La Ruta del Arcipreste de Hita: un camino vivo

viernes, 6 mayo 2011 0 Por Herrera Casado

 En estos días va a ser noticia la aparición de un nuevo libro que ofrece amplia y concienzuda la Ruta del Arcipreste de Hita. Fue hace años motivo de un Congreso Internacional, en el que salió resuelta esa ruta, pactada entre analistas del Arcipreste y estudiosos de su Libro de Buen Amor. Ahora me he atrevido a plasmarla en un libro, que verá la luz pública dentro de unos días, con motivo de la Feria del Libro en Guadalajara.

Los tiempos nuevos están llevando a muchos a recorrer, a pie o en coche, los caminos literarios y culturales en que se concentran sabidurías antiguas, perfiles de fuerza biográfica y anales que describen templos, palacios y puentes. En esa intención van estas líneas, y ese libro.

Un camino por tres provincias

Han sido varios los libros que se han escrito sobre el camino/los caminos por los que Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, marcara su periplo vital. Unos caminos muy amplios porque van desde Toledo al Henares y desde Segovia a Talavera. Y aún más lejos. Muy interesante, documentado y bien escrito fue el libro de Rubén Caba “Por la Ruta serrana del Arcipreste”, de 1977, y con método y esfuerzo el que firmó mucho antes, en 1915, Constancio Bernardo de Quirós, en un librito titulado “La ruta del Arcipreste de Hita por la sierra de Guadarrama”. Ahora ha sido Guillermo García Pérez, como hace 30 años lo fue don Manuel Criado de Val, quien ha escrito un libro contundente sobre la Ruta del Arcipreste, con todos los datos necesarios, posibles, pensable, y algunos pespuntes más.

El que yo he preparado es más humilde. Pero posiblemente más práctico, porque va al grano: marca un recorrido rápido, escueto, resuelto entre tres provincias: Madrid, Guadalajara y Segovia. Entre tres comunidades autónomas diferentes, hoy por hoy, que siguen conformando la Castilla eterna y de siempre.

Parte el caminante de Alcalá, donde posiblemente naciera Juan Ruiz a principios del siglo XIV. Sigue Henares arriba, que es sitio que le gusta, que conoce, del que habla por boca de dos ratones (el mur de Guadalajara y el mur de Monferrado) y sigue hasta Hita pasando por el monasterio de Sopetrán, habiendo cruzado, lógicamente, el río Henares por el vado o la barca de Heras.

De allí se va de nuevo al río, y empieza a buscar la Sierra, primero por Cogolludo, por Arbancón después, por Tamajón y baja al Jarama, donde lo encuentra en otro Vado, en Santa María del Vado, a cuya advocación dedica unos versos.

Bordeando el Jarama se llega hasta Uceda, y Torrelaguna, donde emprende la marcha hacia la Sierra. Brava decisión, en su tiempo, cuando no había más que lobos por las espesuras, y no tanto chalet como hay hoy. Allí está en Lozoya, en Riofrío, y posiblemente toma vitaminas espirituales en la Cartuja del Paular. Porque desde allí asciende a la cumbre, donde le azota la cara el granizo y la ventisca, del Malagosto. Los encuentros con las serranas son conocidos de todos. Menudas aventuras se marca con ellas… al final baja hacia la meseta y llega a Sotosalbos. Un lugar, como el cercano Valdevacas, donde el Arcipreste se encuentra feliz.

De allí se allega, andando, hasta Segovia, donde ve el edificio misterioso, sorprendente, del acueducto, al que él denomina “serpiente groya”, el extraño animal articulado y hecho de piedra. Y se estira entre pueblos, vaquerías y amigos que le escuchan su cantar en las plazas. Por las tierras de Segovia es por donde el Arcipreste allega mayor caudal de oyentes. Luego, con prisas, quiere volver a su punto de partida. Y con él rematamos la Ruta, que sube de nuevo la Sierra por la Tablada, (hoy en la “Peña del Arcipreste” junto al alto del León han tallado una roca con sus versos y han guardado un ejemplar de su libro en una celda fría) y baja a Manzanares, por el Boalo, hasta llegar a Talamanca, y volver junto al Jarama hasta Alcalá, su patria segura. Para seguir dando vueltas, eternamente, por el Henares, por el Lozoya, por el Jarama

Otros viajes extraordinarios

He querido, en este libro que comento y que espero salga muy pronto para contento de algunos, seguir los pasos del Arcipreste, cómodamente, porque no estoy ya para muchos trotes montañeros. Y a esa ruta que fue la que personalmente expuse y conseguí ver aprobada en el Congreso Internacional sobre la Ruta del Arcipreste de Hita y su camino en 1997, siguen otras pequeñas rutas que con sorpresas unas y con pasos trillados otras, he hecho por nuestra provincia en los últimos cuarenta años.

Van publicadas, con algunas fotos, y pequeños planos, para orientar a los nuevos ruteros a descubrir detalles minúsculos, como escondidos y silenciosos, del rico acervo patrimonial, legendario y a veces ridículo de nuestra tierra. Son “treinta viajes extraordinarios” como los he querido llamar, en los que surgen visitas de un día a los tres Cendejas (la de la Torre, la del Padrastro, la de En medio…), a la ermita de Montesinos en Cobeta, o a la Peña Escrita de Canales, con sus efluvios radiantes, de esos que quemaban los carretes de fotos.

Conduzco al lector por las curvas que suben desde el Tajuña a Valfermoso para ver el aljibe moro de su castillo. O los llevo hasta la sorpresa de los capiteles románicos de Sauca, a ver los puentes de piedra sobre el Tajo, o a descubrir, de un vistazo, la fiesta única y colorista de La Caballada de Atienza.

Siguiendo los caminos de la Campiña, de la Alcarria, de la Sierra y del Señorío, hay ofertas para todos los gustos, (a pie y en automóvil) por esos cuatro ámbitos. Por el primero, son los castilos del Henares y la sorpresa de las botargas las que nos sacuden del sueño. Por el segundo tramo,en la Alcarria, va apareciendo el claustro de Lupiana, la ciudad visigótica de Recópolis o el alegre bullangueo de Durón. Por el tercero, la pura sierra, tenemos la ocasión de descubrir la Ciudad Encantada de Tamajón, todo un espectáculo que aún está por descubrir/describir, más la alegría urbanística de Valverde en plena arquitectura negra, y la nieve que cae mansa sobre Galve. En el último de los trayectos, por el Señorío de Molina, tendremos la posibilidad de visitar su riqueza románica, darnos un paseo por la Sierra de Caldereros, o amenizar la tarde apuntando y fotografiando escudos, portaladas y solemnidades entre las Casas Grandes de Milmarcos.

El libro del Arcipreste

Esta “Ruta del Arcipreste y otros Viajes Extraordinarios” se ofrece a partir de ya en un libro de 160 páginas, con muchas fotografías y planos, algunos en color, dentro de la Colección “Tierra de Guadalajara” que va ya, con este, por el número 80. En esta ocasión se ofrecen al lector un buen puñado de rutas con elementos sorpresa, y otros conocidos, que dan las claves de un conocimiento en profundidad de Guadalajara. Con más consistencia que los folletos turísticos que reparten las administraciones de todo tipo, y con la seguridad de que cuanto en esos caminares se cuenta está visto, oído y anotado por quien suscribe, que lleva unos cuantos años, ya unas cuantas décadas, haciendo estos caminos sin notar fatiga.