Sigüenza, tradición y actualidad

sábado, 14 agosto 1982 0 Por Herrera Casado

 

Una excursión que, obligadamente debe realizar quien desee conocer las bellezas paisajísticas y monumentales de la provincia de Guadalajara, es la de Sigüenza, antigua ciudad de los obispos y los artistas, que se conserva hoy en día, gracias a los cuidados de autoridades y vecinos, perfectamente restaurada y ambientada en los siglos medievales.

El viaje a Sigüenza se realiza por la carretera radial II, desde la desviación del Km. 105, para quienes proceden de Madrid, o desde Alcolea del Pinar para cuantos llegan desde Barcelona y Zaragoza. Puede llegarse también en ferrocarril, pues la ciudad tiene estación de parada en la línea férrea de Madrid a Barcelona, con un servicio frecuente de trenes.

La aparición de la ciudad de Sigüenza, recostada en leve inclinación del terreno serrano sobre el hondo valle del Henares, ya constituye en sí mismo un espectáculo inolvidable, sobresaliendo los torreones de la catedral y el castillo sobre los rojos tejados del burgo medieval. El paisaje del entorno es hosco, árido, y en algunos cerros cercanos se encuentran restos arqueológicos de la época celtibérica. Segontia fue, hacia el siglo III a. de J C., una importante ciudad de los arévacos.

La importancia urbana de Sigüenza comenzó en el siglo XII, una vez reconquistada a los árabes. Sus obispos, al mismo tiempo señores temporales de la ciudad, organizaron el territorio en torno, que gozó de un atrayente fuero, y alentaron la repoblación y la construcción de obras de arte. De la época medieval son muchos de los monumentos que Sigüenza muestra. El viajero no debe dejar de admirar, en primer lugar la Catedral, obra de estilo románico y gótico cisterciense, con claros influjos languedocianos y borgoñeses. Su planta es de cruz latina en el exterior destacan las fuertes torres de poniente, semejantes a defensas castilleras, y asimismo, unas portadas de estilo románico muy atrayentes. Sobre el muro de mediodía, aparece un grande y bello rosetón del mismo estilo. En el interior, destacan los grupos de pilares y columnas, que alcanzan la bóveda abierta como una palmera de piedra en la altura. Las obras de arte que pueden contemplarse en el interior de este templo son muy numerosas: la capilla de San Juan y Santa Catalina, alberga diversos sepulcros de la familia Arce, destacando de entre ellos el del Doncel don Martín Vázquez, caballero santiaguista muerto en plena juventud luchando contra los moros de Granada: su talla en alabastro, recostado y leyendo un libro, revestido de atavío militar, y con perfección suma realizada, es una de las joyas de la escultura universal. Hay otras capillas que merecen verse, por sus verjas de hierro, sus retablos o enterramientos: San Pedro, la Inmaculada, etc. En el brazo norte del crucero destaca el altar de Santa Librada, obra renacentista de talla y pintura, de comienzos del siglo XVI, así como el adyacente mausoleo de don Fadrique de Portugal. En el deambulatorio se abre la puerta, tallada en madera con profusión de figuras, de la sacristía de las Cabezas, donde luce con esplendor el mejor estilo plateresco español: es obra de Alonso de Covarrubias, y en ella destaca su larga bóveda de cañón, cubierta en varios tramos por más de trescientos medallones con cabezas diferentes, de gran expresividad. En ese recinto hay que ver también una reja de Hernando de Arenas, y la capilla del Espíritu Santo, magnífico conjunto de iconografía religiosa del siglo XVI.

En el catedral de Sigüenza deba aun contemplarse, en rápida visita, la capilla mayor, con reja de Zialceta y enorme retablo manierista de Giraldo de Merlo. Frente a él se abre el coro, obra gótica de del XV, con gran número de sillones tallados en afiligranado dibujo de tradición mudéjar. A los lados de la capilla mayor, dos extraordinarios predicatorios, obras de Rodrigo Alemán y Martín de Vandoma. Y, finalmente, el claustro gótico del templo alberga también numerosas capillas con restos valiosos arte plateresco.

Pero la ciudad de Sigüenza muestra aún otros edificios de gran interés artístico. Deben admirarse las iglesias románicas del siglo XII, de Santiago y San Vicente. También debe contemplarse el templo gótico de Nuestra Señora de los Huertos, junto a la Alameda, y el barroco de las Ursulinas, en dicho paseo.

Entre sus edificios civiles destacan la antigua Cárcel y Ayuntamiento; el seminario de San Bartolomé,  obra barroca de profusa decoración  y la Universidad antigua, hoy palacio episcopal, severo edificio del siglo XVII. La Plaza Mayor de Sigüenza, majestuosa y amplia, rematada par el bello conjunto de la catedral y el Ayuntamiento renaciente, es una de las más hermosas España. También puede contemplarse el barrio barroco de San Roque, y la reciente Alameda, centro veraniego de la ciudad.

Aun el viajero ha de subir más alto del burgo, al Castillo de los Obispos, que está hoy totalmente restaurado y adecuado como Parador Nacional. Es una fortaleza de grandes dimensiones, que sirvió de residencia durante largos siglos a los obispos, señores de la ciudad. Se accede por el extremo norte, a través de las torres del obispo Girón de Cisneros, y en su interior destacan el ancho patio, la capilla, el salón doña Blanca, el salón de la justicia, etc.

Tanto en el Parador Nacional como en varios otros restaurantes y comedores del centro de la ciudad el viajero puede degustar una interesante serie de platos típicos, entre los que cabe resaltar los asados de cabritillo, las judías alcarreñas, las migas de Sigüenza, las, codornices estofadas y los conejos de monte, sin olvidar las sabrosísimas truchas del río Dulce, las setas de otoño y los cangrejos serranos. Los dulces están representados por las yemas del Doncel y los bizcochos borrachos.

Las fiestas de Sigüenza son en agosto, en honor de San Roque y la Virgen de la Mayor. Se hace procesión, se reúnen abundantes peñas, y se verifica un encierro de reses bravas a lo largo de las calles  pueblo, para terminar en la lidia de los animales. También se celebra animadamente a San Vicente, patrón del pueblo, con actos sencillos y tradicionales; a San Juan y a la Virgen de la Salud, en el cercano santuario de Barbatona, con romería densa en mayo. La rondalla seguntina con atuendos  y sonatas típicamente castellanas, recorre la ciudad ocasiones festivas.

La numerosa colonia veraniega de Sigüenza reside en los chalets del entorno, y el ambiente de los meses vacacionales es siempre animado, divertido y salpicado de interesantes y numerosos actos culturales. Durante el estío en Sigüenza se convierte en la capital cultural de la provincia de Guadalajara.