Una botica molinesa del siglo XVI
Es indudable que uno de los goces, puramente estéticos, que puede tener el ser humano es el de la lectura, el del encuentro y regusto de nuevas, mágicas, sorprendentes y cautivadoras palabras. En una vertiente puramente ensayística, poética o incluso meramente lingüística, la alegría de una o mil palabras nuevas llenan un rato y…