La iglesia románica de Jodra
En nuestro estudio permanente del patrimonio artístico de la provincia de Guadalajara, y cuando podría pensarse que todo está ya visto y estudiado, todavía nos sorprenden de vez en cuando algunas piezas que, sin problema alguno, se colocan entre las primeras líneas del mérito y la consideración. Eso ocurre con algunos retablos, algunas cruces parroquiales, algunas casonas o incluso algunas iglesias románicas, que, por el aislamiento de caminos en que hasta ahora habían estado sumidas, o por circunstancias casuales de que nadie había llegado hasta ellas con el ánimo investigador o del apasionado del arte, habían pasado desapercibidas en guías, tratados y relaciones de obras interesantes.
Hasta hace muy poco, algo así le había ocurrido a la iglesia parroquial de Jodra del Pinar. Se trata de un magnífico ejemplar de la arquitectura románica de tipo rural, tan abundante en nuestra provincia, que conocida de algunos pocos, todavía no había sido estudiada a fondo ni catalogada conforme merecía. En mis trabajos del pasado año tendentes a la elaboración del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de interés histórico artístico de la provincia, que realicé por encargo del Ministerio de Cultura, tuve la dicha de encontrarme con este edificio y estudiarlo en profundidad. Hace escasas fechas, un informe muy amplio apareció en la revista «Wad AIHayara», número 7, de la Institución Cultural «Marqués de Santillana», con fotografías y notas. Y ahora quiero aquí, a mis lectores habituales, dar noticia también sucinta de este espléndido edificio románico que, en definitiva, y para su completo aprecio, deberá ser visitado y admirado por cuantos gustan de estas cosas «in situ» al pie de la rojiza piedra arenisca del monumento.
El lugarejo de Jodra del Pinar está incluido en el municipio de Saúca, en la provincia de Guadalajara. Sus coordenadas geográficas con: 41° 02′ N, 1° 07′ S, y su modo de acceso, hasta hace poco por malos caminos vecinales, desde Barbatona, hoy se realiza por cómodo carril asfaltado que parte desde el kilómetro 7,5 de la carretera comarcal 114 que va de Sigüenza a Alcolea del Pinar. En la actualidad muestra en pie una decena de edificios, algunos corrales, y está habitado tan sólo por una familia. Su aislamiento secular, como digo, impidió que incluso nuestro gran estudioso del arte, el recordado cronista Layna Serrano, en su obra sobre «La Arquitectura románica en la provincia de Guadalajara» solamente hiciera una breve referencia, de oídas, al lugar, sin mencionar siquiera la existencia de su iglesia.
Tras la reconquista cristiana de esta alta comarca de la Transierra, en el siglo XII, quedó incluida en el Común de Villa y Tierra de Medinaceli pasando después a pertenecer al ancho territorio señorial del Ducado de Medinaceli. La repoblación intensa a que fue sometida esta comarca en la segunda mitad del siglo XII y primera del XIII, dio su fruto en la aparición de numerosas aldeas que se poblaron de ganaderos y gentes dedicadas al cultivo predominantemente forestal y escasamente agrícola del suelo. Desde el primer momento Jodra del Pinar quedó dependiente en lo civil de Medinaceli, y en lo eclesiástico de Sigüenza.
La construcción de su iglesia parroquial, según deducimos de su detenido estudio arquitectónico, constructivo y estilístico, es obra de la segunda mitad del siglo XII, siendo incluida totalmente en el apartado de la arquitectura románica religiosa de tipo rural, con una influencia directa de las construcciones de este tipo y época en las comarcas sorianas y burgalesas de en torno al Duero.
El edificio en cuestión está asentado sobre un mediano recuesto, orientado al sur, con amplias vistas sobre el valle que surge al pie del pueblo. Construido con sillarejo y sillas de tipo arenisco, en tonos pardos o incluso fuertemente rojizos, como es normal en toda la zona. El edificio está perfectamente orientado: ábside a levante, espadaña a poniente, y atrio con entrada a mediodía. Su estado de conservación es muy bueno, pues sólo muestra el tabicamiento de la galería porticada y la construcción, en el siglo XVII, de un cuarto para sacristía prolongando por levante la galería porticada. El interior, enlucido sucesivamente con yeso tosco, muestra nítida su estructura primitiva.
Esta iglesia muestra, en su costado norte, un muro liso, de sillarejo y sillar en las esquinas, con alero sostenido por modillones estriados. En su costado de poniente, sobre el muro de lo mismo, alzase pesadísima la espadaña, rechoncha, de remate triangular, con muy obtuso ángulo, en cuyo vértice surge sencilla cruz de piedra. Dos altos vanos de remate semicircular contienen las campanas. Esta espadaña se prolonga hacia el templo, creando un cuerpo macizo, usado para palomar. En su costado de levante, el templo se estrecha, mostrando el rectangular presbiterio y el semicircular ábside, construidos en los mismos materiales. En el centro del ábside se abre una muy estrecha y aspillerada ventana de remate semicircular. El alero se sostiene por magníficos modillones bien tallados que alternan el tema estriado con el de bisel.
Sin duda lo más relevante del exterior de esta iglesia parroquial de jodra del Pinar sea su costado de mediodía, en el que se abre la puerta de ingreso, y sobre el que apoya la galería porticada. Esta galería muestra su fábrica de sillar arenisco, dividida horizontalmente, y a lo largo de sus tres caras, por una lisa imposta que viene a coincidir con la altura de los cimacios de los capiteles. Se remata el muro de la galería por alero sostenido de bien tallados modillones de tipo biselado. En el frente de esta, galería se abren cinco vanos: el central, más ancho y elevado, sirve de ingreso, y a cada lado otros dos, separados entre ellos, por sencillas columnas cilíndricas rematadas en capiteles con decoración vegetal de superficial talla. El remate de estos vanos es de arco perfectamente semicircular, adovelado, de arista viva. Para acceder al vano central de acceso, hay una escalinata de cuatro tramos, en piedra; los vanos laterales apoyan sobre una basamenta de sillar. En el costado occidental de esta galería, existe otro arco de similares características al central, sin capiteles. En el costado oriental de esta galería, -hoy tapado por la añadida sacristía de posterior construcción-hay otro arco similar.
Dentro del atrio porticado, y sobre el muro sur del templo, aparece el portón de ingreso, sencilla pero elegante obra del estilo. Se trata de un vano de arco semicircular, escoltado por diversas arquivoltas similares. El vano se limita por sendas pilastras que rematan en saliente cornisa, y de ellas surge el arco semicircular, adovelado, de arista viva. En torno a él, tres arquivoltas: la más interna, de baquetón simple, las otras dos, de múltiple y finamente estriado baquetón. Los tres descansan a través de saliente imposta lisa, en sendos capiteles de sencilla y superficial decoración de hojas. Estos apoyan en sus correspondientes columnas adosadas, y ellas, a su vez, lo hacen en basas y en una basamenta corrida. Aun por fuera de estas estructuras muestra el portón otro moldurado arco que sirve de cenefa exterior.
El interior del templo muestra, a pesar de retoques y poco afortunadas reformas, su primitiva estructura. Es de una sola nave, con añadido coro alto a los pies. Se di vide dicha nave en cuatro tramos por tres gruesos arcos torales, de piedra sillar bien labrada (hoy enlucidos de yeso), que soportan sobre sí la estructura de madera de la cubierta. Los muros son de mampuesto y sillarejo. Al fondo de la nave, surge alto y apuntado arco triunfal, apoyado en sendos capiteles sobre jambas, que da paso al estrecho y ligeramente elevado presbiterio, de planta cuadrada, que viene a rematar en el semicircular ábside. En el siglo XVII se abrió un vano en el lado de la epístola de este presbiterio, para acceder a la sacristía, la cual se ha hecho comunicar con la galería porticada a través del vano semicircular que esta posee en su costado de levante. Aparte de su estructura arquitectónica, nada de valor o interés artístico encierra este templo.
La iglesia de Jodra del Pinar recuerda en todo, aunque a un nivel ligeramente más modesto, a la iglesia Parroquial de Sauca, situada de ella a muy escasos kilómetros. El magnífico estado de conservación en que se encuentra, supone que las posibilidades de una limpieza somera y una restauración poco costosa podría recuperar de una manera completa esta magnífica pieza de la arquitectura románica para nuestro acervo artístico. Es de todos modos, una de las más destacadas piezas de este estilo en nuestra tierra, y debe ser ya, admirada y conocida por todos los amantes de estas piezas.