Tradiciones poéticas de la Alcarria

viernes, 18 mayo 2012 0 Por Herrera Casado

El pasado martes 8 de mayo, muy arropado de amigos y admiradores, Francisco Vaquerizo Moreno presentó en el espacio cultural de Diputación su nuevo libro, que es muy expresivo respecto a lo que de tradicional y poético tiene nuestra tierra. El libro se titula “Tres Autos Religiosos de la Alcarria” y en él cobran protagonismo tres antiguas leyendas de Sacedón, Córcoles y Albalate.

En la obra de Vaquerizo, que discurre por las tierras y los pueblos del sur de nuestra provincia, se alzan vivas y sonrientes tres localidades que guardan, cada una con su sentido acendrado de tradición y poesía, recuerdos de viejos tiempos que este escritor de la tierra nos ha dado elaboradas en forma de autos y obras para ser representadas.

Sacedón

La historia dela Santa Cara de Dios en Sacedón se remite a un hecho real, con protagonistas reales, históricos. Que han quedado plasmados en documentos y bibliografía. En el pueblo se conserva la ermita de la Cara de Dios, obra muy sencilla del siglo XVIII, en la cual se veneraba, dentro de un retablo barroco, un trozo de lienzo de pared con un rostro pintado, que según la tradición había aparecido milagrosamente dibujado al clavar sobre una pared el puñal de un blasfemo. Se ubica sobre lo que antaño fuera el Hospitalillo de Nuestra Señora de Gracia. Al Santo Rostro, en cuyo honor se celebran las fiestas de agosto, las crónicas sacedonenses le atribuyen numerosos milagros. La ermita data de mediados del siglo XVIII. Es de estilo barroco popular y cuenta con una ornamentación profusa de temas florales, muy recargada en capiteles y columnas. Su estructura consta de una sola nave rematada en crucero y este a su vez en una esbelta cúpula. En el presbiterio se halla el retablo en cuyo cen­tro está incrustadala Santa Cara. Laque hoy se puede ver no es la original, que desapareció durantela Guerra Civil, sino una copia, que es igualmente venerada por el pueblo de Sacedón.

Monsalud

Enla remota Alcarriabaja, vertiente ya del Guadiela, entre Sacedón y Alcocer, a un tiro de ballesta de la localidad de Córcoles, se alzan hoy las ruinas de lo que fuera enla Edad Mediay aún después, durante muchos siglos, el monasterio de Monsalud, de la Orden de Císter.

Allí, en pleno siglo XII, se levantó un monasterio en el que ya iba de marca una leyenda visigoda, con princesa prisionera, apariciones marianas y larga evolución de prodigios y aventuras.

Aunque no es este el lugar donde hacer una historia pormenorizada de este cenobio, sí es preciso recordar que fue fundado, hacia la mitad del siglo XII, por el rey de Castilla, y confirmado y aumentado en posesiones cuando en 1167 Juan de Treves, arcediano de Huete, le regaló no solo la aldea de Córcoles, sino importantes heredamientos y beneficios. Alfonso VIII protegió a este monasterio, y en él estuvo, tras la derrota de Alarcos, refugiada la plana mayor de la Orden de Calatrava, reorganizándose para participar en la batalla de las Navas.

Allí nace y crece la leyenda de la aparición de la Virgen que en el año 527 se las tiene que ver con Childeberto, rey de París, Clotilde, reina de Toledo, un juglar y un ángel. En otra época muy posterior, pero también ya muy antigua, son el pastor Martín Alhaja y fray Genaro, el abad de Monsalud, quienes vuelven a tenérselas que ver con la Virgen, los ángeles y los demonios.  Quizás el mejor de los textos de Vaquerizo en este libro.

En el claustro se ven los antiguos enterramientos de dos maestres de la Orden, don Nuño Pérez de Quiñones y don Sancho de Fontova. Los sucesivos reyes de Castilla fueron concediendo privilegios, dádivas y exenciones a los cada vez más numerosos frailes de Monsalud, que en los fines dela Edad Mediallegaron a ser más de un centenar bajo el mismo techo. Su primer abad fue Fortún Donato, discípulo directo de San Bernardo, y luego siguieron otros, también de nacionalidad francesa. Hasta el siglo XV, la mayoría de los abades cistercienses de Monsalud fueron franceses o centroeuropeos. Por este camino, común a otros monasterios bernardos en Castilla y Cataluña, adentróse en España una interesante corriente cultural.

Albalate

Y aún por la Alcarria baja corremos, junto al Tajo ahora, para llegar a Albalate de Zorita, y allí rememorar su leyenda más querida, la de la aparición, a principios del siglo XVI, de la “Cruzdel Perro” (así la llamaron siempre en el pueblo) o Santa Cruz Aparecida, que es comola denomina Francisco Vaquerizoen su obra teatral, en su auto que transmite la verdad del hecho, la poesía del entorno y la realidad de una visita real que surge en su obra sumida en otra representación teatral, lo que le confiere la profundidad propia del “cuadro dentro del cuadro”.

En una capilla del fondo de la nave del evangelio del templo parroquial, se guarda y venerala llamada Cruzdel Perro, patrona de Albalate y motivo central del escudo dela villa. Esdoble su valor: artístico, y sentimental. Se trata de una joya de la orfebrería del siglo XIII, hecha en bronce dorado, con47,5 cm. de altura y 28 de envergadura, rematando sus extremos en escuetas flores de lis, sobre las que se ven grabadas las rudas efigies de los cuatro evangelistas. Cuatro gemas de cristal de roca se sitúan en el promedio de los brazos, y en el centro aparecen la imagen de Cristo crucificado. En el reverso de la cruz aparecen, también grabados, los símbolos de los evangelistas, y en su centro se ve la figura de Jesús en actitud de bendecir, de medio cuerpo. De sus brazos cuelgan dos cadenillas. Su apelativo de Cruz del Perro deriva de su milagroso hallazgo, ocurrido en 1514, en la orilla del río Tajo, en el lugar conocido con el nombre de Cabanillas, donde aún hoy se ven los restos de una ermita construida en el siglo XVIII. Fue un perro el que, bajo una gran roca, encontró escarbando esta pieza de orfebrería, sin duda, guardada allí en siglos anteriores. La devoción de Albalate por esta Cruz fue en aumento: en 1542 se fundó la Cofradía de pajes esclavos dela Santísima Cruz Aparecida, y se conserva como fiesta mayor del pueblo la del 27 de septiembre, en memoria de la fecha del hallazgo, siendo paseada en ese día sobre adornada carroza por todala villa. Vinieronpersonalmente a contemplarla y adorarla el Emperador Carlos I y luego Felipe III.

Todo ello, cuajado de sencillas, de hondas memorias tradicionales, es galanamente poetizado por Vaquerizo. Los autos son susceptibles de ser representados (dos de ellos ya lo han sido) y desde luego muy recomendables de leer, porque el libro es de letra generosa, y la forma en que este sacerdote de Jirueque escribe es, sigue siéndolo, cada vez más, muy agradable y atrayente. Un gran libro, en definitiva, que encantará a todos los alcarreños de bien.

Sobre Francisco Vaquerizo

Nació Vaquerizo en Jirueque, en 1936. Estudió en el Seminario de Sigüenza y allí recibió el Presbiterado, el 5 de junio de 1959. Seguidamente se licenció en Derecho Canónico e hizo Periodismo en la Universidad de Navarra. Tras ocho años de cura párroco en Concha, Auñón, Alhóndiga y Entrepeñas, ha sido Profesor de Lengua y Literatura, en Sigüenza, durante treinta y dos años. Ha ocupado su tiempo en enseñar, leer y escribir. Todo lo ha hecho bien, con calma, sin prisas, y ahora le ha llegado la edad de jubilación total, aunque nunca colgará sus hábitos de lector y escritor, en los que se mueve con agilidad.

Ha publicado 24 libros y aún tiene por ahí media docena más pendientes de publicación. Es por ello que puede declarársele sin exageración como uno de los escritores alcarreños más fecundos.

Don Camilo José Cela, en su «Nuevo Viaje a la Alcarria», le calificó de “clérigo de buenas letras». Y ya sabemos que don Camilo no era tendente a las alabanzas ajenas, sino más bien al contrario. Vaquerizo ha escrito también en los periódicos de Guadalajara, concretamente lo hizo con aplicación en “La Tribuna”, y ha ganado bastantes premios literarios. Vaquerizo, con esto que digo y mucho más que forma su bagaje, es sin duda uno de los intelectuales de mayor calado que en este momento viven en nuestra tierra.

El libro de Vaquerizo

La prosa de Francisco Vaquerizo, que es rica, descriptiva, animada y moderna, entronca de forma automática con su poesía, que es rítmica, aguda y llamativa. La primera ha quedado patente en sus numerosos libros de relatos, alguna novela, y dispersas memorias. La segunda, se alza en poemarios y romances que le confieren categoría de extraordinario escritor. Pero en esta faceta de la rima, Vaquerizo nos viene a sorprender, una vez más, con un libro hermoso y sugerente, variado en su temática, y agradable de leer.

Lleva por título esta última obra (la más reciente, queremos decir) el enunciado de “Tres Autos religiosos de la Alcarria” y la explicación en subtítulo de los tres lugares a los que se acerca en romería de asombros: Sacedón, Córcoles y Albalate de Zorita. Son tres composiciones dramáticas, representaciones teatrales, dramatizaciones versificadas, de otros tantos milagros y apariciones que han marcado, desde hace siglos, la ilusión y el interés de las gentes devotas de nuestra comarca.

En la Alcarria hay muchos santuarios, mucha atención popular hacia la Virgen María en sus advocaciones varias y variopintas. También hay monasterios en medio del campo. Y santuarios en los pueblos grandes. En realidad, la Alcarria como España toda está marcada por el ancestralismo cristiano, acicalado del pintoresquismo católico, que tiñe de maravilla los accidentes geográficos, y a las fuerzas naturales las entrega significados del espíritu.

En la ya muy cuajada relación de escritos de Francisco Vaquerizo Moreno, este de los “Tres Autos religiosos de la Alcarria” completa las dos docenas de títulos por él publicados. Tiene un total de 174 páginas sobre papel ahuesado, con ancha letra de cómoda lectura y varias ilustraciones. La presentación oficial ha tenido lugar el día 8 de mayo en el Salón de Usos Múltiples dela Diputación Provincial, pero se van a realizar otras presentaciones literarias en los pueblos en los que transcurren las piezas dramáticas que lo componen: exactamente en Sacedón, Córcoles y Albalate, en fechas que oportunamente se anunciarán.