ser eximidos de dicha jurisdicción de Mohernando, haciéndola Villa por sí. Continuó creciendo la villa y en el siglo XIX vio la creación de dos fábricas de harina, la construcción y puesta en marcha del Canal del Henares, y el paso del ferrocarril Madrid-Barcelona, con instalación de una estación. Este crecimiento no se ha detenido y aún continúa.
Para el posible visitante de Humanes, es interesante darle a conocer su patrimonio artístico. La iglesia parroquial, dedicada a San Esteban, es un buen ejemplar de arquitectura religiosa del siglo XVI. Construida de sillarejo calizo y piedra sillar en las esquinas, con hiladas de ladrillo en algunas partes, presenta una fuerte torre sobre el hastial de poniente, con vanos para las campanas y sencillas soluciones molduradas en su ornamentación. Sobre el muro sur aparece el amplio atrio sostenido de columnas cilíndricas de sillar, rematadas en capiteles renacentistas. La portada es sencilla, clásica con buena guarnición de clavos de forja y herrajes y fallebas de la época. El interior consta de dos naves separadas por gruesos pilares, con un coro alto a los pies y cubierta de artesonado de madera de tradición artesanal mudéjar.
La plaza mayor es un ejemplo ilustrativo del urbanismo castellano. Distribuidas por el pueblo se ven algunas casas típicas de la Campiña, de grandes volúmenes y superficie amplia, con amplio corral, y en algunas de ellas escudos nobiliarios.
La patrona de Humanes es la Virgen de Peñahora. Se celebra su fiesta el segundo domingo de septiembre. Asienta su actual ermita, sencillo edificio de una nave y atrio anterior, muy bien cuidado, sobre la parte llana y baja de la zona de Peñahora. En su interior se ve, sobre el altar, una buena talla de María Virgen, obra de Federico Coullaut Valera, quien la talló a base de copiar una fotografía de la antigua, destruida durante la guerra civil de 1936‑39. La fiesta consiste en llevar procesionalmente, sobre andas previamente subastadas entre los fieles la Virgen desde la ermita hasta el pueblo, la víspera de la fiesta. A lo largo del recorrido, y a sus lados, se van quemando grandes montones de rastrojos y leñas, como ofrenda a la Virgen de los frutos ya recogidos. Constituye en la noche un bello espectáculo, al ir quedando marcado el camino de la procesión con los puntos rojos de las fogatas. Se celebran entonces fiestas muy animadas a base de todo, bailes y concursos diversos.
Es Humanes, como ha podido apreciarse, un pueblo más, y con importante historia y rico patrimonio, de los que forman el nutrido y apiñado conjunto de nuestra provincia, siempre dada a la sorpresa paisajística y humana. Recorrerla es una de las actividades más sugestivas que pueden plantearse.