El románico-mudéjar de Aldeanueva
A escasos kilómetros de nuestra capital, ha surgido (para muchos de la noche a la mañana, pero en realidad a costa de largas horas de trabajo, y preocupaciones) una nueva joya del arte provincial que durante siglos se mantuvo escondida y tapizada por las desacertadas reformas de los siglos pasados, Se trata del templo parroquial de Aldeanueva de Guadalajara, obra indudable de la transición de los siglos XII al XIII, y que, aun siendo de estilo románico por su estructura y breves detalles ornamentales, aumenta su valor si consideramos el gusto y la técnica con que está, resuelta su construcción, que es plenamente mudéjar.
Consta la iglesia de una sola nave alargada, orientada de oeste a levante, flanqueada de muros en los que el mampuesto de piedra de alcarria alternada con hiladas de ladrillo. Tres arcos fajones, levemente apuntados en su remate, también de ladrillo visto exclusivamente, compartimentan el templo, que viene a cubrirse con techumbre de madera.
Si todo esto es muy interesante, aún lo es más la parte capital del templo de Aldeanueva: su semicircular ábside precedido de cuadrangular presbiterio, que se separa de la nave por un gran arco triunfal al que se adosan columnas de piedra caliza rematadas en sencillos capiteles de decoración vegetal. El medio cañón del presbiterio, y la cúpula en cuarto de naranja del ábside están construidos íntegramente con ladrillo, mientras que se tratan de mampostería los muros de estas mismas estructuras. El total del templo, tal como se puede apreciar en la fotografía adjunta, se adueña poderosamente de quien lo contempla por primera vez, dando una sensación de grandeza y majestuosidad, dentro del aire rural que posee.
Esta prodigiosa restauración, sin grandes costos pero si con problemas técnicos que se han presentado a cada paso, ha corrido totalmente a cargo del cura párroco de Atanzón, don Calixto, García, que también gobierna espiritualmente a la villa de Aldeanueva. Asesorado por nuestro señor, Obispo, Dr. Castán, gran entendido en el arte de tiempos pretéritos, y con la colaboración del pueblo entero, que sabía se estaba recuperando una importante obra de arte, a lo largo de estos dos últimos años se ha realizado el milagro. En 1973, incluso, y con motivo del Concurso que la Excelentísima Diputación Provincial convocó para el XII Día de la Provincia, este templo obtuvo el premio dé 30.000 pesetas ofrecido a la más destacada actividad en la conservación o restauración del patrimonio histórico‑artístico de Guadalajara.
A todo ello, debemos añadir algún otro dato de interés, como es la puerta de la sacristía, situada en el lado de la Epístola, en el presbiterio, también restaurada, y que es un notable ejemplar de carpintería mudéjar, con ornamentación geométrica. E incluso la pintura mural que existe, bastante dañada, en el interior de esta última dependencia: es, obra del siglo XVI, y representa la Piedad.
El auténtico ambiente de mudejarismo y medievalísimo en estado puro que se ha conseguido en este templo, debe ahora mantenerse y acrecentarse al máximo. Por una parte, evitar, que de nuevo sea bastardeada en su interior esta obra, con aditamentos, incluso litúrgicos, que pudieran romper su armonía. Ni una sola imagen cabe ahora en ella, pues el estilo sobrio del templo así lo requiere, y además el contraste de color ‑rojo y blanco‑ del ladrillo y la piedra ya es suficiente atractivo ornamental. Por supuesto que el antiguo retablo, de estilo barroco, sin dorar, y de poco arte, que remataba el templo, está totalmente fuera de lugar en esta reforma, y confiamos en que no se volverá a Colocar.
El segundo paso que se ha de dar es el de la restauración definitiva del templo, muy especialmente en su aspecto exterior, que es el que ahora ha quedado más descuidado, pero que si fuera bien tratado supondría su revalorización completa, y equivaldría a la aparición de un tipo arquitectónico muy poco visto, como es el de una galería porticada meridional con sustentáculos de ladrillo conservados todos ellos, aunque de muy diversas maneras bastardeado. Creemos que la mejor manera de conservar y acrecentar la importancia de esta obra de nuestro arte, es la declaración de Monumento Nacional para ella, cuyo trámite se está gestionando actualmente. Si se consigue para la provincia de Guadalajara este nuevo, Monumento Histórico‑Artístico de carácter nacional, será el momento adecuado para solicitar de la Dirección General de Bellas Artes su restauración completa.
Aldeanueva de Guadalajara, a tan solo 12 kilómetros de nuestra capital, está esperando la visita de cuantos se interesan en estos temas del arte románico alcarreño, que aquí tiene uno de sus más meridionales y dignos ejemplos.