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Nueva guía de los castillos

Siempre de actualidad, los elementos capitales del patrimonio provincial pudieran ser sus castillos, los edificios que dieron nombre a la nación que ocupamos. Y tras varios estudios, libros y conferencias analizándolos, llega ahora una guía muy especial, la poética, de la mano de un escritor emblemático, Juan Pablo Mañueco, que aquí de nuevo nos señala su maestría en la palabra. No hace muchos días que ha aparecido este que puede ser libro revelador y de cabecera. “Una guía poética y alentadora” como dice el subtítulo de la obra, que se enmarca en la Colección de “Tierra de Guadalajara” de la que hace ya el número 107. Un libro que empezó como un ensayo de poemas para cantar ruinas, y ha acabado en una completa guía de los castillos guadalajareños, con fotos, descripciones, formas de llegar a ellos y poemas que los pintan y ensalzan. Intenta clasificarlos por orden alfabético, pero no llega a cumplirse del todo el objetivo, pues hay castillos que llevan dos y hasta tres nombres. El primero es Anguix, y el último se pone como siempre el de Zorita, en el confín de la provincia y del abecedario. Por entremedias, van surgiendo el castillo de Vállaga en Illana (al que dedica Mañueco un largo romance al uso clásico) y la atalaya mimetizada de Inesque, entre Pálmaces de Jadraque y Angón. Algunos suenan raros, y otros son elocuentes y archiconocidos. Así Atienza, Molina de los Caballeros y Sigüenza. No falta el real alcázar de Guadalajara, ni la recuperada fortaleza de Guijosa, a la que se añade el Castilviejo que la vigila y la Cava de Luzón, como viejos castillos celtibéricos. Un libro ameno y sorprendente, un libro que trata de hacer, como todos los libros, amable y cercana la realidad que no vemos porque no nos pilla en el camino de la oficina o el taller, y aún más lejos del camino a la discoteca o el instituto. Ahí están los templos de valor recuperados, como el castillo de Cifuentes, que se restaura estos días, y los sufridos alcázares que han derribado, en nuestros días, la mala intención aliada con el pasotismo oficial, como el castillo calatravo del Cuadrón, en Auñón. Para todos ellos desgrana Mañueco su meditada oración versificada. La mayoría son sonetos, aunque se escapan romances, alguna otra estrofa mayor, y estrambotes de propina. De entre todos destacan, a mi gusto, tres, que lo son en […]

Los Mendoza dan qué hablar

El próximo martes 29 de enero, en la Sala de Actos Múltiples del Centro Cultural San José va a tener lugar la presentación de un libro clave para entender algunos aspectos de la remota historia de Guadalajara. La que surge a través de personajes, de sus ideas y sus posibles. La que tuvo por motor a un linaje tan influyente que llegó a ser considerado como una Corte y un poder paralelos al de los reyes: los Mendoza. En el conjunto de la bibliografía sobre los Mendoza, su historia ancha, el patrimonio generado, las tendencias artísticas y sociales, sus personajes, sus hazañas, sus curiosidades… aparece ahora un libro que viene a ser recopilatorio de todo ello, y que acude aportando incluso algunas novedades. La obra titulada “Los Mendoza y el mundo renacentista” es sin duda un apasionante volumen en el que se pueden encontrar muchas y variadas apariciones de los miembros del linaje mendocino, a través de sus manifestaciones como militares, eclesiásticos, embajadores, virreyes… y como coleccionistas de arte, protectores y donantes. El libro surge como expresión escrita de las comunicaciones que se leyeron y comentaron en las primeras “Jornadas Internacionales sobre documentación nobiliaria e investigación en Archivos y Bibliotecas”, celebradas en Toledo, en su Facultad de Humanidades, del 25 al 27 de noviembre de 2009. Dirigido el encuentro por los profesores Antonio Casado Poyales y Fernando Llamazares Rodríguez, con la colaboración de Francisco Javier Escudero Buendía y JoséLuis García de Paz, un buen número de investigadores, historiadores del arte y la cultura, y profesores del ámbito de nuestra región se dieron cita en este simposio, del que han salido ahora, tres años después, las actas publicadas, cuajadas de noticias de gran interés, y que sin duda son la expresión más suculenta y útil de aquella pasajera reunión. Un caudal de noticias Son un total de once trabajos los que ocupan las 252 páginas de este volumen titulado “Los Mendoza y el mundo renacentista”. En cuatro aspectos divididos, y que ya por sí solos dan idea de las intenciones de la obra: El entorno familiar de los Mendoza es uno, otro son las fuentes documentales y bibliográficas para el estudio de la época, un tercer bloque de comunicaciones se centra en la Arquitectura, el Arte y el Urbanismo, y finalmente no falta la proyección americana de los Mendoza, cuestión apasionante todavía no suficientemente desvelada. En el primer apartado, destacan los […]

Volviendo a Pioz

Cuando se busca, cada semana, un lugar del patrimonio, las probabilidades de dar con una iglesia románica, un viejo palacio, o un castillo casi se reparten a partes iguales. Vamos a dar hoy una idea para que viajen mis lectores, cerca de Guadalajara, cualquier domingo de enero por estas planicies de la primera Alcarria, y se dirijan hasta la monumental masa pétrea del castillo de Pioz, que alberga una historia considerable y, sobre todo, nos da la imagen segura de una fortaleza medieval. Uno de los lugares que, en la Alcarria, mayor encanto reúne para una visita corta, de esas de tarde de domingo invernal como las que ahora tenemos, es la villa de Pioz, en la llanura que remata las cuestas pasado Chiloeches, camino del valle del Tajuña. Solamente hay un elemento monumental que llame la atención del viajero, y es el castillo, soberbio pináculo de piedra gris que parece gritar su poderoso sueño sobre la plana sabana de viñedos y matorrales. Pioz perteneció en un principio a la Tierra y Común de Guadalajara. Su historia es larga y suculenta, pero aquí la resumo en aras de la brevedad que un periódico impone. En el siglo XV, el rey de Castilla Juan II entregó el lugar en dote a su hermana Catalina, al casar ésta con su primo, el turbulento infante de Aragón don Enrique. Pero el mismo Rey se lo quitó, pues el cuñado le movía guerra, y lo entregó en señorío a don Iñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, quien tras su muerte lo transmitió a su hijo, el gran Cardenal de España don Pedro González de Mendoza. Otro lugar más de esta ancha Alcarria que nos presta su anchura, en el que la familia Mendozainscribe su verdiroja enseña de poderío. Este magnate, el Cardenal de España, comenzó la construcción del castillo en la última mitad del siglo XV. Posteriormente, en 1469, lo cambió a don Alvar Gómez de Ciudad Real, secretario de Enrique IV, por su villa de Maqueda. Así, pues, desde esa fecha perteneció Pioz y su fortaleza a la familia de los Gómez de Ciudad Real, en la que se mantuvo hasta el siglo XIX, cuando murió sin sucesión la última poseedora del mayorazgo, doña Vicenta de la Cerda y Oña. Este castillo de Pioz pasa por ser uno de los más bellos ejemplares de la provincia de Guadalajara, al menos en […]