Sobre región y comarcas en Guadalajara

sábado, 11 abril 1981 0 Por Herrera Casado

 

En estos tiempos estamos asistiendo a una proliferación en el uso de algunos términos que, en la mayoría de los casos, no están plenamente asimilados por parte de quienes los manejan, y mucho menos por parte de aquéllos otros que reciben conceptos o noticias a ellos referentes. Esto es lo que está ocurriendo con las palabras región y comarca, que en la actual parcelación autonómica del Estado español se esgrimen cada día de un modo distinto, se utilizan con categorías diversas y, en definitiva, vienen a crear una confusión mayúscula en la población que, como digo, no entiende todavía, en líneas generales, qué es una cosa y qué es otra, y cuántas y cuáles son las que en su entorno inmediato existen.

Pienso que lo lógico, lo que se impone en estos momentos, es realizar un Congreso, Simposium o como quiera llamarse, en el que aquéllos especialistas más destacados de toda España se impongan la adopción de una terminología común, una clasificación uniforme, o, en todo caso (si ésto le puede «oler» a algunos a autoritarismo) conseguir de mutuo acuerdo un «consenso» de tipo terminológico geográfico que pueda servir para que los españoles vayamos a más en esto de entendernos, y no precipitarnos (como parece estar ocurriendo en algunos temas) en un desesperante diálogo de sordos. ¿Qué es una región? ¿Qué es una comarca? ¿Cuántas de una y otra hay en España?  ¿Cuáles son sus límites y por qué? Mientras no se contesten estas preguntas de manera contundente se está perdiendo el tiempo y gastando energías (y otras cosas). Y a esto solo pueden dar respuesta los técnicos en la materia: geógrafos, sociólogos, historiadores. Mientras este importante asunto lo sigan dilucidando los políticos (que lo único que tienen en su haber es el mandato popular conquistado por los votos, y nada más) seguiremos nadando en un mar de dudas.

Ejemplos los hay en abundancia. Los catalanes parecen tenerlo muy claro. Su país, nación o región (Cataluña), que de todos modos se acepta denominarla, quieren dividirla administrativamente en comarcas, que es como la gente conoce y usa a la tierra. Perfecto. La división en provincias no les vale, es artificial, no clarifica problemas. Me parece una postura correcta y lo único que espero es que se pongan pronto a trabajar en ello. Por otras partes, la cosa ya no está tan clara: la Rioja (antigua provincia de Logroño) se constituye en «región» incluso con carácter autonómico. Pero, sin embargo, en el País vasco (Euskadi) hay una comarca que es la Rioja Alavesa. ¿Cómo puede entenderse esto? Y aun en Navarra hay otra parte de Rioja incluida en ésta que, de momento, es región preautonómica (Navarra), pero que puede llegar a convertirse en comarca de una región superior (País Vasco). ¿Por qué, entonces, se constituye una región (Rioja) reconociendo que una parte de ella está en otra Región (País Vasco)? Ejemplos de esto hay por todas partes. Uno de ellos, de mayores dimensiones, lo tenemos en nuestra propia tierra: sin definir previamente el concepto región, se pasa a constituir dos de ellas que son parte de una sola: Castilla‑León y Castilla‑La Mancha, llegando a tomar, esta última, el nombre conjunto de una región (previamente partida) y una comarca.

La necesidad de esta previa definición de los conceptos que tanto se manejan reza para todo el territorio español. Sería necesario examinar la utilidad que la provincia como tal división aún mantiene, y realizar un análisis de las comarcas que en cada provincia existen, pero partiendo del concepto, que creo está muy claro, de que hay comarcas que alcanzan a varias provincias (léase, por ejemplo, la misma Mancha, o incluso nuestra Alcarria, partida ahora entre las provincias de Guadalajara, Madrid y Cuenca).

En un estudio que hacía Julio Caro Baroja hace unos años (1), examinaba la etimología de estas palabras, y aun reconociendo previamente el cambio que a lo largo de los siglos sufre el significado y el significante, venía a mostrar como «región» deriva de «rego»= dirigir en línea recta, tener la dirección o el mando; e incluso de «rex» = rey, por lo que «regio» o región en nuestro actual castellano viene a significar territorio con un gobierno único, común. La Academia Española de la Lengua ha dado este significado para región: «Porción de territorio determinada por caracteres étnicos o circunstancias especiales de clima, producción, topografía administración, gobierno, etc.».

Para la consideración de la comarca, el mismo Diccionarioooo de la Real de la Lengua viene a ser muy vago, expresándose así: «Comarca. División de territorio que comprende varias poblaciones». Verdaderamente, muy poca cosa para empezar a concretar las comarcas españolas. Pero el uso de historiadores y geógrafos a este término ha conseguido ampliarlo, y hoy existen unos criterios admitidos por todos que sirven para catalogar o encontrar una comarca. Serían éstos:

a) la comarca se halla incluida, con otras más o menos semejantes, dentro de una región más amplia, definida por un sistema orográfico, hidrográfico y un clima de cierta homogeneidad.

b) la comarca se halla limitada por alturas, valles de ríos, bosques, estepas, etc., que para las masas de población rural, de vida sedentaria, constituyen un marco familiar en el que se desenvuelve su vida. Hoy día, con el transporte motorizado, esto ya casi no sirve como punto definitorio, pero puede aún ser de utilidad en muchos casos.

c) la comarca tiene un centro comercial o industrial vigoroso y en tiempos antiguos tenía un sistema defensivo de castillos y fortalezas que le limitaba y concretaba.

d) la comarca tiene unas particularidades lingüísticas y costumbristas definidas y homogéneas.

e) la comarca tiene un centro religioso o de piedad unánimemente aceptado como centro de ella (una ermita, una romería anual, etc.).

En este sentido, no parece difícil  considerar en la actual provincia de  Guadalajara varias comarcas, que en  su mayor parte tiene zonas comunes con otras provincias: así, la más definida, por sus constantes geográficas, paisajísticas, de recursos, históricas, etc., es «la Alcarria«, que se incluye en Guadalajara, Madrid y Cuenca. Otra sería el «Señorío de Molina«, con un componente geográfico clarísimo, un centro comercial (Molina) y uno devocional (la Hoz), unos límites orográficos (Sierra Menera, Sierra Molina) e hidrográficos (el Jiloca, el Tajo) muy concretos, etc. Otra sería «el Ducado» (antiguo de Medinaceli) que abarca nuestra provincia y parte de la de Soria, con capital en Sigüenza y su santuario en Barbatona. Y en fin, la comarca de «la Sierra«, cuyas capitales caen al norte de la Somosierra (Ayllón, Riaza, Sepúlveda, etc.) y la «Campiña del Henares«, ampliamente distribuida por las provincias de Madrid y Guadalajara, hoy sin duda la más rica y floreciente de todas. Como se ve, comarcas definidas, con personalidad propia. Dentro todas ellas de una región, Castilla, a la que sobran, lógicamente, apellidos.

De todos modos, insisto en que el tema es lo suficientemente importante, y trascendental en estos momentos, como para que antes de tomar decisiones cruciales (que en todo caso son coyunturales) se repase a fondo la problemática, y se conozca en serio, el terreno que se pisa. ¿Se le ocurriría a alguien hacer un viaje sin saber a dónde se va, ni quiénes son sus compañeros, ni en qué vehículo se viaja? Sólo en caso de huída precipitada, pienso, sería pensable hacer tal cosa.

(I) Caro Baroja, J.: Sobre los conceptos de región y comarca, en «Boletín Oficial de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos» V‑VIII, núm. 12 (1951).