El Dorado de Jirueque (I)
Hemos pasado por Jirueque en una mañana fría y neblinosa. Las tierras de Jadraque, adentrándose con suavidad en las sierras ibéricas, lanzan su llamada agónica, su pulso débil y pajizo contra el cielo que se infla y se evade como un globo roto e inconcreto. Arriba del pueblo, hemos entrado en la iglesia. El…