Con la cabeza a pájaros

viernes, 14 octubre 2005 0 Por Herrera Casado

 

Ayer tuvo lugar, en el Centro Cívico de Azuqueca, la presentación de un libro que ofrece más ideas que información. Porque se trata de un catálogo, razonado y razonable, de las 161 especies de aves que pueblan las orillas del río Henares, o habitan y vuelan en sus proximidades. Y porque brinda, sobre todo, la posibilidad de enfrentarse y disfrutar con un tema que tenemos ahí, y del que apenas nadie se preocupa: un mundo de vitalidad, trinos y colores, de resistencia y protección, de propuestas, como es el de las aves que junto al río viven. Un mensaje de vida salvaje frente a la monotonía de los atascos y las trifulcas políticas.

Una riqueza por los aires

Si uno se para a considerar lo que en el aire de nuestra comarca, de las orillas del río Henares, vive y tiene forma y color, se sorprenderá de la variedad de vida que en ellas se acumula. Por el aire se mueven hasta 161 especies de aves diferentes, que desde las alturas de las rapaces, al acuático reposo de los patos, conforman una colección de formas y curiosidades que nos permiten entrar en un mundo de sorpresas.

Desde estas páginas siempre nos hemos movido por los caminos, subido a los riscos y parado ante los grandes edificios, para describir el patrimonio natural y artístico que Guadalajara atesora. Pero la verdad es que muy pocas veces nos habíamos parado a mirar o considerar la fauna, ese conjunto de seres que dan fuerza también, y definen, nuestra tierra. El habernos llegado esta “Guía de Aves de la Vega del Henares y de la Campiña” a las manos, nos ha supuesto la posibilidad de abrir una puerta a un mundo desconocido.

Que son varios mundos: el de los pajarillos simples, el de las aves rapaces, el de las aves de caza nocturna, el de las anátidas o patos… y aún más, como la perdiz que escapa por el monte de la voracidad cazadora, o la cigüeña que pone su firma airosa en lo alto de los campanarios de la Campiña, sin olvidar ese rara y tarda ave a la que llaman avutarda, y que por muchos motivos, (ecológicos y económicos) ha sido capaz de mover incluso el trazado de las carreteras: hablo de la avutarda campiñera.

Pajarillos y aguiluchos

No son enemigos entre sí, pero se mueven en el mundo de la ley del más fuerte. Esos minúsculos seres (el gorrión de las aceras, el petirrojo de los zarzales fríos, el jilguero de los cardos secos, o el carbonero que se escurre entre los juncales) son algunos de los que forman el grupo de los passeriformes, ese nivel de pajarillos que toman su nombre científico de la palabra latina, tan hermosa, passer, a la que Catulo dedicaba en sus poemas el mejor de los sentimientos: passer, deliciae meae puellae…. Ha muerto el pajarillo que era la alegría de mi amada. Alegran las arboledas, y sirven de sorpresa para cualquier paseo por el campo.

Están vigilados, desde lo alto, por las aves de presa. De las que hay muchas variedades por estos lares: en la obra de Roberto Mangas se reúnen las especies de águilas, aguiluchos y azores que con su mirada penetrante y su vuelo rápido marcan el nivel de mayor agresividad y salvajismo en el grupo. El abejero común y el águila perdicera son de los más pequeños, pero también por el Henares se han visto águilas reales, águilas imperiales y azores, estos muy raros. Más cernícalos, aguiluchos de todo tipo y aguilillas. Sobre los cables del teléfono, o en lo alto de las torres de electricidad, se les suele ver, más vigilantes ellos que nosotros, dando el tono de vitalidad y fuerza natural, ajenos a todo.

Lechuzas y patos colorados

Otros elementos sorprendentes de esta fauna avícola del Henares, son las cazadoras nocturnas, como el búho real, de 2 metros de envergadura, solemne y silencioso, la mayor rapaz de la península ibérica, que con sus penetrantes ojos mira la oscuridad y en ella es el rey de la caza. Todo cae en sus garras: ratones, anfibios, ginetas y murciélagos. Además hay en las sombras vuelos y lúgubres cantos de lechuzas, autillos, cárabos y mochuelos. Pocos los ven, porque solo salen de noche, y se mueven en el más absoluto de los silencios, pero sabemos que están. Y en este libro nos lo cuentan. Las descripciones de Mangas, breves y precisas, o las fotografías de Carlos Sanz, nítidas y luminosas aún en la oscuridad, nos ofrecen el espectáculo de las rapaces campiñeras.

Que contrastan con el murmullo alegre, acuático y luminoso siempre, colorista a más no poder, de las anátidas. Está descrito el pato colorado, la cuchara común o el ánade azulón, y por supuesto ese complejo grupo de las garzas (la real y la imperial) los andarríos, los archibebes y las garcillas, esas que a cientos revolotean, por encima de nuestra misma ciudad, desde las arboledas del Mini Zóo donde viven, sobre los campos secos y los carrizales de en torno a Azuqueca.

Este libro que ayer se presentaba es en todo caso una visión nueva, hecha a través de un prisma inédito, del río Henares y su comarca inmediata. Es la conjunción de muchos trabajos y miles de horas de dedicación. El principal, como autor y coordinador del trabajo, Roberto Mangas, compañero de prensa en Azuqueca y ornitólogo de prestigio, como aquí lo demuestra. Luego los hacedores de imágenes: de una parte Carlos Sanz, que tras muchos años de experiencia (fue colaborador estrecho de Félix Rodríguez de la Fuente), tiene en su haber imágenes sorprendentes de cualquier elemento de nuestra Naturaleza más cercana. Y los dibujantes: desde los azudenses J. Félix Sánchez-Baranda y Marina Sánchez, al cántabro Nacho Zubelzu, cosechador de galardones, a la valenciana Úrsula Peñafiel, al francés García-Clairac, y al madrileño Miguel Ángel Calvo, que han captado la realidad con fidelidad absoluta y muchos granos de arte.

Sinceramente, creo que con esta “Guía de Aves…” será a partir de ahora tener más amplia visión, más clara y realista, del mundo en que vivimos. Que no solo es de controversias y dislates, o de relatos y descripciones, sino también de emociones y sugerencias: porque tras tener en las manos este libro, y ojearlo pausadamente, nos van a entrar unas ganas irresistibles de salir al campo, y ponernos a mirar pájaros: entre los árboles, o colgados de las rocas, de las terreras rojizas que bordean el río, y en el que aviones y roqueros, currucas lavanderas, nos explicarán qué cosa es el mundo, con su voz clarísima.

 La Guía de Aves de la Vega del Henares

 El libro ayer presentado tiene 120 páginas, todas en color, y ofrece un estudio previo, de Roberto Mangas, sobre la fauna avícola de la Vega del Henares y de la Campiña, además de otro estudio divulgativo sobre la orografía e hidrografía del Valle. Le siguen las fichas minuciosas de las 161 especies de aves existentes en nuestro entorno, con nombre común, nombre científico, peso, dimensiones y la imagen gráfica (unas veces en forma de dibujo, otras en fotografía) más la descripción del animal, sus costumbres, hábitats, alimentación, cantos, etc. Se completa la obra con bibliografía, índices y biografía de los autores. El libro se ha editado por la iniciativa de la Mancomunidad de la Vega del Henares, y lleva un prólogo de su presidente, José Vicente García Sánchez.

Apunte

Roberto Mangas Morales

El autor de esta novedosa “Guía de Aves” es Roberto Mangas Morales. Natural de Fuentesaúco (Zamora) reside desde hace años en Azuqueca de Henares, donde se dedica entre otras cosas al periodismo, habiendo escrito además múltiples artículos especializados en la fauna ibérica. Es un apasionado de la Naturaleza, a la que observa y estudia, liderando las campañas que la Sociedad Española de Ornitología y Birdlife ha emprendido en nuestra provincia.

Apunte

La avutarda

 

Es el animal con alas más pesado y de mayor envergadura de los que pueblan el Valle del Henares, y de toda la fauna europea. La cabeza y el cuello lo tienen de color gris, colgando de la base de su pico unos largos bigotes blancos. Sus alas son de dibujo “atigrado”, pardo rojizo con manchas negras. Muy protegida hoy, debido a que es fácil de cazar y apresar por su tardo, pesado y corto vuelo, se la suele ver formando bandadas de hasta 50 individuos por los campos cereales de la Campiña. Su alimentación se constituye por insectos, gusanos y yerbas