A caza de grullas por la sierra de Guadalajara
No es frecuente que dedique esta página a quienes, con la escopeta al hombro, o con la caña de pescar en ristre, recorren nuestras tierras ásperas y hermosas o vadean nuestros ríos serranos inacabables siempre de sorpresas y buenos ratos. Hoy voy a hacerlo. Porque son estos cazadores y pescadores alcarreños quienes aún valoran lo que de bravío y genuinamente humano tiene la vida campestre en ese porfiar constante con el viento, con las piedras, con las alimañas incluso, con los mil avatares que surgen y que hacen crecer la osadía, regenerar el alma que en las ciudades tenemos a punto casi de ser comida por la polilla.
Y se la voy a dedicar con palabras que no son mías, sino de un escritor, a medias alcarreño, sacado de la historia, antañón ya, mitológico casi, peleador en ciento y una medievales peleas, enriscado constructor de castillos, donoso decidor de cuentos ejemplares, y cazador y pescador, también, de los buenos.
Con las palabras, sí, del Infante Don Juan Manuel, que puso bandera, caballo y letanía en Cifuentes y en Galve, y en otros muchos lugares de nuestra geografía. El territorio de esta «transierra» de Guadalajara se lo conocía al dedillo, meticulosamente. En su «Libro de la Caza» da buena prueba de ello, pues, describiendo el territorio castellano, que divide por Obispados, incluye en los de Cuenca y Sigüenza numerosos lugares de nuestra Alcarria y Serranías, guiado siempre por el curso de los ríos. De tres de ellos, de los más preclaros, transparentes y fríos; de los más medularmente hincados en nuestro corazón de alcarreños, daré aquí transcrito el texto que pone Don Juan Manuel en su «Libro». Y, al pie, en breves notas, algunas aclaraciones que muchos de vosotros, bien lo sé, no necesitáis. Así eran, en la primera mitad del siglo XIV, los cauces de Sorbe, Bornoba, Cañamares…
Et arroyo de Cannamares [1] nasce entre Bannuelos et Romannuelos [2], et cae en Fenares deyuso de Bragadera [3]: en este arroyo há muchas ánades et garzas. Et, desde Torrubia [4] ayuso es de muy buenos pasos; en lo demás es buen lugar para cazar en él con falcones. Salvo en cuanto va por grandes pennas [5]. El arroyo de Bornoba nasce en la fuente que está sobre la laguna de Sienta Molinnos [6] et entre en Fenares deyuso de Caraceniella [7]: en este arroyo hay ánades et garzas, desde Sancta María de Sopenna [8] fasta dentro de Fenares, mas en pocos lugares se pueden cazar con falcones. El arroyo de Cogolludo entra en Fenares en Fontiana [10]: en este arroyo há pocas ánades. Pero no las havan bien se pueden ca arroyos, destos que nascen só Cantasávalos [12] et dellos cabo Galve [13]. Et dellos del un cabo et del otro de Cantalojas [14] el entra en Fenares, en Pennahora [15]: en estos arroyos fasta que llegan al Angostura [16], deyuso de la puente que dicen de Valdallo [17], hay muchas ánades et buen lugar para las cazar con falcones. Mas, del Angostura ayuso fasta Belanna [18] non se pueden cazar con falcones. Et desde Belenna fasta dó entra en Fenares, há buen lugar para las cazar [19]. Et algunas vegadas recude hí garza.
A más de uno se le habrán puesto los dientes largos, pensando en esas bandadas de grullas, de garzas y de ánades, que por nuestras serranías paraban en sus viajes intercontinentales. Todavía se ven las airosas aves africanas sobre los cielos de Guadalajara, o en arroyos, estanques y sotillos descansando de sus vuelos migratorios. Don Juan Manuel, sin embargo, se daba el gusto de cazarlas con halcón, llevando a la mayor perfección ese «arte de cetrería» que por fin ha resultado de imposible renacer en nuestra tierra. Son, en fin, pinceladas que evocan otros tiempos, minutos que quisieran recuperar viejas edades, apuntes para una geografía del recuerdo.
NOTAS aclaratorias al Texto:
[1] Es el río Cañamares, que hoy forma el pantano de Pálmaces.
[2] Son los pueblos de Bañuelos y Romanillos de Atienza, situados en el anfiteatro pelado de la solana de la sierra Barahona, limitando a su espalda con las altas tierras sorianas.
[3] Desemboca el Cañamares en el río Henares, junto al pueblo de Castilblanco. Ha caminado por vegas abiertas desde el estrechamiento rocoso de Pálmaces, donde hoy se apresa el río, y donde se hallan las montuosidades de Bragadera que menciona el texto.
[4] Este Torrubia es lugar que ignoro, aunque sospecho puede referirse al monasterio de monjas calatravas de San Salvador de Pinilla, algo más arriba de Pinilla de Jadraque, que en crónicas antiguas es llamado también Sotio de Hechán y Torremocha. Desde aquí, el río Cañamares baja en valle ancho y cómodo de pasos.
[5] El río Cañamares se desliza, en efecto, por abruptos lugares y estrechos vericuetos rocosos. Aguas abajo de Naharros, y en el citado paso de Pálmaces, se comprueba esto.
[6] Se refiere al nacimiento del río Bornoba, que tiene lugar en la laguna de Somolinos, formación acuosa de origen morrénico, glaciar.
[7] El Bornoba rinde aguas al Henares, en tierras llanas entre Jadraque y Carrascosa, después de haber cruzado el término de Membrillera. Zona ésta de densa población prehistórica y colonización romana, paso de la Vía Augusta entre Mérida y Zaragoza. El lugar que menciona Don Juan Manuel, hoy desaparecido, Caraceniella, es diminutivo de Caracena (pueblo de la actual provincia de Soria) y de Caraca, antiguo nombre y tradicional atribuido a Guadalajara. Sin querer meternos a etimólogos todas estas voces podrían tener relación con la latina «carcer»: el punto de salida, el principio.
[8] En San Andrés del Congosto, donde el Bornoba atraviesa una garganta espectacular, el valle comienza a abrirse hacia tierras bajas. La patrona de San Andrés del Congosto es Nuestra Señora la Virgen de Sopeña, que tiene una ermita en los alrededores.
[9] Se refiere al arroyo Aliendre, corrupción de «allende», más allá.
[10] Este arroyo cae al Henares un poco más arriba de Espinosa, justamente en el lugar conocido por Santas Gracias, donde han aparecido importantes vestigios arqueológicos de remotas edades. Más arriba de esa desembocadura, en el lugar que hoy llaman Untiana, se encontraba en el siglo XIV la aldea de Fonciana que por ser la más próxima á la juntura de los ríos menciona Don Juan Manuel. Hoy no queda apenas rastro de este despoblado antiquísimo.
[11] Se refiere al río Sorbe.
[12] Dice que el Sorbe se forma de la unión de varios arroyos. Uno es el de Campisábalos.
[13] Otro el que pasa por Galve, donde él construyó un castillo.
[14] Otros son los que, como el arroyo de la Zarza, el arroyo de la Hoz y el arroyo de Lillas, nacen en término de Cantalojas, bajando desde las alturas de sierra Ayllón.
[15] El Sorbe muere en el Henares, en el conocido lugar de Peñahora, donde hoy está la ermita de la patrona de Humanes, así llamada, y una nutridísima colonia residencial que ha ido surgiendo en tan apacible lugar.
[16] Muchas angosturas atraviesa el río Sorbe en su camino. Aquí debe referirse a lo que hoy se ha aprovechado para el embalse del Pozo de los Ramos, en término de Almiruete, o quizás a la que existe poco más arriba de Muriel.
[17] Este puente de Valdallo no sé cual sea; quizás se refiere al que había cerca de Muriel, uno antiguo que ya cayó.
[18] El Sorbe baja desde las angosturas hasta Beleña metido en peñas también, y en estrecheces.
[19] Desde Beleña a Peñahora el Sorbe va ensanchando su valle, y permitiendo la cetrería con desahogo.