Letras, palabras, libros… de Juan Luis Francos

viernes, 22 agosto 2008 1 Por Herrera Casado

Por muchas razones me ocupo hoy de recordar a un escritor que ha sido de la tierra a todos los efectos. Pues aunque nacido en Santiago de Compostela, el ritmo de su corazón y sus querencias le trajeron a la Alcarria, donde quedó vinculado y ha dejado lo mejor de su existencia. Me estoy refiriendo al horchano Juan Luis Francos Brea, y las razones por las que debe salir en estas crónicas, son casi innumerables.

La primera de ellas es que ha muerto: de forma repentina, por enfermedad ya conocida pero desbaratada en el último momento, le hemos perdido bruscamente, el mes pasado, encontrándome yo de viaje por lejanas tierras.

La segunda razón es por haber mantenido, desde hace muchos años, el espíritu de trabajo a favor de la Alcarria, de practicar esa militancia, que sigue siendo necesaria, y que no muchos siguen, del alcarreñismo puro. Desde Horche a Almonacid, y desde la Casa de Guadalajara en Madrid hasta todos y cada uno de los pueblos de la Alcarria, Francos Brea ha viajado, los ha estudiado y ha divulgado sus méritos y desvelado sus secretos.

La tercera se supone por haber sido compañero, conmigo, en la Real Academia de la Historia, como representante de Guadalajara, y cumpliendo siempre a la perfección la misión de un correspondiente, advirtiendo de hallazgos y previniendo de peligros. Pero, sobre todo, participando activamente en uno de los proyectos más grandes que ha emprendido la Real Academia Española de la Historia, como es el “Diccionario Biográfico Español” y que, ya concluido, falta muy poco para que sea publicado. En él colaboró, redactando numerosas biografías, Juan Luis Francos. Supongo que alguien habrá redactado la suya en ese diccionario, pues le debe mucho a su interés, de años, porque esa enorme aventura llegara a puerto.

Horche y sus metáforas

De la incansable actividad de Juan Luis Francos como valedor de la cultura y la historia de la Alcarria, donde más saben es en Horche. De la vecina localidad era su Cronista, lo cual supone el mérito de dedicarse a estudiar, a propagar, a defender y a divulgar todo lo relativo a su esencia (que es como debe resumirse el conjunto de cosas que brotan de su historia, su patrimonio, su costumbrismo y su naturaleza). Y tanto sabía de Horche que había iniciado, a mis ruegos, la redacción de una “Historia de Horche” que fuera actual y definitiva, que diera evidencia de lo que fray Juan de Talamanco en el siglo XVIII había escrito, y de lo que desde entonces, hasta hoy mismo, ha ocurrido en esa villa de nuestro entorno. La llevaba  muy adelantada, y debía ser un empeño del pueblo, con su Ayuntamiento a la cabeza, concluirla y publicarla, bajo su nombre, por supuesto.

Antes se había ocupado Francos de otras parcelas de Horche. Desde su puesto de corresponsal, desde hace muchos años, de este diario provincial, nada de lo que ocurría en Horche dejaba de tener reflejo en estas páginas. Muchas veces añadido de evocaciones, fiestas, anécdotas, siluetas de personajes y proyectos. Él fue uno de los que animó a Juan Francisco Ruiz Martínez para realizar la nueva versión de la picota, que seguramente pronto tendrá silueta en alguna plaza horchata. Él fue quien ha presidido la Asociación Cultural Juan Talamanco en los últimos años, homenajeando a todo y a todos cuantos han tenido que ver con Horche. Él ha sido, y esta me parece batalla difícil de ganar, y más con su ausencia, quien ha defendido la caligrafía de Horche sin hache, en base a que así se escribía en documentos antiguos. La hache muda, y con el solo objeto de adornar las palabras, es bandera del idioma castellano que a va a ser difícil de arriar, a no ser que se empeñen en ello los más encendidos enemigos de nuestras cosas, que los hay y cada vez más numerosos.

Memorias de otros horchanos

Debería ser tenido Juan Luis Francos como horchano de pro. Porque uno es de donde deja su corazón y sus amores. De donde la tierra y su memoria le hace vibrar. De la Alcarria toda era, sin duda, cuando ha ocupado (hasta el día de su muerte) el cargo de vocal de Cultura de la Casa de Guadalajara en Madrid. Y de Horche, por tanto estudio y tanta inclinación, que se ha reflejado a lo largo de los años, en la publicación de varios libros atenientes a sus más caracterizados personajes.

Fue el primero el análisis biográfico de Ignacio Calvo, un alcarreño que dejó escritas `páginas singulares sobre muchos aspectos de Horche, que también inició, y dejó escrita gran parte de la historia de esta villa, habiéndose perdido finalmente su manuscrito. Y que puso traducido al latín [macarrónico] el Quijote bajo ese título que se ha hecho finalmente tan conocido, “Historia Domini Quijoti Manchegui”, cuya última edición fue también prologada por Juan Luis.

De otras figuras horchanas se ocupó en varios libros: del torero Saleri II, del fraile Tomás Moral y su Diario, y del soldadito Víctor Muñoz que murió en Filipinas defendiendo en Asia la bandera española.

Y al fin los toros

Pero donde ha destacado Juan Luis Francos sobre cualquier otro aspecto, y así quedará en la memoria de muchos, ha sido en la historia de la tauromaquia alcarreña. Primero en un libro titulado “Los toros en Guadalajara” y que fue editado en 2002 por la Casa de Guadalajara en Madrid, y luego con el mismo tema, pero ampliado y perfeccionado hasta el infinito, con la “Enciclopedia Taurina de Guadalajara”

Que fue sacado a la luz por este diario “Nueva Alcarria” en forma de fascículos, entre 2005 y 2006, con casi 400 páginas cuajadas de noticias, datos, anécdotas e imágenes que retratan para siempre ese mundo de los toros, las plazas, las fiestas y las capeas, los grandes toreros y los ignorados maletillas, que en Guadalajara han tenido razón y han encontrado vida.

Pueblos como Sacedón, Jadraque, Mondéjar y Sigüenza, por decir los más señalados, sin olvidar a El Casar, Marchamalo, Junquera y Peñalver, son analizados meticulosamente en la obra de Juan Luis Francos.

Habló con todos los que tuvieron que ver algo, desde hace más de un siglo, con la fiesta taurina. Y dejó esa memoria fiel escrita, para que nadie la olivde. Porque aunque el tema taurino sea de los más populares en Guadalajara, las fiestas van y vienen como un papel en el viento, y tiene que haber alguien que lo rememore, loo analice y lo escriba.

Tantas cosas, tantos personajes, tantos edificios y tanta vida que analizó Juan Luis Francos, a quien hemos despedido con el dolor de saber que ha desaparecido no solo un escritor, un cronista, un académico, o un gestor cultural, sino fundamentalmente un hombre cabal, una buena persona, y, sobre todo, un gran amigo.