La fiesta del Niño Perdido, en Valdenuño Fernández
Según es tradición, celebrada con bullicio y alegría desde hace siglos, el pasado domingo día 11 de enero (o sea, el siguiente a la Fiesta de los Reyes Magos) tuvo lugar en el pueblo campiñero de Vadenuño Fernández la Fiesta del Niño Perdido a la que acudió un numeroso público que contempló el espectáculo y participó en los ritos seculares que tal día se celebran. Un frío intenso dio carácter aún más acusado a la fiesta, en la que pudimos saludar a los conocidos etnólogos Santiago Luxán, José Ramón López de los Mozos y Paulino de Andrés, entre otros estudiosos de los temas folclóricos de Guadalajara.
Aunque la fiesta de Valdenuño Fernández, por su indudable interés etnográfico, ya ha sido estudiada en sus diversos aspectos (1) sí consideramos conveniente resumir aquí en bosquejo, de una manera sistematizada, y con metodología propia, los caracteres que la hacen peculiar, e invitar a cuantos se interesan en el tema del costumbrismo castellano, a acudir en ocasión próxima-que ya será al año que viene-el domingo 10 de enero de 1982.
1 _ Personajes
1. personajes ancestrales
1.1.a.-La botarga, un joven de a localidad, que antiguamente ejercía el cargo «por promesa o voto», y que se reviste de un traje consistente en chaquetilla y pantalones hechos de múltiples y pequeños retales de diversos y llamativos colores, sobre los que se colocan recortes en tela de astros (luna, sol) animalillos (culebras, ranas, pollos) y dibujos geométricos. A la cabeza lleva un largo gorro terminado en punta, colgante y movible, y en el cinto se coloca colgando tres cencerros de tonalidad aguda. En los pies, abarcas. Sobre la cara, una máscara, muy moderna, de goma plástica, blanca, con gesto de terror. En las manos unas «castañuelas» huecas y grandes de madera pintada en rojo.
1.1.b-Los danzantes, que hoy llaman «paloteistas», y que son ocho muchachos jóvenes, vestidos en esta ocasión con trajes sencillos de castellanos, con pantalón y media alta de lana, refajo de color, camisa blanca y chaquetilla de lana, oscura. En las manos llevan cada uno dos palos de madera, rojos. Su indumentaria antigua es desconocida. Uno de los que hace ya más de veinte años actuaron en la fiesta, nos refirió que se usaba un traje similar, prestado. No recuerdan otro tipo especial de indumentaria. Antiguamente les llamaban «los moros».
1.1.c.-Los mozos del pueblo, que forman un clan que participa más activamente de la fiesta que el resto del público. Suelen formar este grupo los jóvenes solteros de la localidad.
1.1.d.-El público, formado por los naturales y vecinos del pueblo que participan activamente de todos los rituales, así como los de pueblos vecinos, que en ocasiones plantean situaciones de rivalidad y enfrentamientos, especialmente entre los jóvenes. También, cada año más, forasteros curiosos, fotógrafos periodistas y estudiosos etnólogos.
1.2- El sacerdote católico o cura párroco del pueblo, que preside ciertas ceremonias y realiza otras, que le confiere una categoría religiosa cristiana a la fiesta.
1.2.b.-El alcalde del pueblo, que preside actos en el ayuntamiento en honor de los personajes ancestrales. Al igual que el sacerdote, son personajes adquiridos con el tiempo, añadidos por la civilización moderna.
2 _ Ritos
2.1.-Ritos ancestrales
2.1.a.-Las correrías de la botarga. Desde primeras horas de la mañana, la botarga recorre las calles del pueblo y pasa a las casas que encuentra abiertas. A cuantos vecinos o forasteros ve, golpea en los hombros o espalda con sus castañuelas, pidiéndoles dinero con gestos. Hasta que no le entreguen algunas monedas, no cesa de golpearlos. En ocasiones se arroja al suelo en medio de un corrillo, asustando fingidamente a todos. Persigue muy especialmente a las chicas. Asusta a los niños. Hace sonar con insistencia los cencerros de su cinturón. Por la tarde y después de la misa se dedica a arrojar harinas por el suelo de la plaza. Cuando penetra en las casas, bebe el vino y los licores que le ofrecen. Lo normal es que acabe el día con una notable «borrachera», hasta el punto de que en ocasiones ha habido que sustituir la botarga a media tarde por otro individuo más sereno. Es, sin duda, la atracción principal de la fiesta, la figura hacia la que convergen todas las miradas, que siguen sus colores y sus saltos, sus ruidos y su alegría extraña y mágica.
2.1.b. ‑ La danza, se lleva a cabo ante la iglesia, después de la misa. Los ocho danzantes (hoy «ploteistas») forman dos grupos de cuatro, y realizan diversas figuras, con pasos lentos de danza, sin saltos, entrechocando sus palos que suenan fuerte. Hay varios tipos o pasos de danza, que en esta ocasión no paramos a analizar, y en una de ellas participan los ocho juntos, formando dos líneas de cuatro que ejecutan figuras. Junto a los danzantes, actúa un «tamborilero» que hace sonar su instrumento de forma rítmica y monótona, y también la botarga se pasea alrededor del grupo de danza, pero sin realizar ningún gesto que pueda suponer dirección u orden en la misma. La danza se repite, en grupos de cuatro danzantes, en las casas de aquellos vecinos que lo solicitan y pagan alguna cantidad de dinero o especies para la merienda que por la tarde se dan los mozos y danzantes.
2.1.c.-La comida de los mozos, que consiste en un cordero asado, acompañado de pan y vino.
2.1.d.-La almoneda de un cordero vivo y una gran rosca de mazapán, por la tarde, para con el dinero obtenido en ese acto, y sumado al que la botarga obtuvo por su cuenta, y los danzantes por la suya bailando en las casas, darse todos los mozos una gran merienda.
2.1.e.-La merienda de los mozos, en la que se comen suculentos manjares cárnicos y se bebe el vino en abundancia.
2.2. _ Ritos adquiridos
2.2.a.-La misa, se celebra a las doce del mediodía, en la iglesia parroquial del pueblo, celebrada por el cura párroco. A ella asisten los ocho danzantes ataviados, que se sientan en el primer banco; la botarga; las autoridades del pueblo y fuerzas vivas del mismo; autoridades invitadas (este año estuvo el señor Suárez de Puga Sánchez, delegado provincial del Ministerio de Cultura), y todo el vecindario y forasteros. Este año se hizo insuficiente el templo para albergar los varios centenares de personas que a él acudieron. Antes de la misa, la botarga se coloca a la puerta que pone entornada, y pide dinero a los que entran, no dejando pasar al que no paga. Tras la misa, en la que el sacerdote dedica la homilía a la festividad del día, los danzantes puestos en grupos de cuatro, y luego juntos, ejecutan diversos pasos de danza en el presbiterio. Durante el rito religioso, un danzante pide limosna con un cestillo para la parroquia. La botarga sigue haciendo sus correrías dentro del templo, tirándole las monedas que recoge el danzante, asustando a las chicas, subiendo al coro, etc.
2.2.b.-El ágape en el Ayuntamiento, consistente en «pastas» y «vino» que el concejo ofrece a los, vecinos y forasteros. Lo ofrece el alcalde.
2.2.c.-La procesión por la tarde, después de la almoneda, que sale de la iglesia y recorre el pueblo, siendo acompañada por los vecinos, danzantes Y botarga.
Como se ve, y a tenor de esta sistemática personal que con rapidez y de una forma simplificada puede describir una fiesta, y hacer resaltar en ella los elementos más característicos de la misma, la Fiesta del Niño Perdido de Valdenuño Fernández es una más de las fiestas del «ciclo de invierno» las fiestas del «ciclo de invierno» en que diversos ritos paganos, prehistóricos, posiblemente celtibéricos, se suceden en invocación de una cosecha abundante. La botarga es el genio mágico que con sus saltos y ejercicios propicia por simpatía el crecimiento de las plantas.
Los danzantes, con sus pasos de tipo guerrero, parecen recordar el preparativo de una batalla o el entrenamiento para la actividad agrícola posterior. Los ritos que incluyen en comunidad a botarga, danzantes y mozos, pueden ser originados en primitivos ritos de iniciación típicos de sociedades naturales. La llegada del cristianismo y la romanización le añadieron una carga religiosa, en forma de misa, procesión y advocación a ese Niño Perdido que es indudablemente «moderna», así como la participación de la jerarquía social (el alcalde y ayuntamiento) en la misma.
(1) FUENTE CAMINALS, J. de la, La Botarga de la fiesta del Niño Perdido en Valdenuño Fernández (Guadalajara), en «RDTP», VII (1951) pp. 352‑3; GARCIA SANZ, S.: Botargas y enmascarados alcarreños, en «RDTP», IX (1953), pp. 471‑6‑ LOPEZ de los MOZOS, J.R.: Miscelánea del folklore provincial de Guadalajara, Guadalajara, 1976, págs. 89‑96.