Una botica molinesa del siglo XVI

sábado, 30 mayo 1981 0 Por Herrera Casado

 

Es indudable que uno de los goces, puramente estéticos, que puede tener el ser humano es el de la lectura, el del encuentro y regusto de nuevas, mágicas, sorprendentes y cautivadoras palabras. En una vertiente puramente ensayística, poética o incluso meramente lingüística, la alegría de una o mil palabras nuevas llenan un rato y consolidan el goce que puede equipararse a la contemplación o degustación de algo verdaderamente hermoso. Ello viene a cuento de haber hallado una simple lista de palabras que, por uno u otro motivo, merecen ser puestas en letra impresa, para gusto de unos, curiosidad de otros, base investigativa de algunos.

En el Archivo Histórico Provincial (1) hallé no hace mucho un documento realizado tras la muerte de un boticario molinés del siglo XVI, don Luís Pérez Coronel, quien deja en herencia su negocio, y los albaceas deciden venderlo. En el dicho documento se establece que compran la botica molinesa don Gregorio Bautista, también boticario en Molina, y don Sebastián Ramírez. Y dice así el viejo papel: «Para que partan entre ellos por mitad la botica que dejó el dicho Luís Pérez Coronel boticario, en esta manera: toda la bajilla de la dcha botica ansí de vidrio como de tierra y madera y arambres y alquitaras y almirezes y cañas de sacar aguardiente y todas las drogas y mediçinas siemples e conpuestas questén de dar e de rreçevir a parezer del doctor Sánchez médico vecino desta villa o de otros médicos qual fuere nombrado por las dichas partes». Todo ello tenía que ser tasado por técnicos en la materia. Lo simplemente referido a las medicinas simples y compuestas fue tasado por don Álvaro de Deza y Diego Hernández, boticarios de Sigüenza. Corría el año 1591.

Lo que verdaderamente es curioso, y ya paso a relacionar textualmente, sin más comentarios, es la «Memoria de las cosas que se hallaron en la botica de Luís Pérez Coronel que se an de tasar y que son las siguientes», en la cual encontrará materia el investigador de la farmacología antigua, el catador de la belleza del lenguaje y el curioso que guste de acercarse de una manera pasajera y sencilla al pasado. Esta es la sorprendente lista de lo que había en la botica de Pérez Coronel, en Molina de Aragón, a fines del siglo XVI:

-primeramente, un escalpelo y seis granos de ambar.

-de rruybarbo, siete dracmas y media.

-tula mala, tres onzas y media.

-esmeraldas, dos onzas.

-mas lignalos, dos dracmas y media.

-agarres, media onza una dracma.

-esla monea una onza.

-colpqúnintidas, quatro onzas.

-sebos de baca y ternera y cabrón, una libra y dos onzas.

-sain de buitre, cinco onzas.

-flor de lengua de buci, dos onzas.

-sándalos colorados, 2 onzas.

-sándalos blancos, 4 onzas.

-cortezas de arlos, libra y media.

-pica céltica, media onza.

-opio, media onza y una dracma.

-laúdano, por dipurar, 9 onzas.

-maçías, 1/2 onza y 1 drama.

-sangre de drago, 3 onzas.

-píldoras çinaglosas, 4 dramas.

-píldoras coquras, 1 onza.

-píldoras aúreas, 1/2 onza y 1 dracma.

Y en las hojas siguientes aparecen, también en muy cortas cantidades, estas otras materias de la farmacopea medieval:

-píldoras agregativas.

-ditamo crético.

-hojas de sen.

-perlas preparadas y perlas por preparar.

-lapisláçuli por preparar.

-piedra yman, 1/2 onza.

-paja demeca.

-diaquilon mayor, 71/2 libras.

-emplasto apostalicon.

-emplasto estomahicón.

-emplasto de bacislauri.

-emplasto de centauro.

-emplasto silagrio.

-emplasto meliloto.

-raiz de bistorta.

-agallas de romaní.

-lupinos, una libra,

-alcrebite.

-raiz de peonia.

-simiente de peonia.

-súlfito mayor.

-aristolo qualonga.

-elebro blanco.

-cubebas.

-espárrago, 1/2 libra.

-bayas de laurel.

-Todoaria.

-simiente de beleños.

-simiente de lino.

-Alolbas.

-balaustias.

-simiente de çaragatona.

-simiente de tecidras.

-corteza de cidras.

-simiente de deçítulos.

-alquitira.

-goma de sabina.

-asa fétida.

– simiente de alajor.

-calamo aromático.

-milium folis.

-mirabolanos citritos.

-mirabolanos chebulos.

-mirabolanos indos;

-belericos.

-cardamono mayor.

-alegría, diez onzas.

-simiente de alcarabea.

-cominos rasticos.

-oropimente.

-simiente de eneldo.

-simiente de ynojo.

-goma laca

-gomarábica

-polvos de yerbabuena, de arregalicio, de diacimino, de litarge, de triasándalos, de diarrodon, de aromático rosado, de sándalos colorados, de sándalos blancos, de coral rubeo preparado, de minio, de plomo quemado.

-cuerno de çiervo quemado.

-grana en grano.

-azero limado y preparado.

-benedita.

-letuario de zumo de rosa.

-unguento ysopilatibo y de grapia.

-conserva de nenúfar.

-unguento de bolo, apóstolorren.

-tamarindos.

-montones y rosa a polvos.

-polvos restetivos.

-ysopo húmedo.

-aceites: de almostica, de alacranes, de almendras, de alcaparras, de perricon, de asenjos.

-capullos de seda, quatro onzas.

-jarabes: de indibia, de borraja, azeitoso, aromatiçado de cantueso, de orines, de diamorron, de plumaria simple.

-aguas: de lengua de buei, de cantueso, de guindas, de trebol, de lupulos de horrainas, de çelidonia.

-zumos: de bembrillos, de granadas, de endibia, de fumaria.

– caparrós quemado.

-unguento orsado.

-alerebite dorado.

-paneçillos de oruga.

-diaquilon menor.

Y aún entre el material de la botica que se vendía figuran elementos verdaderamente curiosos y de evocadores nombres, como diversos «botecillos de cordiales», «losas de arena para hacer emplastos», «cajoncillos pequeños para tabletas», un «perol de arambre», un «almirez grande», unos «temizes», unos «yerros de hazer suplicaciones», una «olla con trementina»… y yerbas y flores por los cajones.

Un ritual completo de la farmacopea medieval. Redivivo ante nuestros ojos, dulce y lejano, como un cantar, como una copla mágica.

(l) Archivo Histórico Provincial de Guadalajara. Legajo 1759. Escribano, Luís Manuel de Benavides.