Las misiones pedagógicas (1931-1933)

sábado, 22 octubre 1977 3 Por Herrera Casado

 

Un capítulo de la historia cultural de Guadalajara, escasamente tratado hasta ahora, y que por su auténtica  importancia no merece caer en el olvido, son las misiones pedagógicas que, por las tierras de Guadalajara se desarrollaron, en un noble intento de llevar la cultura, o al menos buenas parcelas de ella, a los abandonados y casi primitivos núcleos rurales de nuestra geografía, allá .por los años 1931 y 1933.

Con el advenimiento de la segunda República Española, en un momento de exultante jovialidad nacional, abierto el horizonte a todas las metas marcadas, por difíciles que fueran, se creó el «Patronato de Misiones Pedagógicas», por Decreto de 29 de mayo de 1931, constituyéndose oficialmente el 19 de agosto. Incluido en el Ministerio de Instrucción Pública, pretendía lo siguiente: «Se trata de llevar a las gentes, con preferencia a las que habitan en localidades rurales, el aliento del progreso y los medios de participar en él, en sus estímulos morales y en los ejemplos del avance universal, de modo que los pueblos todos de España, aun los apartados, participen en las ventajas y goces nobles reservados hoy a los centros urbanos». Y se trataba de conseguirlo mediante el lanzamiento a toda la geografía española de entusiastas grupos de personas que repartían su saber, que habilitaban locales para bibliotecas, que proyectaban películas, que comentaban música y audiciones musicales, que llevaban exposiciones de cuadros famosos, que leían poesía, etc.

Concentrándonos a la provincia de Guadalajara, y como datos a aportar para una visión integral de nuestra cultura, recordaremos los pasos que en pro de ello hicieron las Misiones Pedagógicas por nuestra geografía. Se destacaron fundamentalmente dos «Misiones»: la de Valdepeñas de la Sierra y pueblos limítrofes, y la de la, Serranía de Atienza.

A Valdepeñas de la Sierra se fue entre el 18 al 25 de febrero de 1932, visitando Valdepeñas, Alpedrete, Puebla, de Beleña, La Mierla y Tamajón. La integraban doña Matilde Moliner, profesora del Instituto local de Talavera; don Alejandro Rodríguez, inspector de Primera Enseñanza de Madrid; don Modesto Bargalló, profesor de la Escuela Normal de Guadalajara; don Antonio Sánchez Barbudo, estudiante, y los señores Herranz y Arenas, maestros nacionales de Brihuega y Valdepeñas.

A la Serranía de Atienza se viajó entre el 24 de mayo y el 1 de junio de 1933. Recorrió los pueblos de Condemios de Abajo, Galve de Sorbe, Cantalojas, Valverde de los Arroyos, Campillo de Ranas y Colmenar de la Sierra. La dirigía don Eusebio Criado, profesor de la Escuela Normal de Magisterio de Guadalajara, y colaboraban don Ricardo Martínez Franco, y los alumnos de Magisterio Palmira Martín Nee, Fernando Martín Nee, Luz de la Rica, Eusebio Sánchez Zayás, Lorenzo Vázquez, Emilio Fraile, Aurelio Olivier, Bernardino Moya, Visitación Herranz, Antonio de las Heras, Sánchez Miguel, Archilla y Torres, dando todos ellos una gran talla, en su espíritu de entrega a las gentes de estos remotos lugares, por las que fueron muy bien recibidos.

En ellas se hicieron, con las pautas establecidas a nivel nacional, entrega de bibliotecas, cada una con 100 volúmenes de varias materias; entrega de gramófonos con colecciones de discos de música clásica, popular y de zarzuela; proyecciones de cine, con películas formativas de temas tan varios como la agricultura, la historia, las Ciencias Naturales, tema sanitario, películas cómicas, etcétera, e incluso proyección de diapositivas fijas de muchos otros temas. Y conferencias, y charlas con todos de sus problemas. En los relatos que los misioneros dieron luego se palpa perfectamente el ambiente de cálida acogida que tuvieron estos intentos, por desgracia cortos y limitados, de transportar la cultura hasta los más apartados rincones de Guadalajara.

Otra de las facetas de estas Misiones Pedagógicas fueron el Teatro‑Coro de las Misiones, que llevaba en su repertorio danzas regionales, canciones populares, y entremeses de Juan del Encina, Lope de Rueda, Cervantes y Calderón. Este teatro y coro actuó en Uceda, Azuqueca, Alovera, Loranca de Tajuña, Aranzueque, Quer Valdeavero, Villanueva de la Torre y Usanos, desde abril a diciembre de 1933.

El Museo Circulante era otra de las beneficiosas actividades de las Misiones Pedagógicas. Integrado por magníficas copias, a tamaño igual al auténtico, de las mejores obras de la pintura española, se colocaba en algún local público de los pueblos cabeceras: de comarca, y allí se congregaban gentes de las otras localidades de ella. Allí se daban cada día conferencias para iniciar en la historia de la pintura, y se repartían grandes litografías de los cuadros expuestos, para que los aldeanos las pusieran, enmarcadas, en lo más principal de sus viviendas. El museo llegó a Cifuentes en octubre de 1932, y luego caminó hacia Atienza, donde se expuso en noviembre del mismo año. La acogida que en todos los lugares de nuestra provincia recibieron las misiones pedagógicas en sus diversas facetas fue clamorosa, hecha por gentes que ansiaban tomar contacto con esa cultura magnífica, de dimensiones universales, que España ha producido a lo largo de los siglos, y que por unas u otras razones no había llegado aún hasta ellos.

No sería mala idea volver a intentar estas experiencias, con el nombre que quiera dársele, con los adelantos y las variaciones que un indudable cambio en la sociedad rural se ha operado en los últimos años. Pero ese entronque de los pueblos, de la provincia viva, con el mundo de la cultura y la corriente de la inagotable potencia intelectual española, sería muy acertada idea que podrían nuestros políticos, deseosos de cuajar en hechos sus palabras, brindar a todo el pueblo español.