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Propuestas esenciales para conocer Guadalajara

El próximo lunes 22 de febrero, a las 7 de la tarde, y en convocatoria abierta y entrada libre, se va a presentar en el salón de actos del edificio de la Junta de Comunidades, en la calle Topete (antigua sede de la Caja Provincial de Ahorros), un libro que supone todo un canto y estímulo al conocimiento de nuestra provincia. Un libro, como se ha dicho, que debería tener cada provincia española. Son las “Cien propuestas esenciales para conocer Guadalajara” y va firmado por más de 50 escritores y estudiosos de nuestra tierra. Entre esas cien propuestas aparecen paisajes, cuevas, altares, fuentes, personajes, botargas, palacios y plazas, encierros de toros y ángeles pintados… sin duda el mejor cartel que podría haberse ideado para anunciar al mundo lo que Guadalajara encierra. No es de este lugar, ni me apetece entrar en el tema, el análisis de la situación económica de nuestra provincia, que desde hace tiempo está limitada a la superviviencia. Entretenida con fastos y fiestas, pero sin nada detrás, que la sustente y la sostenga. Por eso, de entre las industrias que podrían abrirse, pienso que es la más importante y prometedora la del Turismo. Un turismo medido y sin avalanchas, pero un turismo permanente, que ponga en Guadalajara sus ojos, y que encuentre en el lugar que los ponga no solo una propuesta histórica, artística, o natural, sino elementos que la acompañen como son infraestructuras. Por ejemplo (y sin ser ni mucho menos la panacea ni la única alternativa) un Parador Nacional de Turismo en Molina de Aragón. No es nueva la idea, y ya se hicieron planos, maquetas y hasta inauguraciones de obras con una excavadora detrás. Pero el Parador no llega. Y no llegan las carreteras que sirvan de conexión rápida y cómoda con la Naturaleza más espectacular, como es el Alto Tajo. Esa carretera CM-2015 por la que se tiene que circular muy despacio y a riesgo de romper los amortiguadores. El empujón para que el Turismo llegue de una vez, y muy en serio, a Guadalajara, no pasa solamente por algún que otro anuncio en prensa, o los folletos repartidos en FITUR. Necesita de muchas manos y muchos brazos que empujen. Y poner esa fuerza en cada actuación es lo que podrá sacarnos del parón y echarnos a andar. 100 Propuestas Esenciales Aunque fue por una cuestión interna de la editorial que dirijo, y […]

Naturaleza y Vida en el arte románico de Guadalajara

Se ha celebrado, entre los días 4 a 6 de julio, en la ciudad de Sigüenza, el primer Congreso de Arqueología Medieval de Guadalajara, que ha constituido todo un éxito de organización y asistencia, aportándose en las numerosas comunicaciones e intervenciones, datos muy valiosos para ir reconstruyendo el pasado remoto de nuestros pueblos, de nuestras tierras. A veces las leyendas que hoy damos por tales, emergen de la historia con total naturalidad. Y con el paso de los siglos toman categoría legendaria los hechos que, mucho tiempo antes, fueron cotidianos. En el “Libro de la Montería” de Alfonso Undécimo de Castilla, se nos dice que la caza del oso era habitualmente practicada por los nobles, lo mismo que la cetrería, y el acoso y muerte de los jabalíes, en infinidad de lugares de esta tierra. Por señalar algunos: En la historia del monasterio alcarreño de Sopetrán, en pleno valle del río Badiel, se cuela la leyenda de que al Rey Alfonso Sexto, en 1072, “La Virgen la había librado de morir a garras de un Oso cuando andaba a cacería por esos contornos”, y en agradecimiento el rey mandó reconstruir el viejo monasterio medio hundido. También nos informa ese “Libro de la montería” que “Santotis es buen monte de oso en verano”, y que los había muy numerosos en el monte de Pie de Fuste: bueno de oso, junto a Zarzuela [de Galve] y Valverde [de los Arroyos]. Y en tierras molinesas el monte de Valquemado “es buen monte de oso”, lo mismo que “la garganta de Orea, que es buen monte de oso todo el verano”. Y en las pinturas de los techos de las salas bajas del Palacio del Infantado, pintadas a finales del siglo XVI por Rómulo Cincinato en Guadalajara, se nos muestran escenas de la caza de venados, jabalíes y avutardas por los duques a caballo, mientras entre los elementos de la fauna que habitualmente poblaba la primera Alcarria de Horche, Yebes y Lupiana, aparece entre otras especies la del lince ibérico. En Salmerón aún corre la voz de que en “el Puerto” que lindaba con la población, una enorme serpiente que amenazaba a los caminantes fue finalmente abatida por Gil Martínez. Mientras que en Canales de Molina, un aldeano me contaba hace mucho tiempo que allí la leyenda decía que un dragón enorme que echaba fuego por sus orificios guardaba a una doncella hasta que […]