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paracuellos de jarama

Atalayas, castillos y villas amuralladas del Jarama

Es conveniente, de vez en cuando, salir de los límites estrictos de la estructura provincial, y caminar por sendas que aún siendo vitalmente, íntimamente, también nuestras, hoy pertenecen a otras estructuras políticas y administrativas. Me refiero, como un simple ejemplo, a los caminos que siguen las orillas del río Jarama, que son serranos por una parte, nacidos de la altura de la Sierra Norte, y que luego se hacen madrileños, sin saber cómo, y pasan por pueblos que fueron entraña de nuestra historia, y hoy se ven lejanos, sin razón alguna. El Jarama es un río que compartimos ahora las provincias de Madrid y Guadalajara, pero que en siglos pasados fue todo él incluido en la tierra mendocina del señorío de Buitrago: administrativamente perteneciente a la provincia de Guadalajara, hasta que en 1823 fue repartido entre las dos provincias. En las orillas del Jarama se alzan villas, castillos y atalayas que surgieron de un hecho defensivo único. Aunque la frontera de Castilla con Al Andalus se mantuvo, durante un par de siglos (IX al XI) en el Henares, los ríos siempre hicieron de fronteras, y así el Jarama también tuvo su importancia en ese trasiego de amenazas, algaras y correrías. A una y otra orilla (a la derecha los cristianos atancantes, y a la izquierda los musulmanes defensores) se levantaron fortificaciones de las que han quedado huellas, recuerdos y alguna presencia íntegra, que conviene recordar y hasta visitar un día de estos. El río Jarama Podría decirse de este río que ha sido eje indiscutible de las comunicaciones Norte-Sur en esta tierra, desde la más remota antigüedad. La Marca Media de Al-Andalus es la primera estructura político-social que se hace cargo del control de este valle. En la época del emir Muhammad I, en el siglo IX d. de C., se fortificaron los enclaves más importantes, entre ellos Madrid, Calatalifa y Talamanca, este último sobre el Jarama. Una serie de castillejos (zafras) se construyeron dominando los pasos y vados de sus ríos y arroyos: así Uceda (Guadalajara) en la misma línea del Jarama, Talamanca más abajo y en su torno multitud de torres vigías, como las de Venturada, El Vellón, Malsobaco, y Ribas. Un simple vistazo al mapa en que se sitúan, nos deja entender su planteamiento riguroso y lógico: su distribución era equidistante y jerarquizada, revelando con ello la existencia de un planteamiento global. Con todas ellas se formaba […]