El escudo de Fontanar
Ha celebrado su día grande de fiesta, su San Matías anual y apiñado, el pueblo entero de Fontanar, lugar campiñero por excelencia, en el que se han visto caras alegres por muchos motivos, pero pienso que especialmente por el agua que en abundancia caía, también ese día, desde el cielo a las cosechas. Fontanar fue una fiesta grande el pasado 14 de mayo, y hasta tuvieron inauguración de Ayuntamiento, concursos culturales y baile. Sin olvidar la vaquilla.
En esta ocasión, Fontanar resalta a la actualidad provincial por un hecho al parecer anodino trivial, pero que en el fondo lleva una carga de esperanza, abre un camino y pone los pilares de lo que pudiera ser una nueva vía de desarrollo cultural para los pueblos de nuestra provincia. En Fontanar, al menos se ha dado un primer paso que considero importante.
Puestos a inaugurar Ayuntamiento, construcción agradable y muy bien dispuesta en el entorno de su castellanísima plaza Mayor (lo trazó el arquitecto Antonio González Mata con su ya acreditado buen hacer, los munícipes de Fontanar se encontraron con que la villa no tenía, al menos que ellos supieran, un escudo de armas que la identificara y, en definitiva, actuara de blasón, de símbolo emblemático del pueblo. Y es que, efectivamente, no poseía ese elemento tan característico de los pueblos que, como él, poseen una larga historia de siglos.
La tarea que me encomendaron fue de lo más agradable y también espinoso que un historiador puede tener. Elaborar un escudo «ex‑novo» par a un lugar, siempre tiene sus apasionantes oportunidades, pero también una serie de peligros en los que es preciso andar cautos para no caer.
Fontanar tiene una historia limpia, larga, sencilla, como lo son y los han sido siempre sus gentes, pero bien acoplada a los avatares de España y de Castilla, en consonancia con la tierra en que asienta. Y no quiere renegar de ella, de su tierra y de su historia. Fontanar ha querido tener toda su dinámica secular prendida en el símbolo concreto de un escudo. Por ello revivimos en cuatro frases su historia y explicamos el motivo de por qué puede y debe tener escudo, sólo por eso, porque tiene historia propia.
Discurría por este lugar de la campiña la «vía romana» de Mérida a Zaragoza, y durante los siglos de dominación romana fue un lugar muy frecuentado, un punto donde los caminos, las villas y las posadas tenían su asiento. También había, lógicamente, ya por entonces múltiples fuentes, que le pusieron nombre fácilmente al lugar. Un nombre latino por excelencia.
Desde la reconquista de la comarca a cargo de las tropas castellanas de Alfonso VI, hacia 1085, Fontanar se constituyó como una aldea más del Común de Villa y Tierra de Guadalajara. Reconocía en la ciudad amurallada y castillera, levantada sobre los barrancos que otean la campiña, su cabeza jurídica y administrativa. Y Fontanar se encontraba a gusto formando parte de aquella comunidad, en la que, a cambio de algunos dineros para arreglar puentes y murallas, tenía la seguridad de una defensa, y los beneficios fiscales que a Guadalajara, protegida al máximo por los reyes, le cabían.
Fue en 1580 cuando Felipe II la concedió el titulo de Villa para tener desde entonces justicia propia, y llevar una vida más independiente que hasta entonces. Pero la querencia de los de Fontanar hacia Guadalajara fue siempre tenaz, y en 1741 volvieron a pertenecer al Común de la ciudad, a los efectos fiscales y de aprovechamiento de pastos, leñas, etc.
Uno de los datos más significativos de la historia de Fontanar es el hecho de no haber pertenecido, durante los largos siglos medios y modernos, a nadie en señorío. Frente a la común adscripción de muchos pueblos de nuestra tierra a los señoríos privarlos de grandes señores Fontanar se mantuvo siempre al margen de tal práctica y reconoció siempre como único señor al rey de Castilla y de España.
En el pueblo y en su término residieron y tuvieron pertenencias, campos anchos y bienes de producción importantes, muchos de los magnates de Guadalajara en el siglo XVI, cuando la ciudad del Henares era un emporio de riqueza. Entre otros, los Mendoza también tuvieron campos y molinos aquí en Fontanar. Incluso una de sus casonas, la de don Diego de Mendoza, aún se conserva hoy, con escudo de armas al frente, y rodeada de un ancho jardín. En 1761, una rama de los Mendoza adquirió el título de marqueses de Fontanar. También los Pecha tuvieron propiedades en su término. Y muchos otros.
Pero quien quizá marcó con mayor constancia el rumbo de la economía en esta villa a lo largo de los siglos fueron los monjes cartujos, los de Rascafría los del monasterio del Paular, en la Sierra central. Estos recibieron del rey Juan II, en propiedad para su utilización permanente, grandes bienes en el término de Fontanar viñas, campos de pan llevar, todo lo producido por el río, molinos harineros y aceiteros, etc. Incluso los cartujos pusieron en el centro del pueblo una enorme mansión, que aún hoy se conserva con el nombre de «Casa‑Cartuja» y que muestra los severos y hermosos perfiles de las construcciones rurales de siglos pasados. Y esa permanencia de los monjes en el pueblo marcó con su sello la historia de Fontanar.
De unos y otros datos, todos ciertos y bien demostrados, hemos podido obtener un escudo para Fontanar. Un conjunto de símbolos, en un orden preciso y con unos colores adecuados, que sirvan para identificar al pueblo con sus historias. El deseo del Ayuntamiento ha sido eso y creemos que ha sido conseguido plenamente.
La descripción del blasón de Fontanar, tal como ha quedado definitivamente estructurado, es la siguiente: escudo partido y con punta. En el campo capitán arriba y a la derecha, aparece una fuente de plata sobre fondo verde. La fuente es de tipo manadero o manantial, saliendo un gran chorro de agua de una pared de sillar y cayendo el líquido elemento sobre un pilón ancho. La razón de esta fuente es la de tener el pueblo su origen tanto en el nombre como en el asentamiento, en las varias fuentes del lugar. Las relaciones topográficas que los ancianos del lugar enviaron a Felipe II en 1575 hablaban de cinco fuentes a tiro de ballesta desde la plaza Mayor. Es, por lo tanto, la razón de ser, de nacer y crecer, de Fontanar.
En el segundo de los campos, arriba y a la izquierda, aparece el emblema de la Orden Cartuja, muy simplificado. Consiste en una cruz esbelta a la que escoltan las letras C y R adosadas a dicha cruz. Puede ir este símbolo también sobre una bola del mundo. El color del emblema cartujano es negro y va puesto sobre un campo blanco, que puede hacerse de plata.
En la punta del escudo, como razón histórica más importante aparece el símbolo heráldico de Castilla: el castillo de oro, con tres torres, más alta la central y portalón y ventanas de color azul. Todo ello sobre un fondo o campo rojo, carmesí.
Este emblema, que el pueblo de Fontanar ha adoptado con total entusiasmo, ha sido ya reproducido en dos lugares, que le han puesto de manifiesto al pueblo. El día grande de la fiesta fueron ambos escudos inaugurados, correspondiéndome el inmerecido honor de descubrir el grande en piedra que preside la fachada del edificio del Ayuntamiento. Uno de estos escudos, tallado en madera con primor extraordinario por el vecino de Fontanar señor Moro, preside el salón de actos de la Casa Consistorial. El otro, gigantesca mole de más de cien kilos de peso tallada en piedra con arte excelente, se muestra sobre la fachada del Concejo; fue tallado en tiempo record por el también hijo de Fontanar Juan de Dios Sánchez López. Ambas muestras de la heráldica han sido elogiadas unánimemente, y merecen ser admiradas.
En definitiva, un tanto muy importante que se ha apuntado Fontanar, y ojala que este gesto suyo, este tratar de recuperar, auténticamente, las propias raíces, cunda como ejemplo por otros pueblos de nuestra provincia, alentando otra vez, aunque sea en estas parcelas concretas un aire cultural que bien se necesita. Recuperar los escudos los emblemas, la historia en definitiva de todos y cada uno de nuestros pueblos, es una tarea que siempre tiene su recompensa, al menos en el corazón sereno de las gentes de nuestros pueblos.