Sigüenza, núcleo románico
En el pasado mes de agosto, en el que nuestra provincia se ha llenado de visitantes y gentes que disfrutan del verano en el clima amable de la tierra alcarreña, uno de los puntos de más afluencia, incluso después de celebradas sus fiestas patronales, ha sido la ciudad de Sigüenza. Inacabable en recursos turísticos, vamos hoy a repasar brevemente los detalles más significativos que Sigüenza ofrece en el campo del arte románico.
Es lógico que la ciudad del alto Henares haya tenido, y aún tenga, numerosos edificios y elementos del estilo que mejor cumplía con la Edad Media: el románico. Fundamentalmente por que creció con vigor en la época en que tal modo de construir estaba de moda. Los siglos siguientes en los que hubo más riqueza y dinamismo, hicieron derribar iglesias, hospitales y edificios por considerarlos viejos, construyendo en estilo renaciente. Pero de lo primitivo románico han quedado varios monumentos, que en un conjunto muy homogéneo y de interés subido, hoy puede admirarse en fiel reflejo de una época, la del primer siglo de episcopado y nacimiento ciudadano: la XII centuria hizo crecer estos templos: la catedral, San Vicente y Santiago, fundamentalmente.
A media ladera sobre el río, la iglesia dedicada a Santa María por el obispo don Bernardo de Agén llegó al carácter de catedral inmediatamente. Los planos que la presentaban con tres grandes naves, fachada escoltada de torres, y cabecera con cinco ábsides, demuestran que el primer impulso dado a este templo catedralicio fue extraordinario. El obispo aquitano hizo venir de su tierra arquitectos y tallistas, constructores y técnicos, que pusieron en marcha un edificio de neto perfil franco. Posteriormente modificado el inicial impulso, la planta quedó conservada y en la gran fachada de poniente se pusieron ya las tres puertas que han llegado hasta nosotros. De dichas puertas, la más grande y destrozada es la central, mientras que las laterales muestran aún con tersura su carácter románico pleno: arcos semicirculares, arquivoltas multiplicadas y baquetonadas, y una ornamentación de tipo geométrico, con ciertos visos orientalizantes, que nos recuerdan algunos monumentos y detalles del mudéjar aragonés. Esta fachada y sus puertas se hacen en la segunda mitad del siglo XII, época en la que tanto obreros franceses como aragoneses han venido a la ciudad en gran numero. De entonces es posible que daten algunos apellidos, hoy netamente seguntinos, con ciertas remembranzas del pirineo francoaragonés.
También en la catedral destaca un elemento de estilo románico que puede calificarse como uno de los más hermosos de España en su estilo: es el rosetón que ilumina el crucero desde el muro meridional del templo. Reproducido junto a estas líneas, dicho rosetón consta de 12 arcos que rodean a un círculo central, sobre los que posan un doble numero de arcos y sobre ellos numerosos círculos, confiriendo a la pieza un aire de ingenuidad y prodigio muy sobresalientes.
Si la construcción de la catedral prosiguió a lo largo de los siguientes siglos, lo hizo ya con otro estilo, como el gótico de sus bóvedas y el renacimiento de sus altares. Pero en el momento de la Baja Edad Media en que sus puertas más características se han levantado, otras iglesias sur gen en los barrios altos de la población, necesarias para atender al cada vez más denso vecindario de las zonas en torno al castillo. Allí fundó don Cerebruno las parroquias a San Vicente (patrón de Sigüenza) y a Santiago (siempre en el candelero de los santos hispánicos medievales), también mediado el siglo XII, haciéndoles construir en el estilo románico en que se estaba haciendo la catedral, si bien con las dimensiones más modestas propias de templos menores.
En San Vicente, se ha conservado el templo entero, prácticamente sin modificar, y que gracias a reciente restauración de su párroco ha evidenciado netamente su carácter medieval completo. La portada es también de arcos semicirculares, con arquivoltas baquetonadas, en las que surgen decoraciones geométricas, a base de hojas, estrellas o simples líneas entrecruzándose. Columnas que sujetan capiteles con temas vegetales, y el interior de una sola nave, con pilares adosados a los muros y un arco triunfal, valiente y apoyado en capiteles enormes, dando paso al irregular presbiterio alto. Puede mostrarse a San Vicente de Sigüenza como una iglesia de gran carácter medieval, y muy sugerente del arte románico francés trasladado a Castilla.
Todavía debe el viajero buscar el templo de Santiago, en el cuestarrón que une la catedral con el castillo. Fuera de uso esta iglesia actualmente, se encuentra en período de restauración. Se admira la portada, con una profusión espléndida de decoración geométrica y vegetal, que se sujeta prendida a las anchas arquivoltas. Su aspecto equilibrado, elegante y austero, hacen de este elemento arquitectónico todo un paradigma del románico seguntino. De aquí surgirán luego muchas otras portadas, ya meras copias desafortunadas por los pueblecillos de la diócesis. El interior de esta iglesia esta, con la restauración actual, imposible de visitar. Puede, y debe, verse también el ábside de Santiago, que con planta cuadrada se asoma sobre el profundo arroyo Vadillo. En su muro mayor se abre una gran ventana escoltada de pilares con capiteles vegetales, y rematando en multiplicadas arquerías baquetonadas que, a pesar de la distancia con que el espectador debe contemplarla, la confieren una gracia muy especial.
Y esto es todo cuanto la ciudad de Sigüenza da de si en lo que se refiere al estilo románico. Que no es poco. Irradiado desde ella, el foco constructivo medieval se extiende a su estrecha comarca en derredor, y casi todos los pueblecillos que dependieron jurídica y económicamente de la mitra seguntina, muestran todavía hermosos ejemplares de templos románicos, que van desde los muy completos de Jodra del Pinar, Saúca o Carabias, a los más simples, pero también expresivos, de Pelegrina, Pozancos, Cubillas o Alcuneza. Son también éstas, oportunidades de captar de un modo más amplio el sentido único, fuerte y genuino de una época tan dinámica e interesante como la Baja Edad Media seguntina.