Tres capitales de la Cultura Europea para 2024
La Unión Europea, a la que pertenecemos los españoles, tiene diversidad de naciones y pueblos incluidos en su conjunto. Y esa costumbre desde hace ya muchos años de declarar alguna de sus ciudades como capital cultural, destinando el gobierno europeo fondos para hacer en ella actos, y mejorar sus infraestructuras. Es una suerte que la Unión Europea nombre a una de sus ciudades Capital Cultural, aunque sea por un año. En 2016, lo fue San Sebastián, con todo merecimiento. Y en 2031 lo será otra ciudad española (aún por decidir) junto a otra de Malta. Quedan solamente siete años para ello, pero sería muy de aplaudir que en Guadalajara empezáramos a pensar en optar a ese título: sería necesario simplemente que alguien (en este caso tendrá que ser un político o política, una institución representativa) empezara a moverse en Bruselas, a postularse, a ofrecer lo que tenemos y a cuidarlo para que en ese año estuviera todo a punto.
No es un sueño esto que expongo, y la mejor razón para apoyarlo es saber cuales son, donde están, y qué ofrecen las ciudades que en 2024 han sido declaradas Capitales Europeas de la Cultura: Boldo en Noruega (50.000 h.), Tartu en Estonia (90.000 h.) y Bad Ischl en Austria (13.000 h. solamente), cosa que expongo a continuación. Lugares pequeños, con su historia sencilla, sus domésticos monumentos, y sobre todo con sus ganas de mejorar, cada día, en sus aspectos culturales: limpias de grafitis sus fachadas, y promoviendo desde sus ayuntamientos los actos culturales, la música, los cursos formativos, la enseñanza…. En definitva, promoviendo el encuentro organizado y amigable de sus habitantes.
En Guadalajara podrían concitarse estos elementos, si lo estudiamos, lo alentamos y nos lo proponemos. Hay tiempo. Y hay gente capaz de mantener esa llama en alto. A por el 2031 con Guadalajara como Capital Europea de la Cultura.
Las tres ciudades de este año son:
Boldo es una ciudad de 50.000 habitantes que se sitúa en la costa de Noruega, al norte del Círculo Polar Ártico. Vive principalmente de la pesca, y también del turismo. La gente va allí en invierno a ver las Auroras Boreales, y en el entorno se hacen excursiones por fiordos, montañas y lagos, todo muy de postal. La ciudad, moderna (se creó a principios del siglo XIX, tiene una Storgate o calle mayor muy animada durante las mañanas, aunque en cuanto cae el sol, hace ya tanto frío que no hay nadie en la calle. Destaca en la ciudad el Stormen o Centro Cultural, en el que todos los días del año hay actividades (es como una Casa de la Cultura, con conciertos, conferencias, cursos, biblioteca), en fin: toda la actividad cultural de esta pequeña ciudad, que tiene varias orquestas y grupos musicales constituidos. Todo es pequeño y moderno en Bodo, pero han sido elegidos como Ciudad Cultural Europea de 2024.
Bad Ischl es una muy pequeña ciudad de la Alta Austria, y es capital de una comarca a la que llaman Salzkammergut, lugar donde se extraía la sal, y daba buenos rendimientos. Hoy tiene unos 14.000 habitantes y nunca fue mayor. Pero el emperador Francisco José en el siglo XIX la eligió como lugar de retiro, construyendo allí una especie de palacete imperial, al que él gustaba ir porque le parecía el Paraíso. Se le llamó la capital secreta del Imperio, y allí fue donde Francisco José conoció a Isabel, la Sissi que sería enseguida su esposa. El lugar es hermoso por sus paisajes, siempre nevados en invierno, y sus palacetes cortesanos, y recuerdos e industria de la sal. Tan pequeño y cuenta con su activa Casa de la Cultura y varias orquestas.
Tartu, en Estonia, es la segunda ciudad del país, aunque la primera en importancia cultural. Con 93.000 habitantes, cuenta con la mejor Universidad del país, que fundó en 1632 el rey Gustavo Adolfo II de Suecia. Como el resto de Estonia, Tartu fue en principio independiente, con pueblos nórdicos habitando casas de madera, con documentación desde el siglo VII. Luego se afianzó en población y economía, pasando a ser dominada por los suecos, y desde principios del XVIII por el Imperio Ruso. Tras la primera Guerra Mundial alcanzó su independencia, y tras un periodo de pertenecer a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (la URSS) se independiza, y hoy vive en tranquilidad, teniendo Tartu la sede del Ministerio de Educación y Cultura del país, el Observatorio Nacional, el Jardín Botánico de su Universidad y el Museo Nacional de Estonia.Me he entretenido en resaltar los aspectos gráficos de estas tres ciudades, en la serie de sellos virtuales que tengo emprendida con temas de actividades culturales europeas. Porque solo nos sabremos europeos si participamos de alguna forma en el movimiento de construcción de Europa, a cuyo ser como gran país debemos aspirar todos.
