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estelas

López de los Mozos, ya pasado

La semana pasada fallecía, y era despedido por muchos alcarreños que le admiraban, nuestro amigo y compañero, entre otros muchos lugares, de estas páginas de “Nueva Alcarria”. Ahora conviene echar un poco la mirada atrás, y decir algo –tiene que ser breve a la fuerza, para no cansar a mis lectores- por lo que López de los Mozos pasa a la historia de Guadalajara. El capital más seguro que tiene el hombre, a lo largo de su vida, es el tiempo. En él caben todas las aventuras, el despliegue de las esperanzas, el remate de los esfuerzos. Nada que ver con los dineros, con las propiedades, con las influencias… desnudos llegamos y desnudos nos vamos. Lo que caiga entre medias serán golpes de suerte. Pero a la suerte, que los antiguos la pintaban calva, hay que agarrarla al amanecer, porque pasa muy temprano por la puerta de las casas. Hay que llamarla entrenando, y hay que conquistarla trabajando. Digo esto a cuento de que a mi amigo José Ramón López de los Mozos, que acaba de dejarnos en amarga nostalgia de amistades, nadie le regaló nada, y lo que ha conseguido (fundamentalmente la amistad y la admiración de muchos alcarreños) ha sido a base de su propio esfuerzo. De eso que los americanos llaman determinación. O sea: plantearse hacer algo, que no han hecho otros antes, y no parar hasta conseguirlo. Visión de las esencias José Ramón López de los Mozos estudió en Guadalajara los primarios estudios, se hizo lo que hoy se llama graduado en Pedagogía (o sea, maestro), y se dedicó a la gestión administrativa en la Diputación Provincial de Guadalajara, en el área de la Cultura. Pero eso que son, en brevedad estricta, los datos académicos y profesionales de su figura, apenas tienen relieve si los emparejamos a las tareas que realizó sin compromiso previo con nadie, tan solo porque le gustaba hacerlas. Y fueron estas, fundamentalmente, la búsqueda de las esencias de Guadalajara, de sus gentes, de sus tierras, de sus fiestas, de sus efemérides, de sus guerras y de sus huellas en la piedra, en el aire, en los sonidos. Se le ha calificado a López de los Mozos como etnólogo, que viene a ser algo así como estudioso o especialista en los modos de comportamiento humano. Una especie de antropología de base, radicada en su caso sobre un territorio que lleva ya casi dos […]