Los Escritos de Herrera Casado Rotating Header Image

viaje de cela a guadalajara

Cela vuelve a subir la calle mayor

Seguimos en las celebraciones del Centenario de Cela. La poderosa voz del autor gallego, que se plasmó, hace más de 70 años, en un libro universal y aplaudido, el “Viaje a la Alcarria”, sigue viva. La Diputación continúa organizando actos, recitales y performances para mantener vivo ese recuerdo, y aprovechar como se debe el tirón turístico de esta proeza literaria. Yo ahora quiero acompañar –también literariamente- a aquel Camilo José Cela joven, con sus treinta años en las piernas ágiles y en su espalda poderosa, mientras subía la calle mayor de Guadalajara, mientras hacía su recorrido, a pie y feliz, en la mañana luminosa de junio, desde la estación del tren hasta enfilar la cuesta de la calle Zaragoza. Es un ejercicio personal, pero también quiere ser una oferta de “ruta turística”, de bienandada y jolgoriosa caminata, cuesta arriba siempre, por una Guadalajara ya muy distinta pero, en esencia, retatrada por el Nobel. El “Viaje a la Alcarria” es uno de los más conocidos libros de viajes de la historia de la literatura. Y pasa por Guadalajara, iniciando en ella un recorrido por toda la Alcarria, que llevó a su autor a sentarse en la Real Academia primero y luego a recoger en Suecia el Premio Nobel de Literatura. De su paso por la ciudad de Guadalajara, en aquel viaje literario y vívido, han quedado algunos recuerdos que el viajero de hoy puede intentar rememorar, seguir, y admirar.
De paso, verá la ciudad del Henares con ojos diferentes y perspectivas nuevas. Empezamos el recorrido por donde lo empezó el autor gallego. Por la Estación del Ferrocarril.   a – Estación de FF.CC. Un lugar que se extiende por la campiña, a la derecha del río Henares, centrando lo que es hoy un populoso barrio. Es un edificio construido a mediados del siglo XIX, que ha sufrido numerosas reformas, aunque en esencia se conserva como al inicio. Aquí llegó Camilo una mañana de junio de 1946, después de un «cómodo» viaje de noventa minutos en un vagón de tercera con los asientos de madera. Nada recuerda en esa Estación aquel momento, y nadie tampoco lo evoca, en las prisas de cada momento por llegar al tren, por subir a casa…   b – La cuesta del Hospital. Cela subió andando, pasó por el puente árabe, desde cuyas barandillas aún se veían en el fondo de las aguas las grandes losas de piedra […]