Así la denomina el historiador de la arquitectura, don Javier Solano en su libro sobre “Guadalajara, memoria de la ciudad”. La época que media entre 1910 y 1920 es quizás la más productiva del siglo en cuanto a la edificiación de nuevas arquitecturas, tanto casas de viviendas particulares como edificios institucionales. La recordamos aquí, someramente, con motivo del centenario del edificio principal de Correos. En esos años, precisamente, de 1910 a 1920, un alcarreño asimilado, don Alvaro de Figueroa y Torres, Conde de Romanones, es el líder indiscutible de la política española. Ministro de varias carteras, entre 1911 y 1913 es Presidente del Consejo de Ministros, aunque de un modo u otro en esa década él es quien decide todo lo que ocurre en la política española. Años muy difíciles, con el anarquismo dando la vara por todas partes, con una Guerra Europea de la que él consigue dejar España al margen, no estorbaría llamarla también “la década romanonista”. De esa influencia, de ese poder que emana del siempre diputado por Guadalajara, don Alvaro, le llegan a la ciudad y provincia muchos beneficios, sin duda. Y bastante riqueza. que se va a plasmar, en la capital, en la construcción de numerosos edificios. Ahora que nos movemos en el Centenario de aquella época, no estará de mas recordar algunos. El primero, sin duda, el edificio principal de Correos y Telégrafos, que se decide construir en la parte baja de la calle de Santa Clara, en un solar que precisamente el Estado ha de comprarle al presidente del Consejo, el señor Conde, pues más o menos media docena de años antes él se lo había comprado a las monjas, que se lo cedieron entero. El edificio de Correos Se decidió su construcción en la época en que el Conde de Romanones era presidente del Consejo de Ministros, con S.M. Alfonso XIII como Jefe del Estado. Optó este gobierno romanonista por la construcción de sedes para Correos y Telégrafos en casi todas las capitales de provincia que aún no las tenían. Algunos ejemplos han quedado, fastuosos, de aquella época, como el de Zaragoza, el de Geron, etc. En Guadalajara, en 1917, se le encargó que construyera ese edificio al arquitecto de relieve don Luis Sainz de los Terreros, en un solar que había pertenecido al antiguo convento de Santa Clara y que por entonces, (oh, casualidad) era propiedad de don Alvaro de Figueroa […]