Guadalajara: Sierras, páramos y campiñas

sábado, 6 noviembre 1976 0 Por Herrera Casado

 

Acaba de aparecer una obra que sólo de monumental puede catalogarse, en el contexto de la bibliografía referente a la provincia de Guadalajara. Editada por el Instituto de Geografía Aplicada, del Patronato «Alonso de Herrera”- del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y con apoyo económico de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, lleva por título «Guadalajara: Sierras, Páramos y Campiñas (Estudio geográfico)». Su autor es D. Julián Alonso Fernández, geógrafo y profesor de la Facultad de Letras, en la Universidad madrileña. Con un total de 1.324 páginas, se divide la obra en tres gruesos tomos en folio mayor, repletos de fotografías, croquis, tablas, etc. y se completa con una carpeta de mapas, que en total de 25 abarcan una amplia serie de elementos de estudio. El interés de esta magna obra para el conocimiento en profundidad de la realidad geográfica y socio‑económica de la provincia de Guadalajara, es incuestionable, y creemos debe ser recibida con un auténtico aplauso, no sólo al esfuerzo que el autor ha puesto en su realización, sino en lo que de positivo, y aleccionador tiene para el planteamiento del futuro devenir de nuestra tierra.

Denomina el autor a su obra, un estudio de «geografía voluntaria”. Acostumbrados en nuestros días a que cualquier paso dado por un técnico, profesional o trabajador cualquiera, sea con un objeto económico inmediato en forma de planificación, estudio, proyecto u obra, D. Julián Alonso Fernández se ha lanzado a la aventura titánica de este libro sin que nadie se lo haya pedido, ni menos le haya ofrecido remuneración alguna. Voluntariedad que no puede por menos de ser agradecida públicamente.

Quiere el autor que su trabajo sea una aplicación de la Geografía. Describe, descubre, y sugiere relaciones. Da información de la realidad, pero no pretende encontrar soluciones a sus problemas. Es su estudio, sin embargo, una base magnífica en qué apoyarse para la racional programación del desarrollo socioeconómico de la provincia de Guadalajara. Con sólo un análisis aunque selectivo y combinado, de los factores favorables o adversos que la naturaleza y los hombres presentan al desarrollo de una región, ha pretendido el autor poner ante nuestros ojos y consideración la situación de Guadalajara en esta hora. La planificación real en el futuro ha de asentarse en estos datos, y los sucesivos que, por este tenor, se vayan tomando.

El análisis lo realiza basándose en el sistema de comarcas, que, tras muchos análisis y cavilaciones, ha destacado en cuatro, Sigüenza, Molina, Guadalajara y Brihuega‑Cifuentes. Esta comarcalización del estudio lo considera como «obligado punto de arranque, y en cada una de ellas ha profundizado en tres puntos fundamentales que le llevan fácilmente a conocer la estructura real de la zona:

1 Búsqueda de los elementos funda­mentales que personifican la región.

2 Examen del papel que juegan el ele­mento físico y los grupos humanos.

3 Dinámica de las múltiples relaciones entre los elementos anteriores.

Se incluyen así tres métodos a utilizar en todo estudio o planificación de regiones: homogeneidad, polarización y coherencia.

Se inicia el trabajo con el estudio de temas comunes a toda la provincia: Primero el medio físico, tratando detenidamente todo lo relativo al territorio, el relieve, los caracteres climáticos, los suelos, la hidrografía y la vegetación. Segundo, la Demogeografía, o geografía humana, con el pormenor de la distribución y evolución de la población, los movimientos demográficos, sean naturales o emigratorios, el análisis cuantitativo en cuanto a densidad, aumento y regresiones poblacionales, el análisis cualitativo referente a edad, sexo, población activa y pasiva y, en fin, la cultura y vivienda. Son: como se ve, temas estrictamente incluidos en la disciplina geográfica clásica. De ellos saca unas conclusiones, e inicia el estudio de las comarcas, abarcando a todas ellas desde dos puntos de vista: la caracterización general de la misma, y el estudio profundo del sector más representativo de ella.

Para las cuatro comarcas en que divide la provincia, sigue el mismo proceso de estudio: los límites; el medio físico; los suelos, la hidrografía, el clima y la población. Sigue con el estudio de la actividad agraria, tanto en su estructura de trabajo, como en lo relativo a la ganadería y los recursos forestales, incidiendo finalmente en el nivel socio‑económico familiar. Prosigue con las actividades industrial y minera, comercial, y acaba con el capítulo de comunicaciones y servicios, éstos referidos concretamente a la enseñanza, la sanidad y el turismo.

En último lugar presenta un inte­resante resumen y las conclusiones del trabajo. Estas no pueden ser más pesimistas. Cuando al principio del trabajo explicaba Alonso Fernández los motivos de haber escogido precisamente la provincia de Guadalajara, basaba su interés por ser esta «una de las zonas más deprimidas económicamente y socialmente de España”. Desgraciadamente, el estudio confirma que esa frase no es sólo un tópico, sino una realidad auténtica. En tres puntos se basa este aserto: en una inicial pobreza do recursos, en su correspondiente y deficiente infraestructura, y en el fenómeno imparable («la enorme herida» lo califica el autor) de la emigración. Y para evitar ese camino, panacea tentadora y expeditiva de todo problema económico regional, de la industrialización sin base, propugna el autor, y presenta corno imprescindible, este previo estudio geográfico regional, que, en definitiva, abrirá los ojos a muchos de los auténticos y reales problemas de Guadalajara. Cuando el lector se entere de que en todo el señorío de Molina hay solamente 49 niños de 2 años de edad, y 51 de tres años; cuando lea que el beneficio anual de un labrador autónomo de Sigüenza para él y su familia, son 80.500 pesetas; cuando se percate de que «la actual regresión demográfica lleva rápidamente hacia la despoblación progresiva del territorio” y otros muchos datos objetivos se dará cuenta de la gravedad del problema.

Bien es verdad que los datos con que realiza Alonso Fernández su estudio llegan hasta el año 1970. Pero la evolución de estos últimos seis años no ha sido tampoco excesivamente favorable. Ha utilizado materiales y fuentes de solvencia: publicaciones que tratan de los aspectos físicos, económicos, sociológicos y geográficos de Guadalajara; mapas, estadísticas de ministerios e instituciones oficiales, y encuestas minuciosas, escritas y orales, con datos a escala municipal, que le han llevado a la elaboración de lo que él llama un “catálogo de recursos” en el que se ha apoyado para sus conclusiones, que surgen fáciles.

La obra que comentamos, quizás de árida lectura para el público en general, ha de ser reveladora y valiosísima para cuantos desean, verdaderamente, conocer nuestra provincia, en su realidad y su crudeza, y así valorarla y cavilar en soluciones y actitudes, en planteamientos futuros. Para nuestras autoridades y responsables de los múltiples aspectos socioeconómicos guadalajareños, esta obra ha de ser aún más: un auténtico «libro de cabecera”, para tenerlo a mano en todo momento, y en el ánimo sus datos y cifras, los problemas acuciantes que piden solución y los caminos que pueden seguirse en una actitud positiva y realista. La provincia de Guadalajara ha de estar verdaderamente agradecida a D. Julián Alonso Fernández por su trabajo hondo, entusiasta, completo y utilísimo, que sobre nuestra tierra ha realizado.